Torturas rusas

Sin ojos ni laringe, Rusia devuelve a Ucrania a Viktoriia Roshchyna con “múltiples señales de tortura”

Una investigación en The Guardian detalla los últimos meses de vida de la periodista ucraniana que destapaba las atrocidades del Kremlin en las zonas ocupadas

Ucrania
La periodista ucraniana Viktoriia Roshchyna fue torturada por Rusia
KiloyCuarto

En un intercambio de cadáveres de soldados muertos en combate en la guerra entre Rusia y Ucrania, ocurrió un detalle inesperado. Los operarios ucranianos se prepararon para otra compleja misión: retornar a Kiev los cuerpos sin vida de 757 uniformados, que recibieron un bosque fronterizo el pasado mes de febrero.

Cuando los intermediarios de Cruz Roja comprobaron el listado de nombres -en que los rusos aportaban el nombre, localidad o la causa de muerte-, se toparon con una misteriosa cifra: “NM SPAS 757”. Las letras eran una abreviación, que se refería a “persona no identificada” con serios daños en las arterias coronarias.

El cadáver de Viktoriia Roschyina

Se trataba del cuerpo sin vida de la reportera Viktoriia Roschyina, que fue capturada en verano de 2023 cerca de la central nuclear de Zaporiyia. La periodista, que cruzó por cuarta vez el frente de guerra para informar desde los territorios ocupados por fuerzas rusas, era la única informadora ucraniana que logró romper el apagón informativo impuesto por Moscú en estas zonas, donde se producían crímenes brutales rutinariamente.

Acorde a la investigación de The Guardian junto a otros medios colaboradores, Roschyina murió un año después de su detención, cuando tenía 27 años. Pese a la escasa información disponible, la investigación determinó que la joven fue detenida sin cargos, ni sin posibilidad de hablar con abogados. Un año después de ser capturada, logró hablar cuatro minutos por teléfono con sus padres.

Las señales de tortura

Las conclusiones de los forenses ucranianos que examinaron el cuerpo indicaron “múltiples señales de tortura”. Detectaron quemaduras en sus pies por cargas eléctricas, lesiones en la cadera y la cabeza, o una costilla rota. Su larga cabellera fue rapada. El hueso hioides del cuello estaba roto, lo que indica una probable estrangulación. No obstante, no se pudo determinar la causa de su muerte: cuando el cuerpo fue devuelto, no tenía cerebro, ojos ni laringe.

Según testimonios consultados por los reporteros que publicaron el caso, se estima que unos 16.000 civiles ucranianos habrían sido víctimas de abducciones y torturas sistemáticas a manos de las fuerzas de ocupación rusas. Tampoco se presentaron cargos contra la gran mayoría de capturados, por lo que el conglomerado de medios Forbidden Stories trata de recabar pruebas sobre presuntos crímenes de guerra, para intentar que sean juzgados.

Rusia
Rusia ha atacado una panadería que prepara los bollos tradicionales de Pascua en Sumi
Efe

Entre los miles de capturados, figuran trabajadores humanitarios, periodistas, empresarios, políticos, líderes religiosos, o cualquier sospecho de resistir a la invasión. Estarían repartidos entre más de 180 instalaciones, repartidas entre los territorios ocupados y dentro de Rusia. Su situación apenas se recuerda o discute en los intentos de mediar una tregua por parte de la Casa Blanca.

Roshchyna nació acostumbrada a la guerra. Su padre era un veterano del ejército soviético que combatió durante la guerra en Afganistán (1979-89), y con tan solo 17 años vivió la anexión de la península de Crimea por parte de Rusia. Creció en Kryvyi Rih, el mismo poblado del presidente Volodimir Zelenski, ubicado a poco más de 30 kilómetros del frente abierto por los rusos al sur del país.

Su vida era su profesión

Sus colegas decían que estaba obsesionada con el trabajo. “No tenía otra vida más allá de su trabajo, ni amigos, ni pareja. Pero realizaba un trabajo extraordinario. Para ella era una misión”, dijo Sevhil Musaieva, editora jefe de Ukrainska Pravda. “Fue una de las periodistas más valientes que conocí en mi carrera”, agregó.

Imagen de la ciudad de Krivi Rig tras ser atacada por el Ejército ruso
X/Telegram de Volodímir Zelenski

Además, era extremadamente precavida. Usaba varios teléfonos para proteger a sus fuentes de información, y escribió sus artículos en archivos que desaparecían automáticamente. Habitualmente, “desaparecía” durante semanas, para luego dar señales de vida con sus incisivos reportajes.

En 2022 sufrió el primer incidente con las fuerzas ocupantes, cuando un soldado la arrestó y entregó a los servicios secretos del FSB. Fue obligada a filmar y difundir un vídeo propagandístico, y finalmente fue liberada días después. Al regresar -muy delgada y rota mentalmente-, su entorno le imploró que permaneciera tranquila en casa.

En busca de las salas de tortura

Pero su misión vital la devolvió al frente. Entre otras informaciones, reveló las intimidaciones que sufrían los trabajadores de la planta nuclear de Zaporiyia, o el asesinato de dos adolescentes de 16 años que se oponían a la ocupación rusa. En su última misión antes de desaparecer, trató de localizar las instalaciones utilizadas por los agentes rusos para interrogar y torturar a detenidos ucranianos, donde se les forzaba a aportar falsas confesiones.

Para perseguir su objetivo, cruzó a Rusia por la frontera con Lituania, para luego viajar más de 1.000 kilómetros por territorio ruso y penetrar en las zonas ucranianas ocupadas. En agosto de 2023, su padre temió lo peor, al certificar que llevaba días con el móvil desconectado. Al parecer, fue capturada mientras rastreaba lugares de detención en los aledaños de la central de Zaporiyia.

Una compañera de celda de la periodista, que fue liberada el pasado setiembre, contó a The Guardian que “durante los interrogatorios, le aplicaron descargas eléctricas. La apuñalaron varias veces en el brazo y en la pierna”. Otro compañero de celda explicó que la vio muy drogada, y que rechazaba la comida de sus carceleros. Su cuerpo no resistió la hambruna, y fue trasladada a un hospital, donde la vigilaban seis tipos armados.

En abril de 2024, su familia recibió la primera confirmación oficial de que Roshchyna estaba viva, mediante una carta del Ministerio de Defensa ruso. En ella se indicaba únicamente que “ha sido detenida y se encuentra actualmente en el territorio de la Federación Rusa”. En septiembre, se comunicó con sus padres por teléfono, y les dijo: “Hasta aquí. Adiós, os quiero papá y mamá”.

Cuando finalmente se devolvió el cuerpo de Roshchyna, estaba en tan mal estado que su identificación visual fue difícil. Sin embargo, los peritos encontraron en su pierna una placa con la inscripción manuscrita “V.V. Roshchyna”, y la prueba de ADN coincidió con la de sus padres.

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