Nacida en 1959 en Pineto, un pequeño pueblo de la provincia de Teramo, en la región central italiana de Abruzzo, Tiziana Merletti, de 65 años, llena ahora los titulares de la prensa de todo el mundo. Protagoniza el primer nombramiento en la curia del Papa León XIV, especialmente llamativo porque, en los primeros días de su pontificado, había explicado que mantenía los cargos del pontificado de Francisco a la espera de reflexionar y decidir si confirmarlos o cambiarlos de manera definitiva. Es por eso que la decisión firmada este 22 de mayo por León XIV, que convierte a la monja Tiziana Merletti en la número tres del Dicasterio para los Religiosos, tiene aún un valor más simbólico.
¿Quién es Tiziana Merletti?
Merletti tiene tres puntos a favor. Por un lado, su dedicación a la vida religiosa: emitió los votos de monja en 1986 y ha sido ex superiora general de las Hermanas Franciscanas de los Pobres. Por otro, su profundo bagaje académico: es licenciada por la Universidad Gabriele d’Annunzio de Teramo y doctora en Derecho Canónico por la Pontificia Universidad Lateranense.
Durante estos años ha sido profesora en la Pontificia Universidad Antonianum de Roma y colabora como canonista en la Unión Internacional de Superioras Generales. Este es su tercer punto fuerte, ya que le permite conocer muy bien la situación de las monjas a nivel global. La organización representa a unas 600.000 monjas de todo el mundo y, desde hace años, intenta dar visibilidad a la situación de las mujeres dentro de la Iglesia, también aspectos muy espinosos como la escasa representatividad femenina en la jerarquía de poder del catolicismo.
Dirigido por una mujer
Ser la nueva secretaria del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica supone ser el número tres de un organismo vaticano ya dirigido por una mujer, la misionera Simona Brambilla, desde que Francisco decidió posicionarla en este cargo en 2025, pasando a la historia por ser la primera mujer “ministra” de la Santa Sede. En el número dos se mantiene, como coprefecto, el cardenal salesiano Ángel Fernández Artime.

Este es un mensaje continuista de León XIV con el pontífice argentino para Cristina Inogés, teóloga y una de las cuatro mujeres españolas que ha formado parte del primer Sínodo de los Obispos inclusivo, que abrió la puerta a ellas en 2023 de la mano del Papa Francisco. “Es un nombramiento muy bueno en sí mismo y, por supuesto, reafirma la confianza en las mujeres para puestos de responsabilidad en la curia vaticana“, explica a Artículo14 Inogés. “Es, por otra parte, continuar con el proceso de reforma iniciado por Francisco y, sin duda alguna, una de las muchas maneras de ir haciendo realidad la Iglesia sinodal“, añade. Dice la experta que, para saber más, habrá que esperar.
El poder de Merletti: más monjas que sacerdotes
Opinión que comparte su compañera española de Sínodo, María Luisa Berzosa, quien opina que este nombramiento es un paso más para nivelar las presencias femeninas que, hasta hace muy poco, eran muy escasas en la Iglesia. La religiosa española apunta otra clave de lectura muy interesante a Artículo14: el dicasterio había estado siempre gestionado por cardenales y obispos, siendo históricamente más alto el número de religiosas en el mundo que de religiosos. Según los últimos datos publicados este año y que hacen referencia a 2023, el número de sacerdotes en todo el mundo católico es de 406.996; los religiosos, frailes y monjes, son 170.000, y el número de monjas ronda las 590.000. El poder de ellas está en los números, y ahora también en una representación femenina en la jerarquía.
El legado de Francisco
Aunque el primer nombramiento de una mujer en la curia vaticana lo realizó Pablo VI, Francisco ha sido el Papa que consiguió abrir la puerta a mujeres de manera definitiva en puestos de poder y también instaurar esa idea de participación que tantos sectores llevaban décadas esperando. De hecho, el papa argentino nombró a la historiadora del arte Barbara Jatta como directora de los Museos Vaticanos o a sor Raffaella Petrini como la “número dos” del Vaticano en la gestión del Estado pontificio. Incluyó a Simona Brambilla como secretaria del dicasterio que rige a los religiosos y luego como ministra, y también a Alessandra Smerilli, economista salesiana, como “número dos” del Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano.
A Petrini y a dos mujeres más —la monja Yvonne Reungoat y María Lia Zervino— las reclutó en 2022 para el dicasterio que nombra a los obispos, uno de los de mayor poder.
A la espera de que León XIV realice nombramientos definitivos para los principales cargos de la curia, esta primera decisión marca un claro mensaje: las mujeres van a ser cada vez más protagonistas en la jerarquía administrativa y de poder de la Iglesia. Prevost seguirá los pasos de Bergoglio.