CELEBRITIES

Todas las veces que Tilda Swinton fue icónica (dentro y fuera de la pantalla)

La actriz cumple 65 años el próximo mes, la oportunidad perfecta para ver algunos de sus papeles más celebrados en el ciclo que le dedica TCM y visitar la exposición que el Eye Film Amsterdam Museum le dedica

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Podría decirse que Tilda Swinton es el ave fénix entre todas las celebridades que han tocado Hollywood. No solo se reinventa con cada papel de una forma completamente integral, sino que sus elecciones y la versatilidad de cada uno de sus proyectos no deja indiferente a nadie. Probablemente la más inclasificable de las intérpretes en la actualidad, la trayectoria de la actriz británica atiende mejor a la definición que prefiere usar cando se refiere a su profesión: “artista que actúa”.

Salirse de la norma ha sido una constante en su caso, ya que la escocesa desciende de una familia de antigua nobleza (nacida Katherine Matilda Swinton), tanto que llegó a compartir internado con Diana de Gales. Estudió Ciencias Políticas en Cambridge, donde ya denotó un gran interés por la poesía y el teatro. Este trasfondo artístico influiría luego en su sensibilidad a la hora de buscar papeles que cuestionasen tanto el diálogo de los establecido como el poder, las normas sociales y la propia identidad.

No es ningún secreto que la escocesa disfruta claramente jugando con su apariencia, rechazando también la narrativa tradicionalmente impuesta por la sociedad e imperante en Hollywood (de cuanto más joven, mejor). Solo hace falta mirar por encima su filmografía para darse cuenta de que Swinton tiene una larga trayectoria disfrazándose ante la cámara; desde su papel en Snowpiercer (la distopía oscura de Bong Joon-Ho) simulando a Margaret Thatcher con una dentadura (y unos caídos pechos) postizos, pasando por su cameo en la célebre El Gran Hotel Budapest, de Wes Anderson, interpretando a la amante de Gustav H (Ralph Fiennes en el film) y casi irreconocible después de estar envejecida casi treinta años más. Musa de Haider Ackermann, Chanel o Maison Margiela, entre otros diseñadores, Swinton se ha autodefinido como gender-fluid y queer, luciendo recientemente la camiseta en favor de los derechos del colectivo trans: Protect The Rolls (famosa también por las apariciones de Pedro Pascal o Jonathan Anderson), además de declararse detractora de las etiquetas y las constricciones en cuanto a estética e identidad.

Además de su continua evolución frente a las cámaras, Swinton también destaca por su papel de productora, trabajando habitualmente de forma independiente. Así, la escocesa suele decantarse por proyectos artísticos y con un gran simbolismo personal, reflejando su gusto por el cine poético y experimental. The Seasons in Quincy, The Eternal Daughter o Memoria (que ganó el Premio del Jurado en Cannes en 2021) son algunos de los ejemplos.

Pero su continuo legado artístico traspasa la pantalla. Un ejemplo es The Maybe, su icónica performance para el MoMA neoyorkino en 2013, durante la que actriz pasó varias horas al día durmiendo dentro de una urna de cristal. Una idea original del 95 (estrenada en Londres y Roma), según la institución lo impredecible de esta instalación ayuda a difuminar los límites entre los espacios privados y públicos, “animando a los espectadores a reflexionar sobre temas como la vulnerabilidad y el paso del tiempo”, además de “la poderosa relación entre el observador y lo observado”. Pero los retos dentro y fuera del arte performativo no son un problema para Swinton, que también ha interpretado sin despeinarse a la esposa de David Bowie para su vídeo de The Stars (Are Out Tonight), así como co-dirigido, escrito y producido un documental sobre su amigo y mentor John Berger (The Seasons in Quincy: Four Portraits of John Berger).

