La reciente renovación de la Asamblea de la República de Portugal trae consigo el reflejo de la representación política femenina. En las elecciones legislativas del pasado 18 de mayo, fueron elegidas 77 mujeres para ocupar los escaños parlamentarios, según los datos más recientes del Ministerio del Interior portugués.

Estas 77 diputadas representan el 34,1% de los 226 escaños en el Parlamento, sin contar aún los diputados electos en las circunscripciones del extranjero. Aunque esta cifra se mantiene en línea con la legislatura anterior, en la que hubo 76 mujeres, representa un retroceso frente a la legislatura previa de 2019, donde se alcanzó un récord histórico con 89 diputadas (el 38,7%). Este descenso, rompe con la tendencia creciente observada durante las últimas décadas, desde niveles muy bajos tras la Revolución de los Claveles en 1974, y pone de manifiesto los desafíos estructurales que todavía limitan la igualdad plena en la representación política femenina en Portugal.

Ley de Paridad en Portugal
La Ley de Paridad, aprobada en Portugal en 2006, es un hito en la lucha por la igualdad de género en la política nacional. Esta normativa establece que las listas electorales para los diferentes órganos representativos deben incluir un mínimo del 33% de candidatas de cada sexo, con el objetivo de promover una representación más equilibrada entre mujeres y hombres en los parlamentos. Aunque la ley ha contribuido a aumentar la presencia femenina en la política portuguesa, su aplicación se encuentra con trabas.

Según ha informado el diario portugués Público, aunque los partidos se ajustan a la normativa en la presentación de candidaturas, no siempre las mujeres ocupan posiciones en lugares de verdadero peso dentro de las listas, lo que reduce sus posibilidades reales de resultar electas. Además, las mujeres tienden a ser menos promovidas a puestos de liderazgo y visibilidad dentro de las formaciones políticas, perpetuando una estructura dominada mayormente por hombres.
No hay mujeres en primera línea
Un aspecto muy llamativo es la ausencia de mujeres en la primera línea del poder ejecutivo. A pesar de contar con diputadas y líderes femeninas dentro de sus filas, Portugal -al igual que España…- sigue sin tener una primera ministra electa desde la instauración de la democracia, un hecho que evidencia las dificultades para que las mujeres accedan a las posiciones más altas del poder político.
En esta legislatura, dos figuras femeninas han destacado como líderes de partidos parlamentarios: Mariana Mortágua, al frente del Bloco de Esquerda, y Inês Sousa Real, líder del PAN (Partido Pessoas-Animais-Natureza). Estos dos grupos son quienes presentan el mayor porcentaje de representación femenina dentro de sus bancadas, alcanzando un 100%.
Predominio masculino en la política portuguesa
No obstante, sus formaciones no lograron un apoyo electoral significativo que pudiera llevarlas hacia posiciones de mayor influencia, manteniendo así el predominio masculino en la cúspide política.

En los otros partidos, la representación femenina es la siguiente: el Partido Socialista que cuenta con 21 diputadas, lo que representa un 36,2% de sus escaños; Chega tiene 18 mujeres, equivalentes al 31%; la Iniciativa Liberal presenta tres diputadas, el 33,3% de su bancada; Libre alcanza la paridad con tres mujeres, un 50%; y la CDU tiene una representante femenina, también el 33,3% de sus diputados. Como excepción, aunque de forma totalmente entendible, el partido Juntos por el Pueblo (JPP), que ingresó al Parlamento con un único diputado, Filipe Sousa, no tiene representación femenina, situándose en un 0% de diputadas.