El lunes 8 de septiembre, Pedro Sánchez anunció en una comparecencia institucional nueve medidas adicionales “para detener el genocidio en Gaza, perseguir a sus ejecutores, y apoyar a la población palestina”. Cuatro días después, la oficina del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, interpretó estas declaraciones como una “amenaza genocida flagrante”. Lo ocurrido la pasada semana sitúa en máxima tensión las relaciones políticas entre ambos países.
Prime Minister's Office:
Spanish PM Sanchez said yesterday that Spain can’t stop Israel’s battle against Hamas terrorists because ‘Spain does not have nuclear weapons.’ That’s a blatant genocidal threat on the world’s only Jewish State.
— Prime Minister of Israel (@IsraeliPM) September 11, 2025
El Estado de Israel anunció el 12 de septiembre su decisión de “boicotear” el Mobile World Congress de Barcelona, previsto para marzo de 2026. El ministro de Comunicaciones israelí, Shlomo Karhi, comunicó la medida por las acciones “anti-israelíes” del Gobierno de España, según informó el diario Haaretz. En su última edición, en febrero de 2024, más de 30 empresas tecnológicas israelíes asistieron al evento.
La última consecuencia de ese clima de tensión ha saltado ya a las calles. Ayer, Madrid se convirtió en el epicentro de las protestas por Gaza con motivo de la última etapa de la Vuelta Ciclista a España, que tuvo que ser suspendida.
La UE endurece su posición
En paralelo, en su discurso anual, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, solicitó sanciones y la suspensión parcial del comercio con Israel por la guerra en Gaza. Por primera vez, la institución endureció su postura y anunció una suspensión parcial del Acuerdo de Asociación en materia comercial con Israel. Este tratado, firmado en 1995, entró en vigor en 2000 y refuerza, entre otros aspectos, la zona de libre comercio en productos industriales.

La Unión Europea es actualmente el mayor socio comercial de Israel, con un intercambio de 42.600 millones en 2024, por delante de Estados Unidos (31.600 millones). Los productos que centran el intercambio son maquinaria y equipamiento de transporte (43%) y productos químicos (18%). En el conjunto de la UE, España representa alrededor del 6% del total.
¿Cómo están reaccionando las empresas españolas?
La relación comercial entre España e Israel alcanzó su volumen máximo en 2022, cuando por primera vez superó los 3.000 millones (3.213 millones). En 2024, sumaron 2.638 millones, lo que supone una caída cercana al 18% respecto al récord histórico. La tendencia decreciente de los últimos años tiende a estabilizarse este año. En el primer semestre, las exportaciones crecieron un 2,54%, mientras que las importaciones retrocedieron un 6,64%. Sin embargo, en mayo y junio —los dos últimos meses con estadísticas disponibles— las compras españolas a Israel aumentaron un 20% y un 11,8%, respectivamente.
Los productos que España vende a Israel se concentran en aparatos y material eléctrico, productos cerámicos, herramientas y otras manufacturas, además de productos alimenticios, principalmente aceite. Para el presidente de la Cámara de Comercio Hispano-Israelí, Gil Gidrón, “el negocio bilateral, descontando el material militar, es de signo positivo después de la bajada que hubo en 2023 y 2024. Y esto demuestra que las relaciones de negocio están separadas de las decisiones políticas”. Esta entidad sin ánimo de lucro cuenta con unas 40 empresas asociadas de ambos países y tiene como objetivo facilitar las relaciones comerciales e inversoras.

Fortaleza tecnológica
Según explica a Artículo14 Gidrón, a partir del sentir de parte de las empresas miembro de la asociación, la situación es de normalidad: “No ha habido ningún cambio importante, es decir, han seguido las relaciones de negocio y por ahora no han visto cancelación de contratos o retirada de una empresa del país”. En este sentido, recuerda que no es sencillo para las compañías —tanto españolas como israelíes— buscar una alternativa a su relación comercial de un día para otro.
Un elemento a favor de Israel es su fortaleza tecnológica, que genera una mayor dependencia de sus usuarios. Como recuerda Gidrón, “el 54% de las exportaciones de Israel es tecnología […]. Un ordenador moderno no podría funcionar sin tecnología israelí. Y lo mismo sucede con los teléfonos”. En la práctica, eso significa que todos los dispositivos —ya sean móviles u ordenadores— integran patentes desarrolladas en el país.

Más de 400 multinacionales como Intel, Apple, Microsoft, Google o Qualcomm tienen centros de investigación y desarrollo en Israel, lo que explica que la alta tecnología represente el 20% del PIB y dé empleo al 10% de la población activa. Según el presidente de la Cámara, “da igual lo que diga el gobierno, todos los teléfonos en España tienen tecnología de Israel”, lo que convierte a este sector en un terreno muy difícil de sustituir a corto plazo.
Inversiones bilaterales
Más allá del comercio, la relación se mantiene también en el ámbito de las inversiones. “Hay mucha inversión israelí en España en inmobiliario, tanto en la costa como en Madrid y Barcelona”, señala Gidrón, quien apunta a fondos y particulares como los principales actores. También existen filiales de compañías israelíes instaladas en territorio español, especialmente en sectores estratégicos como la defensa o la tecnología.
A corto plazo, el mayor riesgo que vislumbra Gidrón es el bloqueo por parte de las administraciones públicas a las empresas israelíes en los concursos de compra de tecnología u otros servicios. “Si esta situación se extiende en el tiempo, afectará”, admite.

En junio, el Ayuntamiento de Barcelona aprobó que en la Fira de Barcelona no haya pabellones del Gobierno de Israel ni de empresas que se lucren de la situación de guerra y ocupación. También se incluyeron cláusulas en este sentido en los contratos públicos municipales. Esta declaración previa deja sin efecto el anuncio de Israel de boicotear el MWC.