En la víspera de la visita de Donald Trump a tres países de Oriente Medio, donde priorizará cerrar acuerdos comerciales y militares en Qatar, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos (EAU), se reveló que la Casa Blanca planea aceptar el conocido como “palacio del cielo”, el lujoso avión Boeing 747-8, que será donado por la familia real qatarí.
El inusual regalo, que despierta dudas éticas sobre la legitimidad de aceptar una donación de esta índole, será utilizado como el nuevo “Air Force One”, el avión oficial presidencial de Estados Unidos. Antes de embarcarse en una gira regional de cuatro días donde evitará visitar a Israel -señal de que podría estar agotado por la eternización de la guerra de Benjamin Netanyahu-, se hizo publica la noticia sobre uno de los regalos extranjeros más caros recibidos en la historia de los gobiernos norteamericanos.

Funcionarios estadounidenses contaron al New York Times que el lujoso avión será donado a la librería presidencial de Trump cuando abandone el poder, y se especula con que lo pueda seguir usando incluso tras dejar el Despacho Oval. Algunos compañeros de filas republicanos cuestionaron la legitimidad del regalo, y los demócratas críticos, que le acusaron directamente de soborno fueron catalogados como “perdedores” por parte del presidente.
En su red social Truth Social, Trump salió a la carga. “Así que el hecho de que el Departamento de Defensa reciba un REGALO, GRATIS, de un avión 747 para reemplazar temporalmente al Air Force One, de 40 años, en una transacción muy pública y transparente, molesta tanto a los demócratas corruptos que insisten en que paguemos el precio máximo por el avión”, escribió. Y exclamó: “¡Cualquiera puede hacerlo! ¡Los demócratas son unos fracasados de primera!”

Si bien desde Doha se matizó que la donación todavía no se oficializó, congresistas demócratas y asociaciones civiles expresaron quejas acerca de la legitimidad del regalo. Critican a Trump que prioriza sus intereses empresariales al fijar sus prioridades geoestratégicas en Oriente Medio, así como el desmesurado valor del avión o su posible uso tras abandonar la Casa Blanca.
“Incluso en una presidencia marcada por la corrupción, esta decisión es impactante”, declaró Robert Weissman, copresidente de Public Citizen, una organización de defensa del consumidor. “Deja claro que la política exterior estadounidense bajo la dirección de Donald Trump está en juego”, añadió.
Del Air al Trump Force One
El líder republicano dispone de su propio avión personal, el “Trump Force One”, un viejo Boeing 757 que estrenó a principio de los años 90, y que compró al co-fundador de Microsoft en 2011. Con el regalo de la realeza qatarí, Trump cumplirá su postergado sueño de renovar el “Air Force One”, tras varios intentos de desbloquear contratos con la compañía Boeing.
Karoline Leavitt, secretaria de prensa de la Casa Blanca y principal escudera de Trump, aclaró que “cualquier regalo de gobiernos extranjeros se acepta acorde a la ley, estamos comprometidos con la transparencia total”. Pero el hecho de que sea posteriormente traspasado como propiedad de su librería privada, revela que Trump ha fusionado sus intereses políticos y personales en su nuevo mandato. Otro claro ejemplo son los acuerdos alcanzados con una firma de criptomonedas en las últimas semanas, que marca un inédito precedente en Washington.
Dos personas familiarizadas con la operativa de la Casa Blanca, el abogado David Warrington y la fiscal general Pam Bondi -cuyo trabajo anterior como lobista incluyó a Qatar como cliente-, determinaron que estaría dentro de la ley que la biblioteca de Trump recibiera el avión.

Tras recibir el regalo, el avión privado más lujoso, una compañía de Texas será la responsable de amueblar el aparato y hacer los necesarios arreglos de seguridad, lo que tomaría un tiempo extra. El detalle de la casa real qatarí, valorado en unos 360 millones de dólares, cuenta con salas de reuniones, suites, camarotes… donde el dorado es protagonista. Con todo, en el Departamento de Defensa, aseguran que no es inmediato: “Estamos hablando de años, no de meses”.
Demasiado antiguos para Trump
Poco después de su elección, Trump se ha mostrado frustrado por los sobrecostes y los retrasos en los dos nuevos aviones “Air Force One” que Boeing tiene contratado para entregar al gobierno federal. Los dos aparatos actuales tienen más de 30 años y requieren mantenimiento frecuente, que a veces demora meses. Por ello, desde la Administración Trump se consideró la adquisición del avión propiedad de Qatar, que el presidente visitó el pasado febrero cuando estaba aparcado en el aeropuerto internacional de Palm Beach (Florida).
“Es difícil verlo como una coincidencia cuando la compañía de Trump acaba de anunciar un nuevo resort de golf en Qatar, supuestamente asociado con una empresa propiedad del gobierno del país, y pronto se reunirá con altos funcionarios qataríes en un viaje a Oriente Medio que también incluye reuniones con jefes de estado de otros dos países en los que tiene intereses inmobiliarios”, dijo Jordan Libowitz, portavoz de la oenegé Ciudadanos por la Responsabilidad y la Ética, en un comunicado.
Para muchos estadounidenses, es difícil diferenciar en la toma de decisiones de la Casa Blanca las medidas aprobadas en beneficio del interés general o las que se toman para que Trump y su entorno saquen rédito económico. Preguntado por la polémica, Trump consideró que solamente gente “estúpida” evitaría un regalo de estas características. Para el presidente, se trata de “un gran gesto de Qatar, que aprecio mucho”.