Con el final de las vacaciones y la vuelta a la rutina, muchas personas notan que su cuerpo se resiente: el estrés aumenta, el descanso no es tan reparador y, en muchos casos, aparecen molestias digestivas como el estreñimiento o la sensación de pesadez. La alimentación juega un papel fundamental en este proceso de adaptación, y ciertos alimentos, en especial algunas frutas, pueden convertirse en grandes aliadas para dormir mejor y mantener el aparato digestivo en equilibrio.
Los especialistas en nutrición coinciden en que lo que comemos en las horas previas a dormir influye directamente en la calidad del sueño y en cómo trabaja nuestro sistema digestivo durante la noche. Incorporar determinadas frutas en la cena o como tentempié nocturno no solo ayuda a mejorar el descanso, sino que también favorece un tránsito intestinal regular y una digestión más ligera.
Kiwi: un doble aliado para el sueño y la digestión
Entre las frutas más recomendadas destaca el kiwi, considerado por muchos expertos como uno de los mejores aliados para la salud nocturna. Su riqueza en vitamina C, fibra y antioxidantes lo convierten en un alimento muy completo. Además, varios estudios han demostrado que el consumo de kiwi antes de dormir puede mejorar la duración y la calidad del sueño, gracias a su contenido en serotonina, un neurotransmisor vinculado con el descanso.

En el plano digestivo, su aporte de fibra ayuda a prevenir el estreñimiento y facilita el tránsito intestinal, algo especialmente importante cuando retomamos los hábitos después del verano. Tomar uno o dos kiwis en la cena o como snack nocturno es una opción sencilla para mejorar tanto la digestión como el descanso.
Otras frutas que favorecen el descanso nocturno
Aunque el kiwi es la fruta estrella para combinar descanso y digestión, no es la única opción saludable para la noche. Existen otras alternativas que también resultan muy beneficiosas:
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Banana: rica en potasio y magnesio, minerales que ayudan a relajar los músculos y calmar el sistema nervioso. Su contenido en triptófano contribuye a la producción de serotonina y melatonina, favoreciendo un sueño reparador. Además, al contener fibra, evita molestias estomacales durante la noche.
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Cerezas: son una de las pocas fuentes naturales de melatonina. Consumir cerezas frescas o en forma de jugo puede mejorar notablemente la calidad del sueño. También aportan antioxidantes y compuestos antiinflamatorios que fortalecen la salud general.
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Manzana: ligera, refrescante y de fácil digestión, la manzana aporta pectina, una fibra soluble que regula el tránsito intestinal. Su consumo antes de dormir genera sensación de saciedad sin provocar pesadez, y sus propiedades antioxidantes la convierten en un alimento ideal para cerrar el día de forma saludable.
Consejos para sacar el máximo partido a estas frutas
Aunque estas frutas pueden ser grandes aliadas en la vuelta a la rutina, conviene tener en cuenta algunas recomendaciones para aprovechar al máximo sus beneficios:
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Cenar al menos dos horas antes de dormir, para dar tiempo a la digestión.
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Evitar combinarlas con comidas muy pesadas o copiosas, que pueden dificultar el descanso.
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Consumirlas en su forma más natural posible, evitando azúcares añadidos o preparados procesados.
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Escuchar al cuerpo: cada persona tiene una tolerancia distinta, y lo ideal es observar cómo reacciona nuestro organismo.