Es difícil precisar cuándo el independentismo se quedó sin horizonte. Acaso el 30 de octubre de 2017, cuando Carles Puigdemont huyó discretamente de España rumbo a Bélgica solo tres días después de haber leído en el Parlament de Cataluña una declaración de independencia que retiró al cabo de 8 segundos.
Quienes llevaron al límite el pulso del proceso soberanista con las instituciones del Estado fueron los mismos que lo abandonaron, dejando así huérfanos a los electores que esperaban algo más que una declaración fake de independencia por parte de sus líderes y algo menos de improvisación. No había república catalana que proclamar ni reconocimiento internacional al que aspirar. Junts y ERC comenzaron a perder a partir de ahí una parte importante del crédito ante su parroquia y todos los indicadores de apoyo a la causa independentista comenzaron a desplomarse.
Del 48% al 40%; del 43% al 52%
En octubre de 2017, tras la votación del 1 de octubre, el barómetro del Centro y Estudios Opinión (CEO) de la Generalitat, el CIS catalán, cifró el apoyo de los catalanes a la independencia en un 48,67%; fue el máximo histórico en un momento en que los contrarios se estimaban en un 43,6%.
Pero el colapso del procés se hizo evidente y las cifras se invirtieron finalmente en julio de 2019, cuando el no a la independencia se recuperó y superó en apoyos al sí. Ha sido así desde entonces. En el último barómetro del CEO, en julio de 2025 los contrarios a la independencia eran el 52% y los partidarios sumaban el 40%, así que la diferencia es de 12 puntos.
Otra Diada desinflada
En este contexto y en el de una Cataluña cuyo Parlament rompió en 2024 la mayoría nacionalista por primera vez en 44 años se llega hoy a una nueva Diada completamente alejada de las demostraciones de fuerza del independentismo que arrastraban a las calles a centenares de miles de personas. No hay rastro de aquellas movilizaciones masivas que pudieron verse desde el año 2012, cuando la Asamblea Nacional Catalana (ANC) convocó la manifestación “Cataluña, nuevo estado de Europa”.
No existe hoy ninguna expectativa respecto a lo que pueda decir la ANC, ni tampoco ninguna tensión respecto al guion que vayan a seguir Junts y ERC. La mayor atención la suscita la líder de Aliança Catalana, Sílvia Orriols, cuya retórica independentista no recuerda en nada a la de Junts y ERC. Su discurso, muy balanceado hacia la islamofobia, está básicamente diseñado para anunciar todos los males que comporta la inmigración y para denunciar todos los complejos que arrastran los partidos convencionales. Se acabó aquello de poner fechas a la autodeterminación de Cataluña.
El de Orriols no es un discurso pensado para captar a la gran mayoría, sino para movilizar a los más convencidos, a los partidarios de la pureza, a los amantes de la Cataluña catalana que no admite mezclas ni de lengua ni de religión, ni de raza ni de culturas. Un discurso que apela a los patriotas catalanes a resistir a “los golpes de patera” que sufre el pueblo autóctono, el pueblo que ha conservado su identidad sin dejarse “someter” por ninguna fuerza extranjera.

Sin piñas con Junts, ERC, CUP y ANC
La fórmula Orriols se está revelando extremadamente eficaz. El último barómetro del CEO sitúa a Aliança Catalana en 10-11 escaños y la tendencia solo hace que subir. La líder islamófoba tan siquiera pretendía acudir a la Diada de hoy convocada por la ANC, puesto que no lo ha hecho ningún año. Dijo con la boca bien ancha que le daba “pereza” porque lo suyo no es hacer piña con Junts, ERC, la CUP y la ANC. Todos ellos son el blanco de sus críticas.
A la ANC no le hizo mucha gracia saber que Orriols acudiría este año a la manifestación de la Diada y su presidente, Lluís Llach, vio “oportunismo” en la maniobra. La líder de Aliança Catalana no dejó el ataque sin réplica: “Con todos los respetos, Lluís. La ANC es un cadáver”
En Lluís Llach diu que m’aprofito de l’ANC per promocionar-me.
Amb tots els respectes, Lluís… l’ANC és un cadàver; Aliança Catalana, el futur de la Nació.#SalvemCatalunya
— Sílvia Orriols (@orriolsderipoll) September 8, 2025