El rechazo escolar en los niños puede manifestarse de diversas formas, desde quejas desde que se levantan, hasta negativas rotundas a asistir al centro educativo. Este comportamiento suele responder a múltiples factores, los cuales varían según la edad, el temperamento del niño y su contexto particular.
Cuando los niños no quieren ir al colegio, se debe a veces a problemas más profundos de lo que creemos. Por este motivo, es fundamental abordar esta situación con empatía y sin prejuicios, ya que para el niño el malestar es real y merece ser escuchado y validado.
¿Por qué los niños no quieren ir al colegio?

No todos los días tenemos ganas de afrontar nuestras obligaciones como adultos, así que es completamente normal que los niños también tengan días donde se sientan así. Todo sea dicho.
Algunos psicólogos, como los de Neuropediatra, indican que, normalmente, se debe a sus pocas ganas de afrontar las obligaciones, o bien un rechazo a lo desconocido, aquello que no pueden controlar.
Pero en otras ocasiones, el problema puede ser más grave de lo que parece. Hay señales que pueden ser preocupantes para los padres y educadores, las cuales indican que van más allá de las pocas ganas de ir al cole.
Pueden presentarse síntomas físicos como dolores de cabeza, abdominales o náuseas. Si aparecen en los días lectivos, pueden ser indicativos de ansiedad escolar.
Los cambios en el comportamiento como irritabilidad, llanto fácil, alteraciones del sueño o del apetito también son preocupantes. Habla con el pediatra si ves cualquier signo preocupante en estas afecciones.
Es importante observar si estos comportamientos siguen un patrón, haciendo un seguimiento de cuándo y cómo se manifiestan estos síntomas. Esto puede ayudar a identificar desencadenantes específicos y facilitar la búsqueda de las soluciones apropiadas.
Consejos de expertos para tomárselo con calma

La principal recomendación de los expertos para lidiar con los niños que no quieren ir al colegio es la comunicación.
Crear un espacio de comunicación abierto y seguro, donde puedan expresarse tranquilamente, con comodidad y sintiéndose escuchados. Trata de validar sus emociones y ganarte su confianza, así compartirán contigo lo que realmente les preocupa.
Puede ayudar de igual manera adaptar sus rutinas. Cambia las cosas que más les desmotiven, y trata de hacerles más amena y dinámica su rutina antes de ir al colegio. No hace falta ningún premio caro ni nada por el estilo: hacer cambios que les permitan sentirse más realizados marcará la diferencia.
También es recomendable trabajar con los niños en su autoestima y en sus habilidades sociales. Ayúdales a identificar y expresar sus emociones, y combina su rutina escolar con actividades que les ayuden de diferentes maneras.
Si lo crees necesario, pide reuniones con los profesores y orientadores del colegio. De manera conjunta, podéis observar al niño y ver si requiere algún tipo de actuación específica, si el problema de no querer ir a clase se da por algo que sucede dentro del centro.
Ya sea problemas en la socialización, dificultades en una o más materias, o incluso un posible caso de acoso. Si hay algún indicio preocupante, no dudes en tomar las medidas más oportunas.
En cualquier caso, resolver esta evasión escolar, requiere mucho tiempo y paciencia. Habrá días que la cosa irá peor o mejor, pero celebrando cada progreso del niño y mostrándole apoyo, probablemente se superará este problema poco a poco.