Empoderada

María González Manso, la joven ingeniera española que transforma la salud desde Tucuvi

El producto estrella de Tucuvi, empresa que puede llegar a hacer más de 100.000 llamadas al día desde un mismo número, es un asistente virtual médico conversacional llamado LOLA

Con solo 30 años, María González Manso ya es un referente en el mundo del emprendimiento tecnológico y la salud digital. Española, ingeniera biomédica de formación por la Universidad Carlos III de Madrid, esta mujer pionera en su campo lidera como CEO y cofundadora de Tucuvi, una startup que está cambiando las reglas del juego en el seguimiento de pacientes crónicos gracias a la inteligencia artificial conversacional. Reconocida el año pasado con el prestigioso premio European Prize for Women Innovators en la categoría Rising Innovators, María está considerada como la mujer innovadora más prometedora de la Unión Europea por su impacto transformador en la atención sanitaria.

Puede considerarse el mejor talento joven español

María representa lo mejor del talento joven español. Fue seleccionada entre las ganadoras de la décima edición del Premio Europeo para Mujeres Innovadoras, organizado por la Comisión Europea y el Instituto Europeo de Innovación y Tecnología (EIT). En la categoría Emerging/Rising Innovators compitió contra emprendedoras de toda Europa y consiguió el galardón destinado a menores de 35 años por su labor al frente de una solución pionera en salud digital. Este reconocimiento refuerza no solo su trayectoria individual, sino también el papel destacable de las mujeres españolas como referentes en innovación. Según EIT Health, las startups lideradas por mujeres crecen un 20 % más rápido que las demás, lo que evidencia la necesidad de visibilizar su liderazgo.

La empatía como premisa

María estudió Ingeniería Biomédica en la UC3M, donde adquirió una sólida formación técnica. Antes de fundar Tucuvi, trabajó en Medtronic, lo que le permitió entrar en contacto con dispositivos médicos y algoritmos de salud digital. Fue ahí donde ella y su socio Marcos Rubio se dieron cuenta de una carencia crítica: aunque se desarrollaban tecnologías de monitorización para el hogar, muchas no consideraban las limitaciones del público mayor (pantallas, aplicaciones, internet, educación tecnológica), que representa la gran mayoría de los pacientes crónicos en España. “Las personas mayores tienen una sabiduría enorme y una capacidad de adaptación admirable. Si algo he aprendido trabajando con ellas, es que no necesitan una app con mil botones. Necesitan que alguien, aunque sea un robot, las llame por su nombre, les pregunté cómo están y escuche de verdad lo que tienen que decir”, dijo en una entrevista con La Razón.

España cuenta con nueve millones de personas mayores de 65 años, y el 90 % tiene al menos una enfermedad crónica (con una media de cuatro patologías por persona). Estas enfermedades representan el 80 % de las consultas de Atención Primaria, el 60 % de los ingresos hospitalarios y el 85 % de los pacientes en Medicina Interna, siendo la principal causa del gasto sanitario en el país. Esa observación fue el germen de Tucuvi. Maria inventó una IA de voz empática diseñada específicamente para hablar con personas mayores por teléfono fijo, sin requerir dispositivos nuevos ni habilidades técnicas. Un enfoque pionero que combina inteligencia artificial y accesibilidad total.

En este contexto, Tucuvi ofrece una herramienta clave. Frente a los limitados 60‑70 seguimientos diarios que puede realizar un operador de teleasistencia, Tucuvi puede llegar a hacer más de 100.000 llamadas al día desde un mismo número. Solo el 20 % de esas llamadas requiere intervención profesional, lo que libera tiempo y recursos del sistema sanitario. El producto estrella de Tucuvi es LOLA, un asistente virtual médico conversacional en voz. La tecnología se comunica por teléfono, analizando las respuestas del paciente en tiempo real e identificando posibles riesgos.

LOLA permite que hospitales, asociaciones o empresas de teleasistencia ofrezcan un seguimiento continuo y de calidad, mientras el personal sanitario puede dedicar más tiempo a cuidados directos. Según María, “su objetivo es aumentar la capacidad de los profesionales sanitarios para ofrecer la mejor atención y anticipar complicaciones; en insuficiencia cardíaca, eso marca la diferencia en la calidad de vida del paciente”.

Líderes del futuro

María pertenece a la nueva generación de fundadoras tecnológicas en España. Además del premio Rising Innovators, Tucuvi ha triunfado en concursos como el South Summit, y ha pasado por programas clave como el Bridgehead de EIT Health, que les ayudó a aterrizar en EEUU.

Una mujer emprendedora que es un ejemplo de cómo una ingeniera joven se puede liderar desde la tecnología con corazón. Su empresa combina empatía y rigor, tecnología de última generación y sensibilidad social. La llamada “nueva medicina virtual” no es algo abstracto. Gracias a su trabajo, ya existe y está mejorando vidas. Su historia es motivo de orgullo para España y un modelo de lo que puede lograrse cuando las ideas se unen a la formación técnica, al liderazgo femenino y al compromiso con el bien común. “Siempre me han interesado las personas. Por eso, cuando estudiaba ingeniería, me di cuenta de que mi vocación no era la sangre, como se suele decir, sino los algoritmos que pueden cambiar vidas“.

María ha conseguido algo todavía más excepcional: liderar una revolución en un sector tradicionalmente masculino y envejecido. “Durante mucho tiempo trabajé sin descanso, con jornadas maratonianas, olvidando hábitos que me hacían bien”. A veces, para cuidar a otros, primero tuvo que aprender a cuidarse a sí misma. Como ella misma confiesa, “dirigir un equipo brillante siendo tan joven me obligó a crecer rápido, a confiar, a delegar y a aceptar que no tengo que saberlo todo”. El mayor reto, según admite, ha sido mantener el equilibrio personal. Ha aprendido a priorizar, rodearse de referentes —sobre todo mujeres— y entender que el éxito no siempre es visible. “A veces el mayor logro es que una señora de 87 años te diga que le gusta cómo la escucha tu robot”.

Los próximos retos incluyen expandirse en Europa y Latinoamérica, adaptar LOLA a otros idiomas, y seguir perfeccionando su motor de comprensión lingüística para hacerlo cada vez más humano. Porque, como ella misma afirma, “la tecnología no sirve si no escucha de verdad. La voz tiene algo mágico. Cuando una señora te dice que LOLA le ha hecho compañía, entendemos que no estamos creando solo tecnología. Estamos creando un nuevo modo de cuidar”.

María explica que su vocación por la ingeniería biomédica surgió de su deseo de impactar directamente en la vida de las personas. Esa mirada infantil sobre las desigualdades en el acceso a la salud, y su inquietud por cambiarlo, siempre estuvo presente en ella. Recuerda con claridad haber sentido frustración al ver cómo tecnologías aparentemente avanzadas dejaban fuera a quienes más las necesitaban. “Ansiaba tener el conocimiento para crear soluciones tecnológicas con un impacto real en las personas. Nos decidimos a desarrollarlo porque vimos que la atención sanitaria necesitaba un empujoncito a la hora de hacer el seguimiento de los pacientes desde sus casas, sobre todo cuando hablamos de personas con una enfermedad crónica o con movilidad reducida”.

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