El anuncio del Comité Nobel recorrió Venezuela como un eco de justicia. María Corina Machado, símbolo de la oposición y del exilio político, se convirtió este viernes en la primera venezolana en recibir el Premio Nobel de la Paz. Entre quienes siguieron la noticia desde fuera del país, muchas mujeres sintieron que el galardón también era suyo.
Una de ellas es Mariale Romero, periodista que trabaja en La Mirada Crítica, en Telecinco. Se marchó de Venezuela hace años, empujada por la crisis y el miedo. Ahora, desde Madrid observa el país que dejó atrás. “Para mí significa muchísimo que este premio se lo hayan dado a María Corina Machado”, dice. “No sólo por la lucha que viene haciendo por la democracia, sino porque es una mujer que nos representa”.

La lucha “en silencio” de Machado
Machado lleva dos décadas enfrentada al chavismo. Inhabilitada, perseguida y ahora galardonada, ha convertido la resistencia en una forma de vida. Mariale, en conversación con Artículo14, lo explica con sencillez: “Lleva años en la política, haciendo una lucha constante en silencio, porque las cosas en el país no le permiten hacerlo como lo haría cualquier otro político”.

Lo cierto es que la noticia del Nobel fue recibida en Venezuela con una mezcla de emoción y escepticismo. En el exilio, en cambio, despertó una esperanza que parecía apagada. “Este reconocimiento le ha dado más esperanza a muchos venezolanos, que ya deseamos que de una vez haya un cambio en el país”, explica Mariale.

La huida
Habla sin estridencias, con la calma de quien ha tenido que acostumbrarse a esperar. “Este reconocimiento es un paso más que está dando la democracia en Venezuela”, añade. “La dictadura de Nicolás Maduro no permite que los cambios sean muy progresivos”.
Su historia se confunde con la de cientos de miles de mujeres que salieron del país. “Yo tuve que marchar del país precisamente por la dictadura de Nicolás Maduro”, recuerda. “Lo que vivimos las venezolanas que estamos fuera a lo que viven las que están dentro no se puede comparar”.

Su lucha desde España
La distancia no ha reducido su implicación. Desde España, sigue de cerca la política venezolana y las noticias que llegan de Caracas. “Cuando tú te marchas pasas por momentos difíciles al estar lejos de tu familia, lejos de tu casa y de lo que ha sido tu vida”, relata.
Mariale habla con orgullo, pero también con cansancio. Sabe que la distancia no detiene la implicación. “Lo que sí tenemos en común las que están dentro y las que estamos fuera es que constantemente estamos luchando por el país de una u otra forma”, afirma. “Aquí nadie ha tirado la toalla y seguimos dándolo todo”.
Esa última frase resume el sentido del premio mejor que cualquier discurso. Machado, convertida ahora en referente global, encarna una causa que las mujeres venezolanas llevan años sosteniendo. El Nobel, más que una victoria política, se convierte ahora en un reconocimiento moral.
Mariale -acostumbrada a hablar frente a la cámara sobre otros países- sigue mirando al suyo con la misma fe que la empujó a marcharse. “Esto es un gran logro para Venezuela y para la democracia”, sentencia.