Romper el techo de cristal sigue siendo, para muchas directivas en España, un deseo más que una realidad. Aunque las empresas proclaman avances en igualdad, la mayoría de mujeres en puestos de responsabilidad percibe que los obstáculos apenas han cambiado. El 82% de ellas cree que el acceso a la alta dirección continúa inclinándose a favor de los hombres, según la última edición del Esade Gender Monitor, elaborado por Esade Women Initiative (EWI). El estudio confirma que, detrás del discurso, persisten barreras culturales y estructurales que frenan el camino hacia la equidad.
La investigación, basada en las opiniones de casi 1.500 directivas y profesionales, refleja un desajuste entre el relato corporativo y el impacto real de las políticas de igualdad. Así, aunque ha crecido del 41,5% en 2023 al 52,1% en 2025 el número de mujeres que considera que trabaja en empresas “más avanzadas” en materia de igualdad, un 42% sigue sin percibir cambios tangibles tras la aplicación de los planes.
Obstáculos
Entre los principales obstáculos que limitan el objetivo de equidad, destacan los sesgos inconscientes (27%), las dificultades de conciliación entre vida personal y profesional (17%) y la falta de reconocimiento (12%). También sobresalen las micro desigualdades cotidianas (18%), las brechas salariales (17%) y la escasa visibilidad del trabajo femenino (14%). “Excepto la diferencia salarial entre sexos y la falta de reconocimiento, que son dificultades concretas y sobre las que se podría actuar rápidamente, las desigualdades abarcan aspectos más sutiles y complejos. Y requieren de cambios culturales profundos”, subraya Eugenia Bieto, directora general de Esade entre 2010 y 2018 y autora del estudio.
Otro dato llamativo es que el 82% de las directivas ha tenido que renunciar a aspectos de su vida personal o profesional por el hecho de ser mujer. Las renuncias más frecuentes afectan al ocio y tiempo libre (21%), al bienestar y la salud mental (16%) y a la salud física (13%).
Mujeres en la alta dirección
Por otro lado, según datos de Eurostat, 3,7 millones de mujeres ostentaban cargos directivos en la Unión Europea en 2023. La cifra representa el 34,8 % del total, pese a que las mujeres ocupan aproximadamente el 46,4 % del empleo. La cifra refleja una clara desigualdad. Pero, ¿Qué piensan las directivas españolas de la promoción a la alta dirección?
Entre las encuestadas, las principales trabas detectadas son la falta de redes formales e informales de apoyo (28%), la percepción de que las mujeres optan por cargos intermedios para conciliar (20%). Y la dificultad de compaginar las exigencias de estos puestos con el cuidado de personas dependientes (17%). “Mucho talento opta por estabilizarse en niveles de responsabilidad media, con proyectos interesantes y margen de maniobra. Mientras, las condiciones estructurales de la alta dirección continúan asociadas a híper disponibilidad y la visibilidad constante”, explica Patricia Cauqui, directora académica en programas de Gender Balance y D&I de Esade.
De cara al futuro, el informe apunta a que las nuevas generaciones de profesionales son más exigentes con las empresas en materia de conciliación (76,9%), equilibrio (65,4%) y conciencia de derechos (46%). Sin embargo, un 70% de las encuestadas advierte de la aparición de la llamada “fatiga DEI” (Diversidad, Equidad e Inclusión). Fruto de la politización del discurso, iniciativas superficiales o la falta de coherencia entre lo que se declara y lo que se practica.
En España
En el ámbito legislativo, la Ley de Paridad, aprobada en 2024, establece que los órganos de poder de grandes empresas y la Administración deben contar con un mínimo del 40% de mujeres. Sin embargo, la presencia femenina en los consejos de administración de las empresas cotizadas en España alcanzó en 2024 el 36,6%, según datos de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). A pesar del avance, solo una de cada diez compañías tiene mayoría femenina en estos órganos, tal y como recoge el supervisor bursátil.
El contexto nacional no es halagüeño. Solo un 34% de los puestos directivos en España está ocupado por mujeres, según el INE. Por eso, Cauqui lanza un mensaje contundente: “Este informe es una llamada a no conformarnos con el avance del discurso. Necesitamos políticas sostenidas y recursos suficientes para cerrar la brecha entre relato e impacto real. Las empresas deben reforzar los planes de igualdad“. Además, de “medir de manera transparente los resultados”.
El diagnóstico de Esade deja claro que la igualdad en las cúpulas empresariales sigue siendo una meta a alcanzar. Si bien las cifras muestran avances tímidos, la realidad es que gran parte del talento femenino continúa topándose con un techo de cristal que apenas se resquebraja. El desafío pasa por transformar el discurso en hechos reales. La igualdad no se alcanzará con gestos aislados. Sino con políticas consistentes, recursos sostenidos y un compromiso real que permita a las mujeres llegar, en paridad, al puesto que se propongan.