Opinión

La paz está muy lejos

Gaza
Actualizado: h
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Israel y Rusia han decidido de forma unilateral dinamitar todos los puentes para que se produzca un alto el fuego en Gaza y Ucrania. Cada uno a su manera pero Donald Trump cada vez está más lejos del Nobel de la Paz al que el mismo se autoproclamó candidato porque ambos conflictos están ahora mismo mucho más lejos de una solución pacífica que cuando el presidente republicano llegó a la Casa Blanca. Israel ha cruzado otra puerta más ampliando sus acciones militares y bombardeando el corazón de Qatar, en un ataque aéreo contra la cúpula de Hamas y su equipo negociador. La organización terrorista reconoció la muerte de cinco de sus integrantes y la reacción de Qatar ha sido la de abortar el proceso de paz y condenar la acción israelí. A su vez la guerra de Ucrania ha comenzado a saltar fronteras. Polonia ha derribado por primera vez drones rusos en el marco de este frente y ha acusado a Rusia de llevar a cabo una agresión sin precedentes contra su territorio. Las autoridades polacas quieren invocar el artículo 4 del Tratado de la OTAN que nos implica a todos porque contempla que los aliados se consultarán cuando “la integridad territorial, la independencia política o la seguridad de cualquiera de las partes fuese amenazada”. Es decir mientras Putin juega a la diplomacia con Trump y flirtea con posibles encuentros con Zelensky la realidad es que su ejército no para y poco a poco va ganando la guerra poniendo a prueba a Occidente que debate como hacer frente a esta amenaza.

Los dos países son imparables en sus guerras y ambos han sufrido muchas bajas pero la ofensiva en Gaza está en un punto de no retorno. El gobierno de Netanyahu ha decidido alargar el conflicto el mayor tiempo posible en su deseo de exterminar a Hamas y en su intención de expulsar a la población palestina. Lo que está haciendo Israel en Gaza es una limpieza étnica y el calvario para dos millones de gazatíes no parece tener fin. Su desesperación ha llegado al máximo. Esta semana el ejército israelí ha ordenado la evacuación de toda la ciudad de Gaza y el mayor hospital de la capital de la franja ya ha respondido que sus médicos no van a dejar la ciudad porque no hay sitio para trasladar a los enfermos al sur. Lo mismo pasa con muchos habitantes de la ciudad que se niegan a obedecer al ejército porque tienen tan asumido que van a morir que prefieren hacerlo en las que han sido sus casas o en lo que queda de ellas. Tanto que se juega con los términos y las calificaciones esto que estamos viendo es lo más parecido al exterminio de todo un pueblo y quien lo está haciendo es Netanyahu y su ejército porque la indignación por las matanzas y la hambruna comienza a calar también en la sociedad israelí. Conozco muy bien el país y se de lo que hablo. No olvidemos que todavía hay rehenes no liberados y esto no se ve con buenos ojos por ningún habitante de Israel.

Tanto en Israel como en Rusia la paz está más lejos que nunca y la sensación de fracaso de intermediarios como Qatar o Francia es total. La relación de Trump con ambos es diferente. Uno es un socio muy próximo al que recibe de forma asidua y efusiva en Washington y a nadie se le escapa que es el único que puede hacer cambiar de opinión a Netanyahu. Ninguna otra presión ni crítica afectan o debilitan al premier israelí. El otro es un rival histórico al que le guarda un gran respeto. Amigo o enemigo los dos hacen y logran lo que quieren ante una opinión pública mundial que se pregunta alarmada que están haciendo sus gobiernos o los organismos internacionales para poner fin a estas guerras. Los ataques de Rusia en Polonia y de Israel en Qatar han socavado la influencia internacional de Trump. Han sido dos manotazos en toda regla en el tablero geopolítico que subrayan el fracaso de su estrategia que según el presidente de EEUU iba a acabar con los dos conflictos nada más llegar a la Casa Blanca.

De momento son dos guerras pero podría haber más porque la OTAN ha alertado de que la intrusión de drones en Polonia aumenta el riesgo de una escalada bélica. Expertos en política internacional y militares que han estado desplegados en frentes de batalla advierten de que nunca habíamos estado tan cerca de un conflicto militar desde la Segunda Guerra Mundial. Francia aprobó hace unos meses una directiva en la que se obligaba a los hospitales de todo el país a prepararse ante la posibilidad de una guerra en suelo europeo. La orden viene del Ministerio de Sanidad de Francia y pone los pelos de punta porque establece marzo del año 2026 como la fecha en la que es necesario estar preparado para la posibilidad de tener que recibir a miles de soldados heridos, entre 10.000 y 50.000, para el caso de que estalle un conflicto armado generalizado en Europa. Alemania ha introducido un nuevo servicio militar obligatorio que arranca el próximo 1 de enero que podría ser obligatorio si la seguridad lo requiere. El plan del canciller Merz, que forma parte de la apuesta de rearmar al país frente a la amenaza de Rusia, deja abierta la puerta a convertir la mili en obligatoria si no se cumplen los objetivos de reclutamiento. Reino Unido junto con Francia está dispuesta a desplegarse en Ucrania con un ejército de voluntarios para vigilar a Putin e intervenir militarmente en Ucrania. ¿Y España? ¿qué estamos haciendo nosotros? ¿nos estamos quedando fuera de la batalla preventiva iniciada por el resto de aliados solo por no enfadar a los socios de Pedro Sánchez? ¿tenemos tan claro que podemos enfrentarnos con la OTAN y negarnos a destinar el 5% del PIB a gastos en defensa?

Desde aquí en nuestro día a día todo se ve muy lejano. 2713 kilómetros separan a España y Polonia y esto puede llegar a confundirnos. Sin embargo el ataque de Rusia nos apela a todos y cualquier brecha de seguridad puede ser mortal para todos. No nos podemos quedar al margen ni tampoco fuera de la estrategia de defensa europea que está estudiando diseñar Europa ante la falta de ayuda de EEUU. De momento nos hemos quedado otra vez fuera de la ronda de consultas que ha abierto Polonia con los aliados que se muestran por cierto dispuestos a ayudar desde el espacio aéreo. España se ha quedado para la segunda tanda.

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