Vladimir Putin ha enviado al frente de batalla en Ucrania a un hombre acusado de asesinar y despellejar a su propia esposa. Según él, el motivo para asesinarla fue que ella se negó a cocinarle sopa de pollo. Pero Rafis Khuzin (56 años), no irá a la cárcel, no se enfrentará a la justicia por su brutal crimen debido a las bajas rusas en el campo de batalla, y el acusado se unirá a las tropas en el frente. El indulto le eximirá de ser juzgado por asesinato, ya que las leyes rusas recompensan a los prisioneros y futuros convictos reclutados durante la guerra.
Khuzin fue acusado del asesinato cruel de su esposa, Olga Blinova (49 años), a quien apuñaló hasta la muerte con un gran cuchillo de cocina antes de intentar despellejarla. Según la prensa local, tras matar a su mujer Khuzin despellejó la parte superior de su cadáver antes de esconderlo en el cobertizo de su jardín. Se estima que esperó cinco días antes de denunciar el asesinato a las autoridades en Berezovsky, cerca de Ekaterimburgo.

El diario Baza informó que se abalanzó sobre su esposa después de que ella se negara a cortar trozos de pollo mientras preparaba una sopa. Tras apuñalarla, el medio añadió que intentó desmembrar su cuerpo sin vida, pero no pudo hacerlo. En cambio, solo pudo “quitarle la piel de la parte superior del cuerpo”. La Policía que acudió al lugar de los hechos quedó “conmocionada por lo que encontró” a pesar de haber “presenciado muchas escenas horribles a lo largo de sus carreras”, declaró el portavoz policial Valery Gorelykh.
Conmoción entre los agentes rusos que acudieron a lugar de los hechos
Gorelykh precisó que “incluso los detectives, que han presenciado muchas escenas horribles a lo largo de sus carreras, quedaron conmocionados por lo que encontraron cuando llegaron primero al lugar de los hechos”. Otros reportes afirmaron que la esposa de Khuzin esperaba que él preparara la sopa de pollo mientras ella no estaba. Alexander Shulga, del Comité de Investigación Ruso, explicó que el conflicto surgió después de que la mujer llegara a casa del trabajo y lo criticara por no preparar la cena. Él le exigió que cortara el pollo y preparara la sopa, pero ella se negó.

Será un hombre libre en Rusia
Tras el crimen, rápidamente, Khuzin hizo una estratagema para protegerse. Una fuente cercana a la investigación afirmó que el presunto asesino se había alistado rápidamente antes de que pudiera comenzar el juicio por asesinato. “No esperó al juicio y firmó un contrato con el Ejército”, aclaró la fuente. Ya se había declarado culpable de un delito que podría haberlo condenado a 15 años de prisión, pero debido a las leyes rusas aprobadas tras la invasión de Ucrania ordenada Putin, no enfrentará juicio ni pena de prisión. Tras servir en la guerra, será un hombre libre, en caso de que sobreviva.
La estragia en Rusia de “cárcel por guerra”
Rusia formalizó la fórmula de “cárcel por frente” como un pilar más de su esfuerzo de guerra en Ucrania. Primero, a través del grupo de mercenarios Wagner y después mediante el propio Ministerio de Defensa, con cambios legales que permiten al Estado reclutar tanto condenados como procesados y suspender o extinguir sus causas penales si van al combate. La tendencia general desde 2022 es pasar de ofertas de amnistía rápida tras seis meses a un modelo en el que los presos quedan atados al frente hasta el fin de la guerra o de la movilización, con liberaciones mucho más restrictivas.

Según el diario Novaya Gazeta, en verano de 2022 Wagner empezó a visitar centros penitenciarios para reclutar reclusos, ofreciéndoles seis meses de servicio en Ucrania a cambio de amnistía completa si sobrevivían, además de compensaciones económicas para ellos o sus familias. Se estima que entre 2022 y 2023 se reclutaron a entre 48.000 y 50.000 presos, reconvertidos en eje central de la fuerza de choque rusa.
Presos convertidos en “carne de cañón” en Rusia
Tras la disputa abierta con Wagner y la sospechosa muerte de su líder Yevgueni Prigozhin, el ministerio de Defensa creó los batallones “Storm”, compuestos por presos enviados a sectores del frente con altas tasas de mortalidad. Dado que algunas cárceles se vaciaron, acabaron cerrándose.
En la fase inicial del plan, muchos presos firmaban contratos de seis meses y, si sobrevivían, regresaban a casa con indulto presidencial, lo que generó una oleada de excombatientes violentos que se reintegraban en la sociedad rusa. Esta estrategia permite a Moscú sostener un nivel alto de bajas sin recurrir a una movilización total -que sería impopular-, mientras que utiliza a presos y acusados como “carne de cañón” relativamente prescindible desde la perspectiva del Estado.


