El amor, cuando se convierte en leyenda, deja de pertenecer a los vivos. Y esa frontera es la que ahora atraviesa Ryan Murphy con American Love Story, una nueva entrega de su saga antológica que aterriza en plena semana de San Valentín de 2026 para desvelar la historia, romántica y maldita, de John F. Kennedy Jr. y Carolyn Bessette‑Kennedy.
Las primeras imágenes -compartidas por Murphy en Instagram- revelan a Sarah Pidgeon encarnando a Carolyn, con su rubio platinado y ese estilo minimalista de abrigo camello, suéter cuello alto y capri negros, rematados con kitten heels y un bolso Kelly de Hermès. A su lado, Paul Kelly aparece como JFK Jr., en traje gris con corbata estampada, sesiones de fotos con boina incluida, como reproduciendo a placer un icono de los 90.
Pero más allá del estilismo es la esencia de esta pareja lo que Murphy pretende sacar del cascarón. De novela visual, casi, donde esa boda secreta en 1996 en la Cumberland Island o los rumores de divorcio y la hecatombe final de 1999 vuelven a pasar por la caja de resonancia del drama televisivo.
Un casting parco pero eficaz: Naomi Watts será Jackie Onassis, Grace Gummer pone voz a Caroline, Sydney Lemmon dará vida a Lauren Bessette y Alessandro Nivola encarna al diseñador Calvin Klein. El rodaje ya ha arrancado en Nueva York, con ese aura de historia real teñida de tragedia que solo un Murphy puede mezclar con elegancia.
La serie promete retratar la dualidad de ser “la realeza americana”: el príncipe joven y brillante, la it girl discreta, rodeados de flashes que todo lo iluminan y lo destruyen. Carolyn, publicista de Calvin Klein, y John, heredero de un mito político, se enfrentaron a la prensa, a sus propias dudas, y a un final que parecía escrito en la maldición Kennedy.
Ahora, ese relato íntimo y cruel, con el sello Murphy, se prepara para redescubrirlos. Nos quedan por ver las miradas, las ganas de huir de la cámara, los silencios compartidos, y esa sensación de estar ante un reportaje que reparte culpas al viento, sin nombre ni apellido. Porque ahora, Carolyn y John vuelven a estar frente a frente con el espectador.
¿Qué puedes esperar?
Un retrato impecable de la moda de los 90, desde el vestido nupcial de Narciso Rodríguez hasta los looks casual de Tribeca. La tensión constante entre la intimidad de la pareja y la voracidad de los medios, un motor que el guion alimentará sin clemencia.
Un censo emocional: amor, pasión, dudas y tragedia, sin edulcorante, al estilo Murphy. Este es el primer capítulo visual de una historia que promete ser tan bella como lo fue dolorosa, tan icónica como trágica. Y aunque finalice en aquella humareda gris frente a Massachusetts, donde el avión de JFK Jr. se perdió, el testimonio telefilado ya está aquí, y da miedo.