Al PSOE y al Gobierno les está costando recuperar el control de la agenda informativa. Pedro Sánchez compareció el lunes para anunciar que el Gobierno ayudará a financiar las gafas y las lentillas de los menores de 16 años. El presidente, junto a la ministra de Sanidad, Mónica García, desvelaba una nueva medida social a bombo y platillo. El problema es antes e inmediatamente después, sus portavoces tenían que correr a apagar más fuegos, que ocupaban horas de radio y televisión.
Minutos antes, el líder del PSOE extremeño, Miguel Ángel Gallardo, protagonizaba una rueda de prensa con varias preguntas sobre su aforamiento exprés, que ha coincidido con su procesamiento en el caso por el que también se sentará en el banquillo el hermano del jefe del Ejecutivo, David Sánchez.
Gallardo intentaba desplazar los focos que penden sobre su persona denunciando una “cacería” en su contra, una “campaña feroz”. Y sólo unos minutos después, y tras intervenir Sánchez, la portavoz federal del PSOE, Esther Peña, comparecía en rueda de prensa en la sede del partido para seguir achicando agua.
A la situación de Gallardo se le unía además la información publicada por El Confidencial este lunes, que vincula a los socialistas con una supuesta campaña para conseguir información comprometedora del teniente coronel de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil que lidera investigaciones sobre temas sensibles para el partido y para el propio Sánchez (el caso Koldo o la causa del hermano del presidente), Antonio Balas.
El Gobierno, a través del ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, tuvo que salir a expresar que los agentes que operan como policía judicial “siempre actúan bajo los principios de neutralidad y objetividad”. Ferraz ya había desmentido “toda la información”, y amenazado con acciones legales al medio de comunicación.
“Nadie desconfía del trabajo de la UCO”, afirmaron desde el PSOE. “El único problema que tenemos son las filtraciones”, apuntaron, porque generan “daño reputacional”. Hasta que esas “filtraciones” no se traduzcan en informes ya definitivos y oficializados, como ocurre con el documento que menciona al número tres del PSOE, Santos Cerdán, aún no presentado, les resulta muy difícil responder.
Hace un par de semanas, cuando se difundieron las conversaciones de Whatsapp entre Sánchez y el exministro y exnúmero tres del PSOE, José Luis Ábalos, desde el PSOE sí que señalaron directamente a la UCO. Lo hicieron también desde el Gobierno. Hoy prefieren no hacerlo.
En este periodo, en las sucesivas comparecencias de sus portavoces han afrontado una cascada de preguntas sobre éstas revelaciones periodísticas, que les impiden centrar el tiro en sus mensajes. Dificultan que saquen cabeza y logren vender su acción de Gobierno. Cuando pueden vender éxitos, además, tienen que medir con mucho cuidado para no provocar a Junts per Cataluña, por su flanco derecho, y a la vez a Podemos, por el izquierdo.
En la mañana del lunes, la formación morada ya avanzó que votará “radicalmente en contra” de las últimas medidas del PSOE sobre vivienda, la semana pasada. Otros aliados, entre ellos los de Sumar, ya habían criticado sus recetas. El margen que tienen para actuar es muy estrecho.
Para rentabilizarlo en términos de repercusión pública y mediática tampoco lo tienen fácil. “Aquí, lo único que sabemos hacer es recibir palos”, lamentan desde la sede federal sobre el último caso, la supuesta operación contra el mando de la UCO.
En relación al caso de Gallardo, aunque la portavoz federal le ha respaldado públicamente, en privado reconocen que su decisión de forzar renuncias en la lista electoral para acceder al acta justo ahora, no le ayuda. No juega a su favor para convencer de que no actúa únicamente para convertirse en aforado y para dilatar la causa por la que también está imputado el hermano del presidente. “Probablemente lo habría tenido que hacer antes”, conceden.
Es una más de las causas que les desgastan, estos días, y previsiblemente no perderá fuelle hasta después de que Gallardo tome oficialmente posesión de su acta en la Asamblea de Extremadura, el jueves. En paralelo discurren los casos que afectan a la esposa del presidente, Begoña Gómez, o al propio Ábalos.
El discurso oficial pasa por asegurar que todas las causas buscan erosionar al propio Sánchez y a otros dirigentes, destruirles personalmente para dinamitar su proyecto político. El oficioso, en ocasiones, reconoce desánimo en sus filas.
El PSOE se desvincula de Leire Díez, pero deja incógnitas por despejar
Por otro lado, en Ferraz han marcado distancias con Leire Díez, que participó en febrero en la reunión sobre el teniente coronel Balas. El PP prevé citarla en el Senado, en el marco de la comisión de investigación del caso Koldo, y también estudiará los audios publicados por El Confidencial, para aclarar si encuentra indicios delictivos.
Díez fue teniente de alcalde por el PSOE en Vega de Pas (Cantabria), entre 2011 y 2014. También tuvo dos cargos de designación directa en la empresa pública Enusa y en Correos (2018-2021, y 2022-2024).
“Si tiene alguna vinculación con el PSOE, será de afiliada”, abundaron. Si bien se negaron a confirmar oficialmente que lo sea, amparándose en que Díez podría denunciarles por incumplir la ley de protección de datos. “Este partido tiene 170.000 militantes”, afirmaron, antes de insistir en que no pueden “estar detrás de cada uno”.
No obstante, no pudieron precisar cuántas veces ha visitado la sede madrileña de Ferraz. Tampoco por qué llegó a reunirse hace un par de meses con distintas personas, también con un empresario procesado, para hablar de causas que afectan tan de cerca al Partido Socialista. “A lo mejor tiene unas amistades muy mejorables”, apostillaron.
En declaraciones a La Sexta, Díez, que es periodista de formación, ha asegurado que estaba realizando “un reportaje de investigación”, y ha negado que el PSOE estuviera al tanto de sus movimientos.
En Ferraz molesta especialmente que el medio en cuestión la sitúe como ‘fontanera’ del partido, algo que no consideran sustentado. “En esa grabación no se cita al PSOE para nada”. “Es una acusación gravísima”, zanjan. Una semana más que tienen que asumir marcada desde el primer minuto. En la que se ven empujados a defenderse, y por tanto tienen más difícil ponerse al timón de su propia agenda.