La temporada que se cierra ha tenido unos resultados nunca vistos para el ciclismo femenino español. En julio Mavi García, a sus 41 años. se convertía en la primera ciclista española en ganar una etapa en el Tour de Francia. En septiembre, en Kigali, Ruanda, conseguía un histórico bronce para cerrar la mejor temporada de su vida.
La navarra Paula Ostiz ganaba el Campeonato del Mundo de ruta en categoría junior. Paula Blasi lograba el bronce en el mismo Mundial en sub 23 y una semana después, la catalana se hacía con el oro en el Campeonato de Europa en Francia, donde Ostiz hizo doblete en el Europeo ganando la carrera en línea y la crono.

A sus 18 años Paula Ostiz será presentada en diciembre oficialmente como corredora profesional del Movistar, con quien ya corría desde el 1 de agosto dados sus excelentes resultados en la categoría junior.
Los brillantísimos resultados conseguidos por estas corredoras no representan la realidad, cruda, del ciclismo femenino español, que para la temporada 2026 pierde a uno de los tres equipos profesionales del pelotón nacional. El Eneicat leonés que dirigía la ex ciclista profesional Eneritz Iturriaga desaparece.
Así, las ciclistas nacionales que tengan nivel suficiente como para ser profesionales ven enormemente reducidas sus posibilidades de seguir corriendo y desarrollarse, al menos en España, ya que solo Movistar y Laboral Kutxa-Euskadi estarán inscritos en UCI como equipos profesionales españoles. Ninguno de los dos supera en su plantilla el tercio de corredoras españolas.
En Movistar correrán este año la citada Paula Ostiz junto a la campeona de España Sara Martín, Sheyla Gutiérrez y las hermanas Ruiz, Lucía y Laura.

El Laboral Kutxa-Euskadi ha agradecido los servicios de Ane Santesteban que se retira, Alba Teruel que no renueva y Eneritz Vadillo. Esta última baja es sorprendente y preocupante, tanto por el talento que derrochaba la joven vizcaína, que fue tercera en el Tour del Porvenir de 2024, como por la sensación de que ha tenido que elegir entre continuar con sus estudios de Ingeniería industrial o seguir en el pelotón profesional por hacérsele incompatible compaginar ambas cosas.
27 ciclistas españolas aparecen a día de hoy como profesionales inscritas en UCI. De esas 27, al menos 6 están sin equipo a menos de dos meses de empezar la temporada. Y no por razones deportivas o de bajo rendimiento. El caso de Sandra Alonso, una de las últimas referencias del pelotón español, con múltiples victorias World Tour es también llamativo. A punto de dar a luz a su primer hijo, Sandra supo durante su embarazo que su equipo desde 2022, el Ceratizit Pro Cycling alemán echaba el cierre al terminar esta temporada. De momento Alonso, de 27 años, no ha anunciado si tras su correspondiente baja por maternidad podrá continuar su carrera en otro equipo.
Las consecuencias de la penuria y dificultad que sufren las ciclistas españolas para encontrar un equipo donde correr y percibir al menos el salario mínimo que establecen las federaciones de cada país, revertirá negativamente también en la selección española.

Ainara Albert es un ejemplo. La valenciana de 23 años fue campeona de Europa de pista en puntuación en 2024 y plata en 2025 en sub 23. Al desaparecer el Eneicat es una de las corredoras nacionales que está sin equipo actualmente, a pesar de sus excelentes resultados en pista y de haber finalizado discretamente su primera Vuelta a España esta temporada. Algo parecido sucede con Eva Angela, otra pistard con buenos resultados (octava en Omnium en el Mundial Élite) pero sin equipo.
Los equipos desaparecen porque no pueden aplicar de la normativa UCI que obligó a acelerar la profesionalización del ciclismo femenino, es decir, no encuentran patrocinios que les aseguren poder pagar el salario mínimo a las corredoras. Si esas corredoras de clase media no encuentran un equipo donde correr…¿quién trabajará para Mavi, Blasi u Ostiz en la selección? O ¿qué corredoras expertas en pista irán a los JJOO con la selección española?
Profesionalizar el ciclismo femenino era necesario, pero la forma de hacerlo se está demostrando fallida para dotar a las féminas de una base estable donde crecer y desarrollarse, salvo para 3 o 4 figuras destacadas, que son la bendita excepción dentro de un panorama desolador. El talento lo tenemos, la infraestructura falla.



