A las 9 de la mañana trasladaban desde Santa Marta el féretro con el cuerpo del Papa Francisco. Son apenas 300 metros pero han sido momentos de gran emoción y recogimiento en la Plaza de San Pedro, que contaba con fieles devotos desde primera hora, a la espera de poder acompañar al Pontífice. Sin embargo, el centro neurálgico del Vaticano no se encontraba lleno.
El camarlengo Kevin Farrell se ha encargado de la oración en la Capilla de Santa Marta antes de comenzar el traslado del féretro. Ocho miembros de la Guardia Real del Vaticano, la Guardia Suiza, han custodiado el ataúd, rodeados de religiosos y sacerdotes. Llama potentemente la atención cómo uno de ellos lloraba amargamente como quien llora ante un familiar cercano, ante un Padre. La plaza ha permanecido en silencio mientras tocaban las campanas, aunque se han producido aplausos a su entrada.
Francisco dio instrucciones para que su entierro mostrara la humildad y sencillez que ha caracterizado su pontificado, y así se ha cumplido. Impresionante la cola que se acumula según la ciudad se despierta en la Via de la Conciliazione: miles de personas llegadas de todas partes del planeta.
Como había pedido previamente el Papa Francisco, el lugar de su ataúd es sencillo sin el catafalco que utilizaron los anteriores Pontífices. El féretro ha sido depositado en el altar mayor de la Basílica, bajo el Baldaquino de San Pedro.
Los católicos acompañan con el rezo de las letanías desde la Plaza de San Pedro el responso a Francisco. El cardenal camarlengo preside la Liturgia de la Palabra al final de la cual comenzarán las visitas al cuerpo del Pontífice, que será velado hasta la misa funeral el próximo sábado 26 de abril, a las 10:00 horas, y será presidida por el cardenal Giovanni Battista Re.
Un Papa muy querido
No solo de nuestro país han llegado cientos de fieles, también de su tierra, de esa Argentina que tantas veces mencionó el ya fallecido Santo Padre, muchos del resto de Latinoamérica pero también vemos ciudadanos de otros continentes.
A estas horas miles de personas pasan con respeto por delante del féretro para darle el último adiós a un Papa que no ha dejado indiferente a nadie.
200.000 personas
Se espera que más de 200.000 personas acudan a velar al Papa Francisco a la Plaza, que viste de blanco y rojo en señal de martirio, de haber dado la vida por la Iglesia. En sus manos descansa el Rosario que rezaba frecuentemente, animando a los fieles a “rezar por él”, como siempre pedía, durante los tres días que permanecerá en San Pedro.