Elecciones

El voto que no castigó en Argentina: Milei se consolida y el feminismo no frena su avance

Pese al cierre del Ministerio de Mujeres y al desmantelamiento de políticas de igualdad, Javier Milei arrasa con el 40,7% de los votos en las elecciones de medio término. Dos politólogas explican por qué la ola feminista argentina no se tradujo en las urnas

Argentina
Una mujer participa en la marcha 'Ni una menos' cuya actividad central se realizara frente al Congreso Nacional en Buenos Aires, Argentina
Efe

Argentina volvió a sorprender. Contra todos los pronósticos, el presidente Javier Milei consolidó su poder con un 40,7% de los votos en las elecciones legislativas de medio término, reforzando la mayoría de su fuerza política, La Libertad Avanza.

El mandatario tomó el control de la campaña tras la derrota bonaerense de septiembre, lideró los actos y respaldó a candidatos poco conocidos, apostando a una narrativa de confrontación directa con el kirchnerismo. El resultado: una victoria más amplia de lo esperado, en un contexto marcado por denuncias de corrupción, escándalos y un creciente desgaste económico.

“El resultado ha sido una sorpresa para todos, incluso para el propio Gobierno”, señala Valeria Brusco, profesora de Política Comparada en la Universidad Nacional de Córdoba e integrante de la Red de Politólogas #NoSinMujeres. “Había ministros que renunciaban, pensando que el barco se hundía. Nadie esperaba este nivel de apoyo”, explica Brusco.

Un voto sin castigo a la agenda antiigualdad

El dato que más desconcierta a observadores y activistas es que el desmantelamiento de las políticas de género -incluido el cierre del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad- no fue castigado en las urnas. Argentina, cuna de las mareas verdes y referente en América Latina por sus avances feministas, parece haber pasado página electoralmente.

Argentina
Mujeres participan en la marcha ‘Ni una menos’ cuya actividad central se realizara frente al Congreso Nacional, en Buenos Aires, Argentina
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“Esa es una pregunta que todavía no tengo resuelta”, admite Brusco. “Pero creo que las luchas feministas han sido tan efectivas que han instalado la idea de que los derechos de las mujeres son iguales a los de los varones, incluso entre quienes no se identifican como feministas. Por eso, cuando se eliminan políticas o ministerios, no necesariamente se percibe como una amenaza directa”.

La académica introduce una idea clave: el consenso cultural sobre la igualdad de género no garantiza apoyo político a las estructuras institucionales que la promueven. “La gente puede creer en la igualdad y, al mismo tiempo, considerar innecesario sostener un Ministerio de Igualdad”, expone.

Una base electoral más masculina

La incógnita sobre el voto femenino sigue abierta. Los datos desagregados por género se conocerán dentro de dos o tres meses, pero Brusco tiene una hipótesis, aunque le gustaría seguir investigando: “Creo que votaron más hombres jóvenes. Las mujeres, especialmente las de más edad, tienden a apoyar menos este tipo de proyectos políticos. Pero necesitamos confirmarlo con los datos del escrutinio definitivo” y analizarlo.

El presidente argentino, Javier Milei
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La tendencia no sería exclusiva de Argentina. Diversos estudios en Estados Unidos, Europa y América Latina muestran que la ultraderecha moviliza con más fuerza a los varones jóvenes, mientras que las mujeres y los votantes mayores suelen mostrar mayor reticencia.

Para Chantal Medici, socióloga e investigadora e integrante de la Red de Politólogas #NoSinMujeres, la baja participación también pudo influir: “Las legislativas movilizan menos, y eso suele favorecer a los núcleos duros de la derecha”. Aun así, advierte que la base de Milei no es exclusivamente masculina. “Hay sectores de mujeres jóvenes que se identifican como libertarias e incluso como feministas libertarias. El libro ‘Sin Padre, Sin Marido y Sin Estado’, de Melina Vázquez y Carolina Spataro, analiza muy bien ese fenómeno”, añade.

“El tema de género no mueve el amperímetro”

En su opinión, la victoria de Milei fue “ambiciosa, pero no totalmente inesperada”. “Se preveía entre un 30% y un 40% de apoyo. Finalmente superó el 40%, pese a que el Gobierno llegaba golpeado por la falta de reservas y por escándalos de corrupción, incluido el que salpicó a su hermana, Karina Milei“, señala la experta, que también es diplomada en Género y Políticas Públicas (FLACSO).

Medici subraya un dato estructural: “Parece que las políticas de igualdad de género no son determinantes a la hora de votar. En 2021, tras la legalización del aborto, los partidos que defendieron la ley tampoco tuvieron buenos resultados”. El feminismo es una fuerza cultural enorme, pero no necesariamente una fuerza electoral.

Karina Milei
El presidente de Argentina, Javier Milei, y su hermana Karina Milei, en la investidura del presidente de El Salvador, Nayib Bukele
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Además, advierte que la baja participación pudo haber amplificado la ventaja de Milei. “Las elecciones de medio término siempre tienen menos movilización, y eso favorece a los núcleos duros de apoyo”.

¿Fin del ciclo feminista o transformación del voto?

El aparente divorcio entre las políticas de género y las urnas no significa que el feminismo argentino haya perdido fuerza social. Medici recuerda que una encuesta reciente de Ipsos indica que Argentina sigue siendo el país de la región donde más apoyo tienen las políticas de igualdad. Sin embargo, el voto no siempre se guía por convicciones progresistas, sino por percepciones económicas e identitarias.

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Javier Milei, sonriendo junto a la vicepresidenta saliente de Argentina, Cristina Fernández, en Buenos Aires (en 2023)
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En palabras de Brusco, el país reproduce un patrón que el economista Thomas Piketty describió como la división entre ‘los brahmanes de izquierda y los mercaderes de derecha’: “La gente con más educación tiende a votar por la redistribución y la igualdad; quienes tienen menos años de escolaridad, votan en contra de la intervención estatal. En Argentina, muchos votantes dicen: ‘No quiero impuestos, no quiero que me impongan nada, y menos sostener un ministerio de igualdad’”.

Entre la igualdad conquistada y el futuro

Mientras Milei celebraba y los mercados reaccionaban con euforia -el presidente estadounidense, Donald Trump, llegó incluso a decir que “EE UU ganó mucho dinero con las elecciones”-, el feminismo argentino se enfrenta un nuevo desafío: cómo traducir su fuerza social en poder político. Y es que como señala Medici, “esa adhesión a las políticas de igualdad de género no se tradujo en votos, igual que los escándalos de corrupción tampoco pesaron electoralmente”.