Reconocimiento

Las tres mujeres que se quedaron a las puertas del Nobel de Economía

Solo tres mujeres han ganado el Nobel de Economía en 57 ediciones. En 2025, el patrón se repite: tres hombres premiados y tres economistas que vuelven a quedarse fuera

Premio Nobel

El Premio Nobel de Economía se otorga desde 1969. Son 57 ediciones en las que solo tres mujeres han sido galardonadas, lo que supone alrededor del 5,3% del total de premiados. En 2025 se ha repetido la norma habitual: tres economistas, todos hombres, han recibido el reconocimiento por “haber explicado el crecimiento económico impulsado por la innovación”: el holandés Joel Mokyr, el francés Philippe Aghion y el canadiense Peter Howitt.

Por la estadística, podría parecer que no hay investigadoras realizando trabajos del suficiente nivel como para aspirar a un galardón tan prestigioso. Pero las quinielas de este año incluían tres nombres de mujer que finalmente no han salido y que, sin embargo, desarrollan investigación de excelencia en sus ámbitos.

Racismo en las contrataciones

La que más fuerte sonaba era Marianne Bertrand, economista belga y profesora en la escuela de negocios de la Universidad de Chicago. Bertrand ha dedicado buena parte de su trayectoria a la economía laboral y social, con especial foco en discriminación e igualdad de oportunidades y en cómo las estructuras y prácticas de las empresas influyen en los resultados de trabajadores y trabajadoras.

Bertrand y su colega Sendhil Mullainathan se plantearon una pregunta directa: ¿existe discriminación racial en la primera criba de contratación, cuando las empresas leen los currículos? Para responderla, recopilaron ofertas reales de empleo en Boston y Chicago y enviaron miles de CV cuidadosamente construidos con distintos niveles de experiencia. La clave estaba en los nombres: a unos expedientes se les asignaron nombres percibidos como “blancos” y a otros percibidos como “negros”, sin cambiar nada más del contenido. El resultado fue contundente: los CV con nombres “blancos” recibieron cerca de un 50% más de llamadas que los equivalentes con nombres “negros”. Con un diseño experimental sencillo, demostraron la discriminación en la criba inicial, en un trabajo que se convirtió en uno de los más citados de la American Economic Review, la revista más prestigiosa en economía.

Cobertura médica en la infancia

Otra candidata era Janet Currie, economista canadiense, presidenta en 2024 de la Asociación Estadounidense de Economía y profesora en Princeton. Currie ha sido pionera en medir cómo las políticas de salud, la nutrición, la educación temprana y el medio ambiente afectan a la infancia y, a través de ella, a los resultados sociales y económicos en el largo plazo. Durante más de dos décadas ha analizado, por ejemplo, la ampliación del derecho a Medicaid —el seguro público estadounidense— para embarazadas y niños en los años 80 y 90. Comparando estados y momentos en que se ensanchó la cobertura, constató más controles prenatales, menos mortalidad infantil y mejores indicadores de salud. La conclusión de fondo es potente: abrir la cobertura sanitaria temprana salva vidas y mejora el capital humano.

Currie aplicó un enfoque similar a la educación infantil temprana, mostrando que las familias con menos recursos que acceden a programas preescolares mejoran habilidades cognitivas, reducen repetición de curso y logran más años de escolaridad.

Proteccionismo y encarecimiento

La tercera mujer que podría haber ganado el Nobel de Economía es la neoyorquina y nonagenaria . Fue economista jefa del Banco Mundial y número dos del Fondo Monetario Internacional. Krueger explicó cómo las políticas proteccionistas —como cuotas, licencias o aranceles— distorsionan la economía, alimentan la corrupción y frenan el crecimiento. Son barreras que encarecen y manipulan precios y también consumen recursos para proteger privilegios.

Estas tres trayectorias femeninas han sido de gran relevancia. Bertrand demuestra cómo los sesgos pueden truncar carreras antes de empezar. Currie constata que cuidar y educar bien desde la infancia multiplica las oportunidades en el futuro y Krueger desenmascara el coste real del proteccionismo.

Tres mujeres con estudios transformadores que, un año más, se quedan sin el máximo reconocimiento en economía, aunque no por falta de mérito. Es un veredicto que vuelve a teñir de invisibilidad las investigaciones de miles de economistas cuyo trabajo es tan válido como el de sus colegas hombres, pero con menor repercusión mediática.