El nuevo Papa, León XIV, se ha encontrado por primera vez con los periodistas en la Sala Pablo VI del Vaticano, en la mañana del 12 de mayo. Tranquilo y conmovido, ha agradecido la labor de los medios durante el cónclave y el luto por Francisco, ha pedido la liberación de los periodistas encarcelados por decir la verdad, y ha lanzado un mensaje claro: “Desarmemos las palabras”. Al terminar, ha bajado a saludar a los reporteros que estaban más cerca, entre los que se encontraba Artículo14, y se ha despedido con una sonrisa: “Nos veremos pronto”.
“They say when they clap at the beginning it doesn’t matter much… if you are still awake at the end…”, comenzó bromeando el nuevo Papa con una sonrisa amplia y en inglés, mientras saludaba a los cientos de periodistas reunidos en la Sala Pablo VI del Vaticano y les avisaba de que iban a “quedarse dormidos”. “Thank you very much!”, añadió, antes de alternar el italiano y el inglés con naturalidad. Era su primer encuentro con los representantes de los medios de comunicación de todo el mundo, reunidos este 12 de mayo para escuchar sus primeras palabras públicas dirigidas a la prensa.

“Fratelli e sorelle!”, dijo a continuación, antes de agradecer a los periodistas por su trabajo durante este tiempo, que calificó como “esencialmente un tiempo de gracia”. Refiriéndose al discurso de las Bienaventuranzas, citó a Jesús: “Beati gli operatori di pace” (Mt 5,9). “Se trata de una Bienaventuranza que nos desafía a todos y que os afecta de cerca”, afirmó, invitando a los profesionales de la información a promover “una comunicación diferente”, alejada del sensacionalismo, la agresividad y la búsqueda de consenso a toda costa.
Un llamamiento por los periodistas encarcelados
El tono cambió enseguida cuando el Papa abordó una de las heridas abiertas del oficio periodístico: la persecución de quienes informan en contextos represivos. “Permitidme reafirmar hoy la solidaridad de la Iglesia con los periodistas encarcelados por haber intentado contar la verdad”, dijo con gravedad. “Y con estas palabras, pedir también la liberación de estos periodistas”.
La sala, que lo había recibido entre aplausos, quedó en silencio. León XIV elogió el “coraje de quienes defienden la dignidad, la justicia y el derecho de los pueblos a estar informados”, recordando que “solo los pueblos informados pueden tomar decisiones libres”. La “soledad” y “sufrimiento” de estos comunicadores encarcelados, añadió, “interpela la conciencia de las naciones y de la comunidad internacional”.
Reconocimiento a la prensa en tiempos de Francisco y del cónclave
El Papa agradeció explícitamente el trabajo de los medios en las últimas semanas, desde los ritos de Semana Santa hasta la cobertura de la muerte del Papa Francisco. “Habéis contado el dolor por su partida, ocurrida sin embargo a la luz de la Pascua”, dijo. “Esa misma fe pascual nos ha introducido en el espíritu del cónclave, que os ha visto particularmente implicados en jornadas agotadoras”.
Reconoció también que los periodistas “han sabido narrar la belleza del amor de Cristo que nos une a todos” y que la Iglesia “es un único pueblo, guiado por el Buen Pastor”.

León XIV no evitó hablar del presente como un momento arduo y desafiante. “Vivimos tiempos difíciles de recorrer y de contar”, reconoció. Pero lejos de verlos como amenaza, los propuso como oportunidad: “La Iglesia debe aceptar el desafío del tiempo, y del mismo modo no puede haber una comunicación ni un periodismo fuera del tiempo y de la historia”.
Citó a san Agustín —“Vivamos bien y los tiempos serán buenos. Nosotros somos los tiempos”— para animar a la prensa a no ceder “nunca a la mediocridad”. Agradeció que muchos hayan tratado de romper estereotipos sobre la vida cristiana y la Iglesia: “Gracias porque habéis logrado captar lo esencial de lo que somos y transmitirlo al mundo entero”.
Contra Babel y por una cultura del encuentro
En un pasaje central de su discurso, el Papa habló de la necesidad de salir de la “torre de Babel” actual, dominada por “la confusión de lenguajes sin amor, a menudo ideológicos o partidistas”. Por eso, dijo, el estilo que adopta un comunicador es importante: “La comunicación no es solo transmisión de información, sino creación de cultura, de ambientes humanos y digitales que se conviertan en espacios de diálogo y confrontación”.
Mencionó también el reto de la inteligencia artificial, cuyo potencial definió como “inmenso”, pero que “requiere responsabilidad y discernimiento” para ser usada en beneficio de todos. “Y esta responsabilidad nos afecta a todos, según la edad y los roles sociales”.
“Desarmemos las palabras”
Hacia el final de su intervención, León XIV retomó uno de los últimos mensajes de Francisco, en el que pedía “desarmar la comunicación de prejuicios, rencor, fanatismo y odio”. “No sirve una comunicación ruidosa”, afirmó, “sino una capaz de escuchar y de recoger la voz de los débiles que no tienen voz”.
Y reiteró: “Disarmiamo le parole e contribuiremo a disarmare la Terra”. Una comunicación “desarmada y desarmante” —insistió— nos permite mirar el mundo con otros ojos y actuar de forma coherente con la dignidad humana. A los periodistas presentes les pidió explícitamente que escojan, “con conciencia y valentía, el camino de una comunicación de paz”.

Al terminar su discurso, León XIV no se retiró inmediatamente. Bajó del estrado y se acercó a saludar a los periodistas de las primeras filas. Estrechó manos, sonrió y escuchó breves palabras de quienes habían estado cubriendo su elección. Entre ellos se encontraba Artículo14, cuyas periodistas fueron saludadas brevemente por el Papa antes de que, entre sonrisas, se despidiera con sencillez: “A presto!”. Una despedida cercana de un Papa que, con claridad y sin rodeos, ha situado el trabajo de los medios en el corazón mismo de su pontificado.