Una hormona con un papel fundamental en la regulación del ciclo menstrual, así como en la preparación del útero para la gestación y el proceso del embarazo, es la progesterona. Si esta se encuentra demasiado baja, se producen una serie de síntomas que pueden afectar a la salud reproductiva y a la propia calidad de vida de una mujer.
Por este motivo, es muy importante conocer qué síntomas acompañan a los bajos niveles de esta hormona. Es importante saber, también, que se puede volver a conseguir el equilibrio hormonal bajo los consejos médicos, para que todo vuelva a funcionar correctamente.
Los síntomas de una baja progesterona

Una deficiencia de hormonas de progesterona suele asociarse con la aproximación a la menopausia, o bien la ausencia de la ovulación regular.
En instituciones como tuMédico, señalan como los más comunes los problemas a la hora de intentar concebir, sufrir varias irregularidades menstruales (sangrado abundante, manchado entre periodos…), dolores e hinchazones severos, fatiga constante, disminución del deseo sexual…
La frecuencia y la intensidad de estas pueden variar, pero ante cualquiera de estos síntomas, lo ideal es acudir al médico de referencia para que establezca el plan de actuación ideal.
Recuperar el equilibrio hormonal

La progesterona baja tiene diversos tratamientos, los cuales, siempre se deben proporcionar y supervisar por parte del ginecólogo o endocrino. Los más comunes son tres.
En primer lugar, se suele intervenir con terapia con progesterona. Esta puede utilizarse en fórmula bioidéntica como óvulos, cremas tópicas o pastillas orales. El formato depende de la condición a tratar y la asimilación de cada persona, como indica la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO).
En casos de menopausia (o perimenopausia), la medicación hormonal sustitutiva ayuda a proteger el endometrio y a mitigar los síntomas de manera eficaz. Y si existe hipotiroidismo o el síndrome de ovario poliquístico, el tratamiento se enfocará plenamente en estos para volver a recuperar el equilibrio hormonal.
Los hábitos saludables también importan
Tratamientos aparte, la SEGO recomienda hacer cambios en la nutrición y en el estilo de vida también puede mejorar la producción natural de progesterona.
Uno de los principales problemas es el estrés, que interfiere en la producción de esta y otras hormonas. Por lo tanto, la relajación y un buen descanso juegan un papel fundamental en el equilibrio hormonal.
Asimismo, incluir más nutrientes esenciales en la alimentación como zinc, magnesio o vitamina B6 también pueden ayudar mucho.
Finalmente, el ejercicio regular no sólo mejora la calidad de vida en general, sino que promueve una buena circulación para el cuerpo lúteo, que es el segundo principal productor de progesterona tras la ovulación.
En definitiva, los bajos niveles de esta hormona tienen un gran impacto en la mujer. Pero con ayuda médica y el cuidado de los hábitos saludables, es posible volver a tener unos niveles suficientes de esta.
