La estabilidad veraniega de los primeros días de julio en España está a punto de romperse. Según ha advertido el meteorólogo Nacho Espinós, experto de Meteored, el tiempo cambiará bruscamente a partir del 6 de julio por la llegada de una masa de aire polar que afectará de forma notable al norte de la Península Ibérica.
Aunque no se prevé una irrupción fría en sentido estricto, esta masa de origen polar hará descender las temperaturas por debajo de los valores habituales para esta época del año. Especialmente, en zonas del Cantábrico y áreas montañosas.
Durante los primeros compases del mes, el tiempo ha estado marcado por un potente domo cálido. Una estructura meteorológica que mantiene atrapado el aire caliente sobre la Península. Este fenómeno ha impulsado máximas extremas en puntos como Sevilla, donde se prevén hasta 43 grados entre el martes y el miércoles. Y mínimas que no bajarán de los 26 grados, haciendo muy difícil el descanso nocturno.
Un contraste térmico muy acusado entre norte y sur
Mientras el sur peninsular sigue sufriendo los estragos de la canícula, el tiempo en el norte ha comenzado a mostrar un patrón diferente. En ciudades como Oviedo, las lluvias ya han hecho acto de presencia y las máximas no alcanzarán siquiera los 20 grados. La diferencia térmica entre ambos extremos de la Península podría intensificarse conforme avance la semana, a medida que la masa de aire polar se adentre en territorio español.
Este fenómeno se explica por el desplazamiento del anticiclón en superficie hacia el norte. Este cambio en la configuración atmosférica facilitará la llegada de vientos del norte o noroeste, responsables de canalizar aire más fresco desde latitudes altas. Según Espinós, el tiempo en el norte estará dominado por temperaturas “bastante por debajo de la media”. Eso podría obligar a rescatar chaquetas y rebecas durante las primeras horas del día, especialmente en áreas expuestas al viento.
El tiempo más fresco vendrá acompañado de tormentas

Pero el descenso térmico no será el único efecto de esta situación meteorológica. El tiempo se volverá también más inestable en buena parte del interior peninsular, con la posibilidad de que se formen tormentas, especialmente en zonas montañosas. Esto se debe a la entrada de una masa de aire más frío en altura, que favorecerá la aparición de células convectivas. Esas nubes de evolución diurna pueden derivar en chubascos intensos, granizo o incluso fenómenos adversos localizados.
Además, los modelos meteorológicos a medio plazo apuntan a que esta inestabilidad podría no ser pasajera. El modelo europeo de predicción sugiere que la próxima semana podría llegar a la Península una vaguada —una ondulación en la corriente en chorro—, lo que intensificaría la inestabilidad y podría dejar tormentas de mayor envergadura. En ese contexto, el tiempo daría un nuevo vuelco, con un escenario más otoñal que veraniego en algunas regiones.
No obstante, la entrada de aire polar no afectará por igual a todas las regiones. Mientras que el tiempo en el norte notará de forma más clara esta irrupción, con valores muy por debajo de lo habitual, en el centro y el sur peninsular el descenso será más moderado. Aun así, la retirada progresiva del domo cálido podría aliviar la sensación de bochorno que ha dominado en muchas ciudades del interior, aunque todavía se mantendrán temperaturas altas en zonas como el valle del Guadalquivir.