EDADISMO

Opositar más allá de los 50

Cada vez más mujeres reinventan su vida laboral pasados los 50: opositar se convierte en su forma de plantarle cara a la discriminación por edad

Soco Trejo trabajó como directora de marketing en varias multinacionales hasta que cumplió los 50. “A partir de entonces, me encontré con una serie de barreras, obstáculos y prejuicios en las compañías, donde la edad se convirtió en un impedimento para seguir avanzando”, explica a Artículo 14.

Ahora, a sus 60 años, ha decidido opositar. Estudia cinco horas al día. “Es volver a reinventarse y a tener otra segunda oportunidad, una posibilidad real de futuro. A los 60, busco dos cosas: estabilidad y dignidad profesional”, confiesa.

Su caso no es aislado: cada vez son más las mujeres que, pasados los 50, deciden apostar por una plaza en el sector público. “No buscan sólo una seguridad económica, como una jubilación más tranquila, sino también calidad de vida”, explica Gema Díaz, coach de Supera. “En muchos casos, tienen un empleo en el que no se sienten seguras, temen perderlo y optan por algo más estable”.

Buscan reconstruir su futuro profesional y recuperar aquello que sienten que el edadismo, esa forma de discriminación silenciosa pero devastadora, les ha negado: estabilidad y dignidad.

Estudiar con 60 años: un reto posible

Al principio, confiesa Soco, el impacto fue abrumador. “Cuando cogí el temario, pensaba: ‘¿En qué me he metido? Esto es imposible. No soy capaz de memorizarlo’”. Sin embargo, aquel miedo inicial fue dando paso a la confianza: “Conforme pasan las semanas, te das cuenta que sí, que puedes, que todo se entrena y que el cerebro es un músculo más”.

Más de 200 temas, leyes incluidas, que estudia mientras compagina responsabilidades familiares y una vida llena de compromisos. Aun así, mantiene la disciplina. “Es un lío, ¿eh?. Admiro muchísimo a quienes han opositado antes, porque implica hacer un parón en tu vida con un futuro incierto. No sabes si vas a aprobar o no. Pero esto te enriquece, te hace sentir muy orgullosa cada vez que avanzas y logras un pequeño objetivo”.

Una nueva generación de opositoras senior

No sólo se trata de reinventarse, se trata de hacerlo con sentido. “No es opositar por opositar”, afirma Gema Díaz. “Tienen que tener un propósito muy claro, trabajar mucho ciertas áreas y establecer metas a corto, medio y largo plazo”. A nivel emocional, añade, puede ser una auténtica montaña rusa, pero con una preparación adecuada, todo es posible.

La coach también desmonta algunos de los mitos más comunes sobre estudiar a cierta edad: “Se dice que a partir de una edad ya no puedes aprender, que la memoria no da para más. No es cierto. Uno envejece cuando deja de aprender, da igual que tengas 20 o 80 años”. Y además, las personas mayores tienen ventajas: “Tienen más experiencia de vida, están más entrenados en funciones ejecutivas como la planificación, la toma de decisiones, o la gestión del tiempo. Estudian de otra manera, con más comprensión, con más foco”.

La historia de Soco no es única. Esperanza Ayuso, aprobó sus oposiciones con 58 años. “Se puede. No hay una edad establecida para opositar”, afirma con convicción. “Cuando salieron las notas y me vi dentro fue una sensación de tranquilidad muy grande. Una montaña rusa de emociones. Tan pronto lloraba como reía. No me lo podía creer. He mirado la lista varias veces, y de vez en cuando todavía le echo un vistazo”. Para ella, ese futuro digno que buscaban ya es presente.

Opositar a los 50: más que una opción, una declaración de intenciones

El camino no es fácil. Las oposiciones son exigentes, el temario denso y la competencia feroz. Pero para muchas mujeres que han sufrido las consecuencias del edadismo, es una manera de recuperar el control sobre su trayectoria. “Esto hace que te construyas un futuro profesional donde el sesgo por edad no cuenta”, dice Soco. “Después de haber tenido una carrera profesional exitosa, esto es una segunda oportunidad”.

“Aquellas que tienen poco tiempo para estudiar, el poco tiempo que tienen lo emplean de maravilla. Son muy eficaces. Ven esta opción como una motivación real”, afirma Díaz.

Por eso, cada vez más mujeres mayores de 50 están escribiendo un nuevo capítulo en sus vidas profesionales. Porque quieren un empleo digno, una jubilación con garantías, y también porque quieren demostrar que la edad no define la capacidad, la pasión ni la voluntad. Como dice Soco: “Esto es un lío, pero te hace sentir muy orgullosa. Te da otra oportunidad. Y eso vale más que cualquier miedo”.

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