En pleno corazón del casco histórico de Toledo, escondida entre callejuelas empedradas y edificios de piedra que narran siglos de historia, la Mezquita de Tornerías ha vuelto a brillar. Un edificio que ha resistido los embates del tiempo, los incendios y las intervenciones desafortunadas, ahora luce con nueva vida como Centro de Promoción de la Artesanía, gracias a un minucioso proceso de rehabilitación que ha conjugado arqueología, diseño, tecnología y respeto por el pasado.
El equipo de AMA Estudio de Arquitectura, dirigido por Luis Moreno Domínguez y Francisco Javier Alguacil San Félix, ha liderado esta intervención monumental. La Mezquita no es solo un lugar de culto reconvertido. Bajo su suelo laten siglos de historia, desde vestigios carpetanos del siglo V a. C., pasando por una estructura basilical visigoda del siglo VII, hasta alcanzar el esplendor islámico del siglo XI.

En sus palabras, se aprecia no solo el conocimiento técnico, sino también la reverencia con la que se han acercado a este espacio único: “Intentamos poner el foco sobre todo en eliminar todas las capas que pudieran distorsionar la lectura clara de cada una de las etapas históricas por las que ha pasado el edificio de la Mezquita, sobre todo las intervenciones de los años 50 y 60 y la última de los años 90, que se hicieron con criterios que entonces estaban de acuerdo con las cartas de rehabilitación establecidas por los diferentes organismos competentes, pero que de alguna manera, ensuciaban su comprensión. La actuación de un equipo multidisciplinar de arquitectos, arqueólogos y restauradores, con la complicad del promotor de las obras de rehabilitación y de la empresa adjudicataria de las mismas ha sido clave para su éxito final”.
Rehabilitar sin destruir, un reto técnico y emocional
El nuevo uso del espacio como centro de promoción de la artesanía exigía no solo una rehabilitación estética, sino funcional. Sin embargo, los arquitectos han logrado mantener la dignidad monumental del edificio, integrando usos turísticos, culturales y comerciales de forma armoniosa.

“El edificio de la Mezquita se destina al uso turístico propiamente dicho, mientras que sus cimientos descubiertos de un edificio de planta basilical del siglo VII y sus restos excavados hasta llegar incluso a descubrir vestigios carpetanos del siglo V a. C., forman parte del acceso a la visita turística y al centro de promoción de la artesanía, donde se construyeron unas pasarelas de vidrio y metacrilato, que dejan visibles todos los restos arqueológicos y que descansan sobre unos grandes cercos de metacrilato apoyados tan solo por gravedad sobre unas basas de hormigón de cal y separados del pavimento original por unas bandas de neopreno. Todo el conjunto ha sido ensamblado con tornillería y es totalmente desmontable”, explican los arquitectos.
Estas soluciones reversibles aseguran la protección a largo plazo del patrimonio y facilitan futuras intervenciones sin daños estructurales. El patio de acceso se ha transformado en un espacio multifuncional de exposiciones, resguardado por una cubierta de PVC translúcido que regula la luz y mantiene el confort térmico, gracias a un sistema estructural ingenioso que respeta el edificio original sin invadirlo.
“El patio de acceso a la Mezquita en la planta primera, sirve de sala de exposiciones temporales y de conexión con el edificio de nueva planta del centro de promoción de la artesanía y se ha cubierto con una lona de PVC translúcido que tamiza la luz exterior y se soporta por un solo arco rebajado de madera laminada conectado a un cerco cuadrado horizontal de estructura metálica que, sin llegar a tocar la fachada oeste de la Mezquita, absorbe todos los empujes horizontales. Una piel exterior de fibra de vidrio matiza la luz solar tanto en el patio como en los paños verticales donde se abren ventanales a las zonas administrativas del complejo”, añaden los expertos.

