“Usted ha repetido varias veces que Rusia debería pagar por la reconstrucción de Ucrania. ¿Cree usted que Israel debería pagar por la reconstrucción de Gaza, ya que han destruido casi toda su infraestructura civil?”, preguntó en octubre el periodista italiano Gabriele Nunziati a Paula Pinho, portavoz de la Comisión Europea.
Fue una pregunta incómoda para la agencia de noticias Italia Nova, que finiquitó el contrato laboral del reportero, que justo empezaba a cubrir la política europea para la agencia. Francesco Civita, portavoz de la agencia, alegó que la pregunta fue “técnicamente incorrecta”, ya que “Rusia invadió un país soberano sin provocación, mientras que Israel respondió a un ataque”.

¿Quién reconstruirá Gaza?
Más allá de la controversia, la pregunta puso en agenda un tema no resuelto: el inicio de la reconstrucción de Gaza. El golpe sobre la mesa de Donald Trump, que junto a países árabes y musulmanes impuso su “plan de paz” a Israel y Hamás, logró inicialmente parar la guerra y devolver a los rehenes israelíes vivos a casa. No obstante, la tregua es frágil y pocos confían en la entrada en vigor de la segunda fase, que debería impulsar la reconstrucción del devastado enclave, el desarme de Hamás, el despliegue de una fuerza militar internacional y la formación de un gobierno de transición palestino.

Sobre el terreno, los gazatíes trabajan con los escasos medios disponibles para limpiar las runas e intentar reconstruir sus dañadas viviendas. Barrios enteros pasaron a ser montañas de escombros y hierros: cuesta reconocer calles y edificios. “Esta fue mi casa”, comentó Abu Iyad Hamdouna a la BBC. Señala un montículo de destrozos en Sheikh Radwan, un denso barrio de la ciudad de Gaza. “Estaba ahí, pero no quedó ni un hogar en pie”, lamentó.
“Moriremos y no habremos visto la reconstrucción”
Se estima que convertir en viable la vida en la franja tomará años y requiere de una inversión de unos 70 billones de dólares, según estimó la ONU. “Moriremos y no habremos visto la reconstrucción”, consideró Abu Iyad, de 63 años. Nihad al-Madhoun, de 43, afronta un gran riesgo: muchos gazatíes vuelven a sus edificios en ruinas a vivir, asumiendo el riesgo de un posible colapso. “Retirar toda la runa tomará al menos cinco años. Esperaremos, porque no tenemos otra opción”, agregó Nihad.
Imágenes de satélite recogidas por la ONU estiman que unas 300.000 viviendas han sido dañadas y destruidas. Hay unos 60 millones de toneladas de ruina, mezclada con peligrosos explosivos sin explotar y miles de cuerpos enterrados. Las estimaciones apuntan a que 67.000 gazatíes murieron en los dos años de bombardeos israelíes, pero quedan muchas víctimas sin localizar.
La “Riviera de Gaza”
El plan de Trump insinuaba que poderes extranjeros -bajo supervisión de Tony Blair- liderarían la reconstrucción. En plena guerra, Trump indignó a los gazatíes con su vídeo de la “Riviera de Gaza”, donde la Inteligencia Artificial (IA) esbozó una franja abarrotada de resorts turísticos y rascacielos de lujo. De momento, solo se vislumbraba una tímida vuelta a la vida, con tiendas o restaurantes intentando retomar la actividad. “Es muy modesto, pero la gente quiere vivir”, apuntó Yahya al-Sarraj, alcalde de la ciudad de Gaza nombrado por Hamás.

El grupo islamista aprovechó la tregua para reinstaurar su régimen de terror. Sus fuerzas de seguridad emergieron de los túneles, para reprimir con dureza y asesinar a miembros de clanes rivales y civiles críticos con su estrategia. Por ahora, reina el estatus quo vigente antes del 7 de octubre de 2023. Nada hace presagiar que el grupo islamista entregue el poder.
El “Plan Fénix”
“Hemos oído muchos planes: internacionales, locales, regionales… Pero nosotros tenemos nuestro propio plan. Lo llamamos el Fénix de Gaza”, prosiguió el alcalde gazatí. En otro vídeo también generado con IA, se visualiza una franja renovada y funcional, con preciosos edificios, tráfico y hasta ferrocarriles. “Queremos llenar el vacío. No puedes contar con una reconstrucción impuesta internacionalmente, sin una visión para tu propio país”, comentó Yara Salem, ex miembro del Banco Mundial con experiencia en áreas de conflicto, incluido el Irak de posguerra.
El Plan Fénix se esbozó el pasado febrero, tras 13 meses de trabajo en una coalición formada por 700 expertos palestinos, algunos en el extranjero. También participaron alumnos de la universidad Birzeit de Cisjordania, sin la opinión de Hamás incluida. Sus impulsores son conscientes de que la aplicación del plan no está en sus manos, ya que en Gaza convergen ahora múltiples intereses cruzados en Oriente Medio.
5.000 dólares por abandonar Gaza
En un controvertido documento filtrado por el Washington Post, el fondo por la “Reconstrucción de Gaza y la Aceleración Económica”, bajo patronato estadounidense e israelí, vislumbraba una franja convertida en “ciudades inteligentes impulsadas por IA”, para sustituir al “pobre urbanismo” que facilita la “insurgencia en el corazón de Gaza”. El plan también contemplaba la “reubicación voluntaria” de cerca de un cuarto de la población, que recibiría ayudas de 5.000 dólares por persona para marcharse.

“Este tipo de planes casi alucinatorios están creando una oportunidad para el capitalismo del desastre, lo cual es preocupante”, argumenta Raja Khalidi, director general del Instituto de Investigación de Política Económica de Palestina. E insistió: “Debe contar con una visión palestina, y me preocupa que sea desplazada”.
Desde la Liga Árabe y la Autoridad Nacional Palestina en Ramala, también se han elaborado planes propios para una reconstrucción impulsada por gazatíes. “Debe fortalecerse el sentido de pertenencia y asegurar que las necesidades de la comunidad local son atendidas”, reclamó la Liga Árabe. Sobre el terreno, las runas y la falta de infraestructuras funcionales ahogan a dos millones de civiles sin esperanzas de poder retomar una vida normal. “Aquí seguimos, erigiendo tiendas junto a las casas en las que no podemos vivir”, lamentó Abu Iyad.

