“La envolvió en plástico y cinta americana, sellando la habitación donde se encontraba para evitar los olores propios de la descomposición, alertando incluso a los vecinos que pueden oler algo raro”.
Esta macabra y dolorosa descripción habla del cómo los Mossos d’Esquadra encontraron el cadáver de Leonor. Su marido, ahora ya entre rejas, la mató (presuntamente) y convivió durante al menos ocho meses con su cuerpo escondido en una habitación de la casa en la que convivían. Así lo detalla el juez a cargo del caso en su auto de prisión preventiva al que Artículo14 ha tenido acceso.
Será “casi imposible” esclarecer cuándo la asesinaron
A Leonor todavía no se sabe cuándo la mataron. De hecho, para fuentes cercanas a la investigación, “será casi imposible averiguarlo”. Para cuando los Mossos encontraron su cuerpo, el pasado 24 de mayo y en avanzado estado de descomposición, ni si quiera era reconocible su identidad.
De hecho, Leonor, la víctima número 27 asesinada por violencia de género este año, no ha sido contabilizada como tal hasta esta misma semana. Casi cuatro meses después del hallazgo de su cadáver. Y, por tanto, casi un año después de su asesinato. Un año sin saber que Leonor es una víctima más asesinada por su presunto maltratador. Así de cruel es la violencia machista. Así de cruel y silenciosa.
Las indignantes excusas del maltratador y presunto asesino de Leonor
Este señor, este presunto asesino, de 55 años, tuvo la desfachatez de decirle al juez que él “simplemente la encontró muerta” el pasado “29 de septiembre del año pasado” – no muy seguro, dijo también, de la fecha- y que “suponía se habría suicidado”. Este intento por librarse del asesinato de Leonor no coló ante el juez: la autopsia sostiene que se trata de una “muerte violenta, homicida, causada por traumatismo craneoencefálico cerrado en contexto de politraumatismo”.
Pese a ello, el relato del maltratador y presunto asesino de Leonor fue a más. También quiso hacer creer a Mossos, fiscalía y juez que en los ocho meses que tuvo ocultado el cadáver de su esposa “apenas había salido del domicilio”, solo “para comprar”, y que “si no se ha ido (en estos meses) a un país sin extradición es porque quería demostrar su inocencia”.
Al ser preguntado durante el interrogatorio, explicó que en todo este tiempo “no había llamado al médico ni a la policía” porque cuando encontró a Leonor “muerta” quedó en “shock”. Y para “superarlo” tomó unas pastillas- sin indicar qué tipo de medicación o sustancia- porque creía que lo que estaba viviendo era “un sueño”.
¿Qué por qué la envolvió en bolsas de plástico y le escondió en una habitación que después selló? Todo, dice el presunto asesino, para “demostrar que ella no fue asesinada”. Lo cierto es que su autopsia certifica lo contrario.
Fiscalía tacha de “inverosímil” la versión del acusado
Una vez más, ninguna de estas explicaciones colaron. “Es una versión inverosímil y no compatible con las lesiones de la víctima ni con la causa de la muerte”, detallan. Es más, el detenido –asegura la Fiscalía- es “plenamente consciente de lo que hizo” ya que en los propios audios que el detenido envió a su hermano – a quien avisó de lo sucedido ocho meses después y quien llamó a los Mossos en el momento en el que él tuvo conocimiento- ya hace referencia a que, “si lo pillan” puede quedarse “ingresado” o “pueden ir a por él”. La Fiscalía opina que de esta manera se refería a que podía ser ingresado en prisión si la policía encontraba el cadáver de Leonor. Una versión que, por el momento, el juez también ha comprado.
Para todo ello, el acusado de asesinar a Leonor también tuvo excusa: si llamó a su hermano lo hizo, dice, porque “no podía más”.
Este es solo uno de los múltiples rostros de un asesino machista. El rostro de a quien no le importa nada más que su propia vida. Del que no tiene vergüenza ni para asumir la atrocidad de sus hechos. El que oculta durante más de medio año el cadáver de su víctima en la misma casa donde la asesinó. Porque para ellos, para maltratadores y asesinos machistas, ellas no son más que “esas” a las que, creen, a nadie importan. Un año ha hecho falta para que a Leonor se la haya podido guardar silencio por ser una víctima más de esos agresores que ya han arrebatado la vida a 27 mujeres solo este 2025. 1.321 desde que hay registros (2003).