Redescubrir lo perdido
Durante la intervención, el edificio fue generoso con quienes lo estudiaron. Se hallaron inscripciones en árabe y castellano en las jambas de acceso, y un descubrimiento excepcional sorprendió incluso a los expertos: una venera policromada en el mihrab, una rareza en la península.
“En el bajo cubierta de la Mezquita, sobre una de las bóvedas apareció un traje de faena, probablemente de finales del siglo XV, que bien pudiera estar relacionado con las obras de consolidación que se tuvieron que realizar en la Mezquita después del incendio que sufrió el barrio en 1467“, indican desde el equipo de AMA Estudio de Arquitectura.
Nos detallan que también se localizaron dos inscripciones, una en árabe y otra en castellano, en el intradós de las jambas de dos de los accesos a la Mezquita desde el patio en su fachada oeste. “Pero seguramente, el más inesperado y probablemente más importante, por escaso, fue el resto hallado de una venera con policromía en el mihrab que, aunque este motivo decorativo es habitual en mezquitas del ámbito Mediterráneo y la península arábiga, es la primera documentada en la ciudad de Toledo y una de las pocas conservadas y contextualizadas en la península ibérica”, añaden.

Artesanos que cosen pasado y presente
La restauración no solo recurrió a especialistas del patrimonio, sino también a artesanos locales, cuyo trabajo fue clave para mantener la coherencia estética y material del edificio. “Durante toda la obra se utilizó mano de obra local para todos los trabajos de albañilería, con oficiales expertos en el manejo de mampuestos, ladrillos y, sobre todo, rejuntados y revocos de cal. Destacamos quizá el mural que diseñamos para la escalera que comunica todas las plantas del edificio del centro de promoción de la artesanía, que es el resultado de la geometrización de las nueve bóvedas de la linterna central de la Mezquita, plasmadas en piezas de cerámica vidriada de 20×20 cm, interpretadas a través de dos de las técnicas artesanas más importantes de Toledo, como son el damasquino y la decoración cerámica, que se plasmó en un mural de más de mil piezas elaboradas por un artesano de Talavera de la Reina“.
En un edificio con valor patrimonial, cada nuevo elemento técnico supone un dilema. ¿Cómo ventilar, iluminar y climatizar sin alterar la identidad del espacio? “En una rehabilitación de un inmueble monumental, que además convive con un edificio de nueva planta y que ha de cumplir con las condiciones rigurosas del Código Técnico de la Edificación en vigor, ha de ponerse el foco en no alterar la configuración histórica del edificio patrimonial para permitir en todo momento su comprensión y lectura para turistas, visitantes o científicos”, explican Luis Moreno Domínguez y Francisco Javier Alguacil San Félix.
En el caso de la Mezquita de Tornerías, puntualizan que se han utilizado además técnicas de control pasivo, “como la cobertura del patio a través de una lona de PVC tensada por un solo arco de madera laminada que matiza la luz solar y que se matiza con una lámina de fibra de vidrio para una optimización del control climático del interior y que se trasladan a los planos verticales como elementos de celosía en las estancias administrativas, permitiendo el paso de luz, sin el paso de la radiación solar y procurando intimidad en su interior. Además, se optó por no compartimentar la escalera que cose todo el complejo, manteniendo un ojo central por el que se ventila el edificio desde su sótano, donde se aprovecha la inercia térmica que acumulan los mismos”.
Una invitación al asombro
Hoy, visitantes de todas partes recorren la Mezquita de Tornerías como si pasearan por un compendio de historia viva. No se trata solo de una restauración, sino de un gesto de amor al patrimonio.
“Quizá sea el único edificio en España que condensa en tan solo sesenta metros cuadrados, veinticinco siglos de historia. Un pequeño pero complejo edificio patrimonial y administrativo en el que, visitantes, turistas y artesanos podemos disfrutar de un espacio monumental que además alberga un centro de promoción de la artesanía regional, que le dará vida. Una pequeña joya monumental despojada de añadidos donde se respira un aire cargado de historia, junto a un centro de promoción de la artesanía donde disfrutar de exposiciones temporales, talleres en vivo y que se completa con una tienda donde comprar recuerdos de la mejor tradición artesana de Castilla-La Mancha”, concluyen.