Demografía

¿Por qué las familias progresistas tienen menos hijos?

El descenso de la natalidad está más concentrado entre los sectores progresistas, mientras que los grupos conservadores mantienen tasas comparativamente más altas en Occidente

Natalidad
Las familias conservadoras tienen más hijos que las progresistas
KiloyCuarto

Las familias progresistas tienen menos hijos. Así lo corrobora los últimos datos publicados en el Reino Unido, donde la natalidad ha caído a un nuevo mínimo histórico, sumándose a la lista de países como Estados Unidos, Francia o Italia, que ven cómo nacen cada vez menos bebés.

No es sorprendente ni novedoso que las familias tengan cada vez menos hijos, o que las mujeres sean madres a una edad más tardía. Es un fenómeno que lleva años extendiéndose. Lo destacable es la brecha ideológica: el descenso de la natalidad parece estar concentrado entre los sectores progresistas, mientras que los grupos conservadores mantienen tasas comparativamente más altas, según apunta el Institute for Family Studies.

La libertad de no tener hijos

Este fenómeno plantea un dilema para los sectores progresistas, que en general expresan rechazo por los clichés parentales y el modelo tradicional de familia, defienden la libertad de no tener hijos o les preocupa la cuestión ecológica, ya que alegan que tener más hijos deja también mayor impacto en un planeta ya suficientemente tensionado.

No tengo paciencia con mis hijos
Una madre pierde la paciencia con su hija

Según datos recientes, la tasa de fecundidad (número medio de hijos por mujer) entre mujeres que se identifican liberal/progresistas es significativamente menor que entre aquellas que se identifican como conservadoras. Un estudio señala que las mujeres conservadoras nacidas entre 1975-79 completaron un tamaño medio de familia cercano a 2,1 hijos, frente a 1,5 hijos en el mismo grupo ideológico liberal.

Las conservadoras quieren más hijos

Además, las mujeres conservadoras desean más hijos que las liberales, y también es más probable que se casen y lo hagan más jóvenes, factores que históricamente favorecen una mayor natalidad. Esta tendencia conlleva un impacto electoral, que ya se está reflejando en Occidente, donde fuerzas conservadoras ganan fuerza en los últimos tiempos. Si los progresistas tienen menos hijos, su peso demográfico se irá reduciendo. Como apuntan diversos expertos, tener más hijos se asocia con mayor presencia de valores conservadores a nivel de dinámicas sociales.

Niños no quieren ir al colegio
Una madre consuela a su hijo antes de entrar al colegio

Para algunos sectores de izquierdas, la natalidad se asocia con discursos conservadores, nacionalistas o tradicionalistas, ya que pensar en “más hijos” puede parecer un retroceso hacia roles de género tradicionales o un obstáculo para la emancipación femenina. John Burn-Murdoch consideró en el Financial Times que “para los progresistas, preocuparse por la tasa de natalidad es intrínsecamente una preocupación conservadora”.

La conciencia ecológica es un elemento de peso. Más personas significan más consumo, más emisiones y más presión sobre el planeta. Pero, como advierte el mismo análisis del de Burn-Murdoch, este argumento no es tan claro cuando se examinan los datos de emisiones per cápita, innovación y envejecimiento demográfico.

Madres con hijos pequeños
Madres con hijos pequeños
Depositphotos

También pesa el hecho de que muchas mujeres progresistas priorizan su carrera profesional, la autonomía o la realización individual, y muchas de ellas deciden posponer o no tener hijos por motivos personales, profesionales o económicos. De hecho, la investigadora Peggy O’Donnell Heffington, de la universidad de Chicago, señala que “las mujeres cada vez más dicen no a la maternidad” en Estados Unidos.

Un cambio demográfico

La principal consecuencia de la baja natalidad es demográfica. Sociedades que envejecen, con menos personas que nacen para incorporarse al mercado laboral, lo que tiene repercusiones en pensiones, servicios sociales o crecimiento económico. Otro es cultural: si surgen menos ciudadanos con valores progresistas, existe un riesgo de que la sociedad se torne más conservadora de lo que los progresistas esperan.

El empresario Elon Musk camina con su hijo a hombros a su llegada al Capitolio de Washington
EFE

La investigación analizada por John Burn-Murdoch indica que las generaciones futuras de liberales podrían ser menos numerosas, lo que reduce su influencia electoral, cultural y demográfica. Además, los países con poblaciones envejecidas tienden a ser más reacios al cambio, menos innovadores y más cautelosos, lo que puede ir en contra de las agendas progresistas sobre tecnología, ecología o justicia social.

Una conciliación que no existe

Peggy O’Donnell Heffington analiza por qué “cada vez más mujeres están diciendo no a tener hijos”. Apunta a que la carencia de apoyo estructural -guarderías, permisos parentales o políticas de conciliación- hace que la decisión de no tener hijos sea a menudo más sobre condiciones que sobre valores.

Expertas coinciden en que la caída de la natalidad entre los progresistas es un espejo en el que se refleja una tensión entre la emancipación individual y la estructura de la sociedad. Mientras los sectores conservadores apuestan decididamente por la reproducción, la izquierda descuida esa dimensión. El resultado es un seísmo cultural que la izquierda no buscó, pero al que se ve arrastrada.

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