El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó una operación militar en Nigeria contra posiciones del Estado Islámico. Una acción que, según sus propias palabras, fue ordenada como respuesta a la persecución y asesinato de cristianos en el país africano.
El anuncio, realizado a través de sus redes sociales, vuelve a situar al país nigeriano en el centro del debate internacional sobre terrorismo, seguridad y libertad religiosa.
Trump aseguró haber dado luz verde a un “ataque poderoso y letal” contra terroristas del ISIS en el noroeste de Nigeria. Los acusó de cometer atrocidades contra civiles cristianos. El presidente defendió que la operación se enmarca en su compromiso de no permitir que el terrorismo islamista radical prospere. Una idea que ha repetido de forma insistente en los últimos meses cuando ha hablado de la nación nigeriana y de la situación de las comunidades cristianas en el país.
La operación militar en Nigeria y la coordinación con Abuja
El Mando África de Estados Unidos, US Africa Command, confirmó que los ataques se llevaron a cabo en el estado de Sokoto, en el noroeste de Nigeria y fronterizo con Níger. Según la evaluación inicial del Pentágono, varios terroristas del ISIS murieron en los bombardeos contra campamentos del grupo yihadista en esta región.
AFRICOM explicó que la operación se realizó en coordinación con las autoridades nigerianas. Un extremo que posteriormente fue ratificado por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Nigeria. Desde Abuja se subrayó la cooperación con Estados Unidos en los ataques a “objetivos terroristas” y se reiteró el compromiso del país con la protección de los derechos de todos sus ciudadanos, independientemente de su fe o etnia.

Daniel Bwala, asesor especial del presidente nigeriano Bola Tinubu, declaró que Estados Unidos y Nigeria están “en la misma página” en la lucha contra el terrorismo. Una afirmación que refuerza la idea de una colaboración estratégica frente a la amenaza del ISIS en el país africano.
Trump, los cristianos de Nigeria y un discurso de firmeza
El propio Trump endureció aún más su mensaje en una publicación en Truth Social, donde afirmó que ya había advertido a los terroristas de que habría consecuencias si continuaban las matanzas de cristianos en Nigeria.
En un tono marcadamente beligerante, el presidente celebró la actuación del Ejército estadounidense y reiteró que bajo su liderazgo no permitirá que el terrorismo islamista radical se afiance.
Este enfoque no es nuevo. En los últimos meses, Trump ha puesto el foco de manera reiterada en la situación de los cristianos en Nigeria, llegando incluso a pedir a su secretario de Defensa que preparase “posibles acciones” militares. En otoño, el presidente acusó de violaciones de la libertad religiosa y llegó a designar al país como “país de especial preocupación” en virtud de la Ley de Libertad Religiosa Internacional.
Un conflicto complejo más allá de la religión
Nigeria arrastra desde hace años profundos problemas de seguridad, alimentados por múltiples factores. Aunque los ataques de grupos islamistas radicales como ISIS o Boko Haram han tenido un componente religioso evidente, analistas y observadores recuerdan que también existen conflictos de raíz étnica y comunitaria. Así como disputas entre agricultores y pastores por el acceso a recursos naturales cada vez más escasos.

Tanto cristianos como musulmanes han sido víctimas de la violencia en Nigeria. Un país con más de 230 millones de habitantes y una compleja diversidad religiosa. Aun así, la situación de los cristianos nigerianos se ha convertido en una causa especialmente movilizadora para sectores conservadores en Estados Unidos.
Los aliados de Trump, como el senador Ted Cruz, han reclamado en los últimos tiempos una intervención más contundente. A fin de cuentas, consideran que el Gobierno de Nigeria no hace lo suficiente para frenar los ataques.


