Afganas o ucranianas no, surafricanos sí. Para la Administración Trump, el origen y el color de piel de las personas son un factor decisivo a la hora de conceder un permiso de refugiados que les permite entrar y vivir en Estados Unidos. Este lunes, decenas de surafricanos blancos han aterrizado en el país tras recibir un estatus de refugiados concedido por la administración Trump, un documento impensable para otros refugiados que buscan asilo político en el país.
La concesión supone un giro drástico en la política de Washington, que hasta la fecha se reservaba estos permisos a gente que huía de guerras, genocidios o hambrunas. En este caso, se trata de surafricanos Afrikaners, miembros de la minoría blanca que gobernó el país durante el régimen de Apartheid (1948-1994). Estos surafricanos protestan por ser discriminados, no acceder a oportunidades laborales y sufrir episodios violentos por cuestiones raciales.
Antes de partir a Oriente Medio, Trump declaró que “granjeros surafricanos están siendo asesinados, y les pasa por ser blancos. Para mi es indiferente que sean negros o blancos. Pero granjeros blancos están siendo brutalmente asesinados, y sus tierras son confiscadas en Suráfrica”. Los datos de la policía surafricana no coinciden con el relato de Trump sobre asesinatos masivos.

Entre abril de 2020 y marzo de 2024, 225 personas fueron asesinadas en granjas del país africano, según datos policiales. 101 de las víctimas eran trabajadores, mayoritariamente negros. 53 de los muertos eran propietarios de granjas, que suelen ser blancos. La concesión de Trump puso el foco sobre las decenas de miles de personas en todo el mundo a quien EE UU deniega permisos de asilo, especialmente sobre los afganos que ayudaron a soldados norteamericanos durante la guerra de Afganistán.
En su primer día en el despacho oval, Trump detuvo los programas de admisión de refugiados, mientras paralelamente diseñó el salvoconducto para acoger a los Afrikaners. Sus aplicaciones para llegar a EE UU tomaron unos tres meses, un periodo de tiempo mucho más rápido de lo habitual. Habitualmente, el sistema demora años las peticiones.
Según la versión de Trump, los afrikáners fueron acogidos rápidamente porque son “víctimas de un genocidio”, aunque no existen cifras que apoyen el relato. El vuelo de la compañía Omni Air International -financiado por Washington- trajo desde Suráfrica a 59 personas, y otras 8.000 expresaron su interés en acogerse a este plan especial de refugiados.
Una de las recién llegadas, Thea Van Straten, contó que fue atacada cuatro veces en su granja. “No es un lugar seguro”, dijo durante una entrevista. La surafricana gestionaba una granja que además ofrecía servicios de hospedaje. En su opinión, los afrikáners siguen siendo acusados por los crímenes cometidos por el régimen de apartheid.
Charl Kleinhaus, de 46 años, quien regentaba una granja en Limpopo, viajó con su familia a Buffalo tras aterrizar en el Aeropuerto Internacional Washington-Dulles.”Simplemente hicimos las maletas y nos fuimos, por razones de seguridad”. Dos altos oficiales estadounidenses recibieron a los refugiados al aterrizar, un acto inusual respecto a otros solicitantes de asilo.
El nuevo programa de refugiados para sudafricanos, que según el Departamento de Estado está dirigido a cualquier minoría racial del país, ha exacerbado las tensiones entre Estados Unidos y Suráfrica. El gobierno surafricano ha rechazado la afirmación de la Administración Trump de que los afrikaners son elegibles para el estatus de refugiados.
Tres décadas después del fin del apartheid, los sudafricanos blancos siguen dominando la propiedad de la tierra. Además, tienen tasas de empleo mucho mayores que los sudafricanos negros y sufren de pobreza en tasas mucho menores.
“Es sumamente lamentable que parezca que el reasentamiento de sudafricanos en Estados Unidos bajo la apariencia de ‘refugiados’ tenga motivaciones políticas y esté diseñado para cuestionar la democracia constitucional de Sudáfrica”, declaró Chrispin Phiri, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Sudáfrica.
Pero Stephen Miller, el subjefe de gabinete de la Casa Blanca que ha supervisado la política de inmigración de la administración, dijo que la situación en Sudáfrica encajaba “con la definición clásica de por qué se creó el programa de refugiados”. Quedará por ver si surafricanos de raza negra también podrán acogerse a dicho programa.
En febrero, Trump firmó una orden ejecutiva que suspendía toda la ayuda extranjera a Suráfrica y anunció que su administración trabajaría para reasentar a los “refugiados afrikaners” debido a las acciones del gobierno sudafricano que “desfavorecían racialmente a los terratenientes”.
Trump se refería a una ley recientemente aprobada, conocida como la “Ley de Expropiación”, que en algunos casos permite al gobierno adquirir tierras privadas en beneficio del interés público sin pagar compensación. Sin embargo, esta medida solo puede tomarse tras un proceso de justificación sujeto a revisión judicial.
“Los verdaderos refugiados siguen esperando”, se leía en pancartas de protesta en la localidad estadounidense de Dulles ante la llegada de los afrikáners. Para algunos vecinos, como Kenn Speicher, este grupo de gente “ha recibido un trato especial. No conozco su situación, pero sus permisos se aprobaron en tres meses, y se hizo por motivos políticos”.