Condena perpetua de silencio y maltrato: la realidad que enfrentan las mujeres con discapacidad

El 65% han sufrido violencia en algún momento de sus vidas. Disca-VioGen es primera herramienta dirigida a informar, orientar y proteger a las mujeres con discapacidad

El 40,4 por ciento de
KiloyCuarto

Cuando una mujer sufre violencia machista, a menudo lo hace en silencio. Su voz queda atrapada entre barreras físicas, prejuicios sociales y la desconfianza de quien debería escucharla. Más aún si se trata de una mujer con discapacidad, que tiene hasta cuatro veces más probabilidades de sufrir violencia de género que el resto.

En España hay más de dos millones de mujeres con discapacidad. Sin embargo, están invisibilizadas, silenciadas y cuentan con más obstáculos a la hora de denunciar. Se enfrentan a una doble discriminación: ser mujeres y su condición física, sensorial o intelectual.

6 de cada 10 han sufrido violencia

Una persona con discapacidad puede tener problemas para moverse, escuchar, entender, ver o relacionarse con otras personas. Una situación que hace que necesiten más apoyo y, en ocasiones, se encuentren en situaciones de dependencia.

El 65% de las mujeres con discapacidad ha sufrido violencia en algún momento de su vida. “Eso es alarmante”, explica Verónica Arias, educadora social y responsable del Departamento de Mujer de ASPAYM en Castilla y León.

De hecho, y según la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer 2019, el 17,5% de mujeres con discapacidad vincula directamente su condición a la violencia física, sexual o emocional sufrida por sus parejas o exparejas. Es una consecuencia directa de las agresiones sufridas.

“Muchas veces la persona que se está haciendo cargo de ella, que la cuida o que es responsable de sus actividades de su vida diaria, es su agresor. Entonces, puede que no entienda por qué su pareja la sujeta para tener relaciones sexuales, aun teniendo movilidad reducida”, apunta Arias.

Dificultad en el acceso a la información

Las barreras a las que se enfrentan las mujeres con discapacidad hacen que sea más difícil defenderse, pedir ayuda o ser escuchadas. Si, además, a esto le sumamos que vivan en una zona rural de España, es todavía más complicado.

Verónica Arias lo reconoce: “Yo, hoy en día, me sigo encontrando mujeres que no tienen ni idea del concepto de violencia de género. Entonces, si alguien no sabe ni lo que es, lo va a tener muy difícil para identificarla”.

La identificación es una de las claves con la que quieren hacer frente a esta realidad. Por eso ha nacido Disca-VioGen, la primera plataforma accesible para todas las mujeres. Esta web busca romper barreras, dar voz, guiar y ofrecer, de forma clara y sencilla, los recursos que existen actualmente en España. No quieren que ninguna mujer quede fuera de la lucha contra la violencia machista.

Porque muchas veces las mujeres con discapacidad no saben qué derechos tienen, se enfrentan a servicios que no están adaptados (centros sin rampas o intérpretes de lengua de signos) y a profesionales sin especializar (policía, hospitales o centros de ayuda que no saben comunicarse con ellas). Además, en algunas ocasiones, pueden tener problemas para expresarse: hablar, escuchar o entender la información, lo que puede suponer que nadie sepa que están sufriendo violencia en el ámbito privado.

Infantilizadas de por vida: invalidan su testimonio

“Muchas veces han sido infantilizadas durante toda su vida, por tanto, es más difícil que sientan que van a ser creídas”, añade la responsable del Departamento de Mujer de ASPAYM en Castilla y León.

Los prejuicios de la sociedad también son una barrera a la que tienen que enfrentarse, porque hay personas que creen que las mujeres con discapacidad no pueden tener pareja, que no pueden tomar decisiones, que su testimonio no tiene mucha importancia o que son personas tan vulnerables que necesitan protección constante.

En el 40% de los casos de violencia contra mujeres con discapacidad, las agresiones provienen de cuidadores o familiares cercanos.

Tipos de violencia en una mujer con discapacidad:

  • Física. Los agresores se aprovechan de su condición porque, en algunos casos, tienen menos posibilidades de defenderse.
  • Sexual. Abusos y agresiones como tocamientos o violación.
  • Psicológica o emocional. Insultos, humillaciones, amenazas o manipulación. La tristeza, el aislamiento o la dependencia pueden hacer las mujeres con discapacidad vean su autoestima gravemente afectada y su bienestar emocional.
  • Económica. El control del dinero o los recursos de la mujer, impidiendo que sea independiente. No les permiten utilizar su propio dinero. A veces también son explotadas económicamente por familiares o cuidadores.
  • Negligencia o abandono. Cuando alguien tiene la responsabilidad de cuidar a otra persona y no lo hace, pone directamente en riesgo su salud, lo que puede provocar que su condición empeore y aumente su vulnerabilidad.
  • Institucional. El trato recibido en hospitales, residencias o centros de atención.
  • Esterilización forzada. Sometimiento a una operación sin su consentimiento para que no puedan tener hijos.

Esterilización forzada en mujeres con discapacidad

Solo nueve países de la Unión Europea prohíben la esterilización forzada. En España se permitió hasta 2020. Entre los años 2005 y 2013 se registraron 865 casos y, solo en 2016, hubo 140 casos de esterilización de mujeres con discapacidad sin su consentimiento.

El impacto es directo en ellas porque se les niega el derecho a decidir sobre su propio cuerpo y su capacidad de ser madres o no, lo que refuerza la discriminación y los estereotipos negativos sobre su competencia para formar una familia.

Disca-VioGen

Esta plataforma www.discaviogen.es está pensada al milímetro: colores, contraste, subtítulos, leyes con lenguaje sencillo y claro para facilitar la comprensión lectora y un apartado con todos los recursos disponibles para las mujeres que necesiten acceder a las asociaciones, entidades y organismos públicos cerca de su zona de residencia.

Es esencial que el acceso a la información esté adaptado a todas las mujeres que necesiten ayuda o acompañamiento en un proceso legal, psicológico o social que les permita identificar y salir de esa espiral de violencia. Negarles esa accesibilidad no es olvido: es violencia.

Significa condenarlas a una cadena perpetua de invisibilidad, a ser tratadas como ciudadanas de segunda, a que su testimonio siga siendo cuestionado y su dolor ignorado. No es caridad: son derechos humanos. Y cuando un derecho no es accesible, simplemente no existe.

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