Una escenificación, una “marcianada”, en palabras de un dirigente de Sumar, que no les reporta resultados tangibles. El martes, Yolanda Díaz quiso demostrar que perdía la paciencia y elevó el tono contra la gestión del PSOE ante la supuesta trama de corrupción de Santos Cerdán.
El miércoles hizo lo propio, recordó que el límite de su paciencia está en que afloren indicios de financiación ilegal -no existen hoy-, y se quejó de que los socialistas no quieran anunciar ya, públicamente, nuevas medidas contra la corrupción.
Ese mismo día, apenas dos horas después, un ministro de su partido y la secretaria general de su formación (Ernest Urtasun y Lara Hernández) replicaron prácticamente la misma idea, tras reunirse con la comisión de seguimiento del pacto del Gobierno de coalición.
Con ellos comparecían otros seis dirigentes de su mismo espacio político, entre el secretario de Estado de Sanidad, Javier Padilla, varios diputados y representantes de los partidos que integran Sumar. Rostros serios y tono duro en una puesta en escena inusual.
El socio mayoritario del Gobierno ha tardado casi tres semanas en conceder esta cita a Sumar, y ésta no se ha saldado con anuncios o conclusiones que puedan presentar públicamente. Tampoco con explicaciones sobre por qué el PSOE rechaza ceder mínimamente el control de los tiempos, como les reclama el socio minoritario. “Están lentos y torpes, pero saben que deben reaccionar”, afirman fuentes de la alianza de partidos de la vicepresidenta segunda.
Desde las filas de Díaz les dedicaron este miércoles una cascada de reproches. Y tuvieron que contentarse con esperar al día 9 de julio, que será cuando el presidente comparezca ante el pleno del Congreso de los Diputados para detallar sus planes.
Además, será el propio Pedro Sánchez quien desgrane las medidas anticorrupción y también sociales, de reimpulso de la legislatura, que acepta asumir. Antes se espera que refuerce los controles y garantías internos del Partido Socialista, en el Comité Federal del sábado. No desvelará los puntos mollares de su plan hasta subir a la tribuna de oradores de la Cámara Baja, en una semana y tanto el PSOE como Moncloa son rotundos al respecto. Por mucho que el socio minoritario deslice otras ideas.
Hernández llegaba al punto de señalar que aspiran a influir en los compromisos que el presidente verbalice en esa jornada.
Fuentes de Sumar precisaban después que no aspiran a “redactar” esta comparecencia, sino a que se tengan en cuenta sus planteamientos, presentados este miércoles como una “hoja de ruta unánime de todo el espacio”. Un dirigente afirmó que Sánchez “anunciará cosas” de las que le han propuesto, si bien el PSOE aún requiere de tiempo para “estudiar”, según sus palabras.
Por lo pronto, le entregaron un documento que sintetiza sus propuestas en materia social y anticorrupción. Gran parte de lo contemplado ya había sido aceptado y comprometido por sus socios, como explicaron en rueda de prensa. Y abarca medidas como la creación de una agencia estatal contra la corrupción, la prohibición de contratar con la administración a las empresas corruptoras, como materias sociales como el permiso universal por crianza.
12 horas antes de la reunión, otro dirigente de este espacio político advertía de que sería “un suicidio colectivo” no actuar inmediatamente, dada la gravedad de la crisis. Y vista la repercusión pública que ha logrado.
En las filas del espacio que representa Díaz están preocupados por desmarcarse del PSOE, por cómo la sombra de la corrupción pueda desmovilizar a sus potenciales votantes. No dudan de su voluntad de agotar la legislatura, pero ven a sus socios “en estado de shock”, y les alertan: “No podemos entrar en una especie de agonía infinita”. Por mucho que lo hagan, de momento, el PSOE sigue marcando los tiempos.
Ni el liderazgo de Díaz es el que era, ni Sumar tiene muchas alternativas
En el PSOE, pese a los golpes recibidos, y la extrañeza generada por la puesta en escena del miércoles, intentaban poner el foco en lo común. Esto es, en la voluntad compartida de agotar la legislatura. También en actuar en materia de políticas sociales y contra la corrupción. No querían adelantar nada sobre los planes de Sánchez, aunque sí dejaban ver que habrá guiños a Sumar y a los aliados parlamentarios en su intervención del próximo miércoles.
Con Podemos presionando por la izquierda, el PP por la derecha, y con el liderazgo de Díaz muy debilitado, entienden que Sumar no tiene más remedio que intentar marcar distancias, lucir perfil propio y edificar muros ante la corrupción que asola a sus socios. Otros aliados parlamentarios del PSOE están en una situación similar. “Tenemos la obligación, casi moral, de ser comprensivos con todos los socios”, asumen fuentes de Moncloa.
Las diferencias de tono y de carga explosiva en las declaraciones por parte de cada uno de los partidos de Sumar son evidentes, pero en el PSOE están convencidos de que no van a pulsar el botón nuclear. De que tienen, al menos, tanto que perder como ellos. Por eso piden tiempo para desglosar sus medidas, y no quieren contemplar otros escenarios, como la dimisión de Sánchez o la convocatoria de elecciones.
Además, rebaten una de las pocas conclusiones que enarbolan sus socios, y explican que sí entienden la magnitud del problema. Es lo que llevan afirmando semanas, pese a las presiones, al desgaste y a las voces a la interna que, minoritariamente, aluden a un fin de ciclo. “Somos conscientes del problema, pero no creemos que la solución sea tirar la toalla”.