Terremoto en el PSOE

Ferraz resguarda a Ábalos y decreta silencio tras la filtración de los mensajes de Sánchez

El PSOE afirma que es un caso “muy grave” pero rechaza acudir a la Justicia por el momento. Apunta a la Guardia Civil y al juzgado como posibles filtradores de las conversaciones

La filtración de los mensajes privados intercambiados hace años entre Pedro Sánchez y José Luis Ábalos por WhatsApp es “muy grave” en opinión del PSOE. Lo es a juicio de varios ministros, que ven atropellada la privacidad de las comunicaciones del presidente, pero por el momento ni Ferraz ni Moncloa contemplan presentar denuncia.

El resumen de estas conversaciones, publicadas por El Mundo, consiste, principalmente, en “chascarrillos de hace cuatro años” que “no están” incorporados a ninguna causa judicial, destacan fuentes de Ferraz. Un intercambio de mensajes menos “interesante y animado” que el “grupo de primos” de la portavoz federal, Esther Peña, según ella misma. Y, sin embargo, la incomodidad es manifiesta.

El PSOE y el Gobierno evidencian estos días el malestar generado por la publicación de los mensajes, en los que el jefe del Ejecutivo y secretario general socialista exige a su entonces secretario de Organización que amonestara o presionara a barones y presidentes autonómicos por expresar opiniones disidentes o críticas con el Gobierno. Fuentes consultadas por Artículo14 señalan que su sucesor, Santos Cerdán, usó técnicas similares. 

Nadie se ha pronunciado sobre el contenido de estos mensajes: la consigna es aferrarse al hecho de que se trata de conversaciones privadas, poner el foco en la filtración y en el uso de estos mensajes como una “estrategia de la derecha”, y señalar su origen en el juzgado o en la UCO, nunca en Ábalos.

De hecho, si durante la mañana el PSOE señalaba a la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, durante la tarde fuentes socialistas precisaban que no habían apuntado “a ninguna institución” como responsable. A quien a ciencia cierta no quieren apuntar es a Ábalos. Ferraz mide cuidadosamente sus palabras sobre el que fuera todopoderoso número tres del partido y ministro de Transportes, puntal de Sánchez en su formación y en el Ejecutivo.

En el camino, aporta explicaciones que pueden llegar a ser contradictorias: en la sede socialista son capaces de afirmar que este intercambio de mensajes “no da mucho más de sí”, y a la vez evitar cualquier comentario sobre su contenido.

Pasan de resaltar su extrema gravedad a argumentar que no le han dedicado “ni una sola palabra”, “ni un minuto” a esta cuestión durante la Comisión Ejecutiva Federal de este lunes. Los mensajes no aportan nada, vienen a decir; pero a la vez evitan cualquier comentario sobre los mismos, y denuncian la “ruptura en la cadena de custodia”.

Esta revelación es “un delito”, afirmó el lunes el ministro de Agricultura, Luis Planas, en una entrevista en RNE. Un delito de “revelación de secretos”, precisó Planas, evidenciando las similitudes de este caso y la causa por la que está investigado Alberto González Amador, pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

Fue en el marco de la investigación a González Amador cuando se originó la pieza por la que se decidió la imputación del fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz. La pareja de Ayuso, a diferencia del PSOE, sí había llevado a los tribunales la actuación del jefe del Ministerio Público.

“A lo mejor, el principal interesado en saber qué ha pasado es el juzgado”, sostienen fuentes de Ferraz. Las mismas fuentes repiten que toda la información publicada “está en poder de la UCO”, la unidad que se incautó dos memorias externas de Koldo García, en el marco de las investigaciones por las que está imputado. “Si soy la UCO y esto aparece en un periódico, me preocupo”, redundan.

Page señaló a Ábalos; el PSOE lo resguarda

El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, señaló este lunes la posible responsabilidad del exministro y exnúmero tres del PSOE en esta filtración. “Alguien lo está filtrando. Es legítimo pensar que lo está haciendo Ábalos”, concedió en una entrevista en Onda Cero. Sí precisó que no cree que este tipo de filtraciones “convenga” al exministro.

Page es hoy el barón más crítico con Sánchez, y en su día ya apareció en las conversaciones filtradas -“Que Page deje de tocar los cojones”, exigió entonces el presidente-. También ordenó a Ábalos que llamara al orden a distintos barones.

Pese a todo, en Ferraz dicen no querer contemplar la hipótesis de que fuera el exnúmero tres del PSOE quien filtrara estas conversaciones, que inicialmente sólo constaban en su teléfono móvil y en el de Sánchez. No sólo evitan señalarle, sino que deslizan que es posible que Ábalos ya no conserve estos mensajes: “La UCO se los incautó a Koldo y lo empírico es que están en el juzgado”, insisten.

Repiten, además, que tanto los juzgados como la Guardia Civil cuentan con “mecanismos” para que se “investigue internamente”. Y, sin embargo, no están dispuestos hoy a impulsar estas pesquisas. Sólo esperan que hayan “movimientos internos” que empujen hacia este escenario.

Por lo pronto, las conversaciones filtradas han acaparado buena parte de la agenda pública. La rueda de prensa de Peña, el lunes, tras la reunión de la Ejecutiva, se vio prácticamente monopolizada por estos mensajes, y la posibilidad de colocar otras consignas casi desapareció.

Un año y tres meses pendientes de la expulsión de Ábalos

Hace cerca de un año y tres meses, el PSOE reclamó a Ábalos que entregara su escaño por “responsabilidad política”. Días atrás había estallado la investigación a su exasesor (García) en Transportes por la trama corrupta en la venta de mascarillas durante la pandemia. Le dieron “24 horas” para entregar su acta. Lo acordaron por “unanimidad” en la propia Comisión Ejecutiva Federal, como comunicó la propia Peña,

Hoy permanece ejerciendo como diputado, ahora en el grupo mixto. Y sigue suspendido cautelarmente de militancia, a la espera de que su partido resuelva el expediente que le abrió entonces.

En Ferraz se escudan en que el exministro ha “enviado mil escritos”, entablado un “diálogo legal” con la Comisión Federal de Ética y Garantías para evitar su expulsión. Y sostienen que un paso en falso podría desembocar en una nueva disputa, en este caso ante un juzgado. “Esto tiene que tener garantías”, abundan. Ni una crítica o reproche a quien controló durante años el poderoso aparato socialista.