Separación

Nicole Kidman y el poder del flequillo después de una ruptura

Hay pequeños gestos que encierran una revolución profunda. El corte de pelo cuando nos rompen el corazón puede ser tan gratificante como un trozo de chocolate. Y no engorda

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Nicole Kidman emana belleza. Su mirada azul, su piel luminosa, los pómulos definidos… No hay en ella un rasgo que no esté milimétricamente calculado para transmitir un magnetismo que mezcla fragilidad y determinación, vulnerabilidad y control. Cada gesto va más allá de lo evidente, como si contara su historia sin necesidad de pronunciar palabras, pero con la intensidad que merece y ese halo enigmático que le gusta conservar.

Cuando apareció la semana pasada en el desfile de Chanel en París con un nuevo corte de pelo, hizo evidente su deseo de renacer después de la ruptura con el músico Keith Urban, con quien mantuvo 19 años de relación. El corte en cuestión se conoce como flequillo post ruptura o breakup bangs y simboliza un nuevo comienzo o esa idea de dejar marchar lo que un día nos hizo bien. El pelo crece renovado y los mechones que quedan en el suelo son restos de una historia que ya pasó.

Acompañada de sus hijas Sunday Rose y Faith Margaret, la actriz completó su look con una camisa blanca oversized y vaqueros. Un conjunto que contrastaba con la sofisticación de la pasarela de moda, pero a la vez simbolizaba el cierre sereno de una etapa y la apertura de otra. En esto no es única. Los psicólogos llaman a ese renacer el resplandor de la ruptura y en las redes sociales se usa el término post breakup glow up. Viene a ser lo mismo: brillar, aunque tengamos el corazón roto; hacernos más fuertes a partir de la caída sin dejar de abrazar nuestra vulnerabilidad.

Cuidado con la escabechina

Investigadores de la Universidad de Filadelfia comprobaron esa relación directa entre un acontecimiento vital importante y el cambio en la apariencia en la búsqueda de la propia identidad. Puede ser el pelo o un tatuaje con mensaje de resiliencia o palabras que simbolicen la superación. Johnny Depp cambió “Winona Forever” por “Wino Forever” (borracho para siempre) después de separarse de Winona Ryder.

Entregarse al post breakup glow up permite un duelo más sano que cualquier comportamiento tóxico, siempre que la escabechina en el cabello no provoque una crisis existencial mayor. A veces ni siquiera es una decisión premeditada. Hay mujeres que, unos días después de la separación, al ver unas tijeras sienten el impulso irresistible de cortarse el flequillo. En más de una ocasión el susto por el resultado frena en seco su llanto por la pérdida.

El cabello es uno de los elementos que mejor nos definen. A través del peinado transmitimos muchos rasgos de nuestro estilo, personalidad, identidad o momento vital. El psicólogo Marvin Zuckerman, que estudió a fondo, la personalidad humana y la medición del estado de ánimo, encontró que un cambio de pelo puede indicar cuatro posibles respuestas emocionales: una pérdida de control, un mecanismo de evasión, un deseo de reinventarse o un ansia de confianza.

Más saludable que una compra compulsiva

Una crisis en ocasiones aboca a una dependencia del alcohol o de otras sustancias, a un atracón de comida o a compras compulsivas. El corte de pelo, sin embargo, puede conseguir ese mismo efecto de gratificación instantánea de una manera no dañina. “A veces, un cambio en nuestra apariencia durante un momento difícil o de transición en nuestras vidas puede brindarnos un impulso muy necesario en el estado de ánimo, la energía y la confianza”, escribió Zuckerman.

Una imagen de ‘Bridgete Jones’

En lugar de ponernos a escuchar nuestra lista de reproducción más amarga y quedarnos atrapados en un ciclo de pensamientos y culpas, encontramos con ese corte de pelo la decisión de romper con el pasado. “Caer duele. El reto es continuar siendo valientes y experimentar todas las emociones antes de volver a levantarnos”, dice Brené Brown, investigadora de la Universidad de Houston.

Recordemos a Selena Gomez cuando cambió su larga melena por un bob corto después de romper con Justin Bieber. También Katy Perry tiñó su pelo con un tono verde azulado tras su divorcio del comediante Russell Brand. Simbolizan un nuevo comienzo, una forma de mantener el control de su vida cuando todo parece desbaratarse. Y será que ser valiente es contagioso. La frase más repetida se atribuye a Coco Chanel: “Una mujer que se corta el pelo está a punto de cambiar su vida”. Elizabeth Taylor encontraba en el tinte el mejor remedio para recomponer un corazón hecho trizas.

Cada una encuentra su táctica para descargar su dolor. Diana de Gales estrenó el vestido de la venganza el 29 de junio de 1994, en una gala benéfica organizada por Vanity Fair en la Serpentine Gallery de Londres. Aquel mismo día, el futuro rey Carlos había admitido públicamente en un documental de televisión su infidelidad con Camilla Parker Bowles. Diana apareció sin previo aviso con aquel vestido negro de Christina Stambolian, corto, ceñido y con escote en forma de corazón.

Transformó su imagen de princesa débil e introvertida en un look propio de una estrella de Hollywood. La atención mediática que recibió durante esa época enloqueció de celos al príncipe Carlos. Fue un acto de poder silencioso. Ni víctima ni heroína ni villana. Simplemente una mujer a punto de escribir su propia historia, incluso con la dignidad amoratada.

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