Hacía mucho que Donald Trump estuviera tan cómodo en la escena internacional. En menos de 24 horas, el presidente estadounidense pasó del podio del Knesset israelí a los alfombrados salones del complejo turístico egipcio de Sharm el Sheij, donde presidió lo que él mismo denominó “el fin de una era de terror y muerte”.
Desde la liberación de rehenes en Israel hasta la firma de su plan de alto el fuego de 20 puntos en Gaza en Egipto, Trump se ha posicionado como el artífice de lo que ahora denomina “la nueva edad de oro de la paz”. Queda por ver si la historia se hará eco de esa expresión o la pondrá en evidencia como un triunfalismo prematuro.
Aplausos en Israel, simbolismo en Egipto
Trump aterrizó en Tel Aviv el lunes por la mañana, minutos después de que Hamás liberara al primer grupo de los 20 rehenes vivos en virtud de la nueva tregua. Recibido como un pacificador por los líderes israelíes y las familias de los liberados, se dirigió a la Knesset con el aire de un hombre consciente de su propia puesta en escena histórica.
“Esto no es solo el fin de una guerra”, aseveró a los legisladores, “es el fin de la era del terror y la muerte”. Describió el momento como “el amanecer histórico de un nuevo Oriente Medio” y fue ovacionado durante 31 segundos.

Horas más tarde, se encontraba en Egipto, junto al presidente Abdel Fattah el Sisi, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan y el emir de Qatar, Tamim bin Hamad Al Thani, copresidiendo lo que los medios egipcios denominaron la Cumbre de Paz del Siglo. Juntos, los cuatro líderes firmaron un documento de alto el fuego cuyos detalles siguen sin revelarse en su mayor parte, pero que Trump prometió que “se mantendría” y conduciría a “una paz grandiosa, gloriosa y duradera”.
En la cumbre, Trump agradeció a los líderes regionales su cooperación y anunció la ampliación de la denominada Junta de Paz, un nuevo órgano de gobierno destinado a supervisar la reconstrucción y la desmilitarización de Gaza. “Muchos países quieren participar”, afirmó. “Ya estamos en las fases tres y cuatro del plan de paz”.
Cautela en Gaza
En Gaza, donde la devastación de la guerra ha dejado más de 67.000 muertos, ciudades enteras arrasadas y cientos de miles de personas desplazadas, las promesas de Trump han sido recibidas con un optimismo cauteloso.
“La gente se aferra a la esperanza, pero ya ha sufrido decepciones anteriormente”, informó Hani Mahmoud, de Al Jazeera, desde Ciudad de Gaza. Con la llegada del invierno, los gazatíes esperan que la ayuda humanitaria y la reconstrucción se materialicen más allá de las palabras.
Trump prometió que “cientos de camiones” con alimentos y suministros médicos ya están “llegando” y dijo que se han comprometido miles de millones de dólares para la reconstrucción, con la condición, añadió, de que Gaza se desmilitarice y se forme una “nueva fuerza policial honesta”.

“La guerra en Gaza ha terminado”, insistió Trump. “Está amaneciendo un nuevo y hermoso día, y ahora comienza la reconstrucción”.
¿Durará la paz?
Los diplomáticos y analistas siguen divididos sobre si este alto el fuego podrá mantenerse. Aunque el acuerdo de Trump incluye mecanismos para la retirada israelí y el desarme de Hamás, los detalles sobre la verificación y la aplicación son opacos.
“La razón por la que tantos países están aquí”, explicaron en Al Jazeera, “es para asegurarse” de que esto no sea otro “anunciar y abandonar”. Trump insiste en que esta vez es diferente. Ha señalado la creciente lista de países que buscan unirse a los Acuerdos de Abraham, que normalizaron las relaciones de Israel con varias naciones árabes durante su primer mandato. “No tenemos Gaza. No tenemos a Irán como excusa”, aseveró en Israel. “Ahora todos podemos salir adelante”.
Se espera que los 20 puntos del plan de Trump, ahora en fase de negociación, se enfrenten a la prueba de la implementación, la voluntad política y las rivalidades regionales.

De Oriente Medio a Ucrania
A pesar de ser el centro de atención internacional, Trump no da señales de ralentizar su ritmo. No parece que se vaya a quedar solo en Gaza. La Casa Blanca ha confirmado que el viernes recibirá al presidente ucraniano Volodimir Zelenski, lo que supone el inicio de una nueva fase de la diplomacia estadounidense que podría vincular su éxito en Oriente Medio con una narrativa más amplia de estabilización global.
“Está centrado en la paz”, afirmó un alto funcionario estadounidense. “Cree que este es el comienzo de un reajuste global”.
Entre el triunfo y la prueba de fuego
Por ahora, Trump se encuentra en un momento que parece tanto histórico como frágil. Los rehenes están en casa. Los bombardeos en Gaza, por el momento, han parado. Los líderes, desde El Cairo hasta Doha, lo califican como un punto de inflexión.

Pero en las ciudades devastadas de Gaza, donde las familias siguen viviendo entre ruinas y los convoyes de ayuda avanzan lentamente por los puestos de control, la pregunta sigue siendo la misma de siempre: ¿durará la paz?
Trump, por su parte, parece seguro. “Este cambio es histórico”, declaró en la cumbre egipcia. “Será recordado para siempre”.