Un total de noventa películas hasta la fecha y un estilo tan andrógino como inclasificable que han llevado a Swinton a ser una de las figuras más carismáticas de la actualidad.“Ella no solo es una actriz, modelo o intérprete con un aspecto icónico y un talento inagotable, sino que es una compañera activa y colaborativa. Única, tanto como fuerza creativa como individuo“, ha dicho la directora del museo Bregtje van der Haak. Bajo el título Tilda Swinton – Ongoing, el museo Eye Film de la ciudad de Amsterdam dedica su primera retrospectiva en 75 años a la obra de una sola artista (viva). Una exposición que aúna recuerdos, ropa y objetos de la intérprete, y donde han participado nombres como Pedro Almodóvar, Luca Guadagnino, el comisario de moda y arte francés Olivier Saillard, la directora británica Joanna Hogg (que ha reconstruido, ni más ni menos, el piso de los 80 donde vivió Swinton para la ocasión). La muestra también acogerá una selección de 40 de sus películas junto a una serie de charlas y mesas redondas a las que la propia Swinton asistirá (al menos) una vez al mes.

Una cita perfecta para los fans que completar en casa, con el revisionado de muchos de sus papeles gracias al ciclo que TCM la dedica este mes (todos los miércoles hasta el 26 de noviembre) y que incluye algunos de sus títulos más carismáticos pero también de otros quizá más alejados del mainstream; desde Tenemos que hablar de Kevin (Lynne Ramsay) El curioso caso de Benjamin Button (David Fincher) a la muy fotogénica adaptación de Guadagnino Cegados por el sol, hasta su imprescindible colección con Jim Jarmusch (Los muertos no mueren, Solo los amantes sobreviven, Los límites del control y Flores rotas).

A continuación, cinco de sus momentos más estelares a través de algunos de sus looks que no podemos olvidar:

1. Cualquiera de las imágenes inspiradas en la iconografía de la obra de Leonora Carrington y disparadas por Tim Walker. Hay veces que dos personas parecen hechas para colaborar y, aunque en el caso de Swinton pasa frecuentemente (Jarmusch, Guadagnino, Almodóvar), el fotógrafo y artista británico es un claro ejemplo de ese match made in heaven.

2. Su debut cinematográfico fue, nada más y nada menos, que en el biopic de Caravaggio rodado en 1986 y dirigido por Derek Jarmon y, aunque técnicamente esté en la pantalla, el imaginario de su indumentaria podría ser perfectamente algo que Swinton eligiese para cualquier compromiso promocional o alfombra roja.

3. Su contribución a The Impossible Wardrobe, una performance a caballo entre destile y representación teatral que se celebró en 2012 en el Palais de Tokyo de París y donde Swinton (bajo la dirección de Saillard, ex director del Museo de la Moda parisino) hizo de maniquí para las algunas de las piezas históricas de alta costura como si fueran reliquias vivas. Se trataba de creaciones que databan desde el siglo XIX a algunas de las más destacadas de Dior, Balenciaga o Galliano, en directo y durante tres días (como parte del ciclo Vogue Paris Foundation Live, que exploraba la relación entre moda y arte contemporáneo).

4. Enfundada en un Chanel bicolor, de la colección de Alta Costura p/v 2020 de la maison, compuesto por una falda larga con volantes en los bajos y un cuerpo de nido de abeja y cuello bobo, que parecía estar hecho ad hoc, la actriz recogió en Venecia hace cinco años el León de Oro a su trayectoria. “El cine es mi verdadera patria”, dijo, conmovida, en su discurso de aceptación del galardón, que compartió con la directora china Ann Hui.

5. Mirando para casa, Swinton protagonizó el pasado año la campaña de otoño-invierno de la firma de la firma española DelPozo. En el filme, titulado como la colección (Obertura), se puede ver a una Swinton etérea, enfundada en un total look de pailettes sobre un campo de amapolas como único escenario, prueba de que la escocesa encarna el mismo espíritu corpóreo de un ente que, una vez más, parece no ser de este planeta.

 

 

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