Encubrir a un asesino machista: la violencia ejercida sobre Martha antes y después de su asesinato

El asesinato de la joven de 21 años, que había denunciado a su maltratador, refleja los fallos y la falta de perspectiva de género en todas las aéreas de nuestra sociedad

El asesino de Martha, momentos después del crimen

El hombre que ven en el vídeo que acompaña esta noticia es Juan José. El asesino de Martha, la última víctima de violencia machista asesinada este año. A Juan José hemos tenido que taparle el rostro porque, a ojos de la ley, aún es presunto. Y la ley dice que a los presuntos asesinos- a pesar de que todas las pruebas confirman que él es un asesino porque ha matado a una persona- hay que protegerlos. Por eso de la “presunción de inocencia”. Que la sociedad pudiese ponerle rostro a este “presunto” asesino dejaría expuesto a Juan José.

Hay otra ley que también dice que a las víctimas de violencia machista -más aún cuando el sistema es conocedor de que la mujer lo es porque ha denunciado en varias ocasiones a su maltratador- hay que protegerlas. Pero en estos casos el sistema parece ser más laxo: hay que proteger a las víctimas…pero a ellas sí nos permitimos dejarlas expuestas a merced de sus agresores. Como le ocurrió a Martha. Hasta cuatro veces lo denunció, que sepamos, y hasta cuatro veces su maltratador se saltó la orden de alejamiento que pesaba sobre él.

No conocerán hoy el rostro su asesino, pero sí su pasividad justo después de cometer el asesinato. Aparentemente su máxima preocupación al regresar a su casa fue deshacerse de su ropa y consultar a un colega como deshacerse del cuchillo con el que acababa de asesinar a su expareja. De la cocina Juan José sale con una bolsa de basura en la mano, termina de cerrarla y se marcha con ella como si de restos de comida se tratase.

Dos involucrados en el asesinato de Martha

La única preocupación de este asesino machista, aparentemente también, era qué hacer con el arma homicida. Y para aliviar sus preocupaciones, antes de cambiarse de ropa, llamó a un amigo en busca de ayuda: “Que no pase nada, espero que no. Y a ver si van a sospechar o algo. Es que no sé dónde tirarlo porque al final eso acaba en el… A ver, la máquina lo tritura”.

Los tentáculos del patriarcado se extienden hasta ese punto. Hasta el punto en el que un colega trata de encubrir a otro después de haber matado a una mujer. Eso es lo que le importa al hombre machista la vida de ellas: ni una vez asesinadas tienen el valor de denunciar la llamada telefónica en la que reciben la noticia de que han matado a una mujer.

Pillar al encubridor, mera coincidencia

De este delito de encubrimiento hemos sabido gracias a las cámaras de seguridad de la vivienda en la que vivía Juan José, el asesino. Y de la identidad del presunto encubridor -ya detenido- por el registro de llamadas en el móvil del asesino.

Sin cámaras instaladas hubiese sido casi imposible, aseguran fuentes de la Policía Nacional a Articulo14, conocer la intencionalidad que había tras esa llamada registrada y el presunto encubridor hubiese gozado de libertad tanto como le hubiese permitido el sistema o el silencio del asesino. Una mera coincidencia que hoy permite señalar a dos hombres implicados en el asesinato de la joven. Una mera coincidencia.

La escalada de violencia antes de ser asesinada.

Lo que también es mera coincidencia es saber la escalada de violencia que sufrió Martha antes de ser asesinada. No hablamos solo de la cadena de errores judiciales que propició su muerte, sino de las amenazas continuadas que la víctima sufrió por parte de su asesino antes de ser salvajemente apuñalada.

Solo gracias a las filtraciones a los medios de comunicación hemos sabido que el riesgo al que Martha estaba expuesta era mucho mayor que el que el juez consideró al no tomar medidas más severas contra el maltratador de la víctima.

Amenazas de muerte y nadie hizo nada.

“Si fueras un hombre te mataría”, “ya que no follas conmigo me voy a follar a la niña”. Esas son algunas de las amenazas que Juan José vertía sobre Martha. laSexta, que ha tenido acceso a la sentencia que condenó al maltratador de la víctima a 40 días de trabajo comunitario y una orden de alejamiento, detalla que Juan José incluso había amenazado a Martha con “cortarle la cara y el cuello a su hija lactante”.

Pese a ello, el juez lo dejó en la calle. El evidente riesgo que corría no solo Martha, también su niña de 15 meses, no fue suficiente para el juez que se hizo cargo del caso. El País adelantaba que, desde la defensa de la víctima, “se había solicitado un dispositivo telemático” para que el maltratador de Martha cumpliese esa orden de alejamiento, pero “en algún momento el juez decidió que no era necesario”.

Juan José asesinó a Martha seguro de que podía hacerlo. No tenía ningún tipo de impedimento. El sistema le vino a decir a un potencial asesino que tenía vía libre para seguir acosando y maltratando a su víctima: las cuatro veces que había quebrantado la orden de alejamiento sin consecuencia alguna le permitieron vagar libre hasta consumar sus amenazas. Matar a Martha.

Si algo de lo que has leído te ha removido o sospechas que alguien de tu entorno puede estar en una relación de violencia puedes llamar al 016, el teléfono que atiende a las víctimas de todas las violencias machistas. Es gratuito, accesible para personas con discapacidad auditiva o de habla y atiende en 53 idiomas. No deja rastro en la factura, pero debes borrar la llamada del terminal telefónico. También puedes ponerte en contacto a través del correo o por WhatsApp en el número 600 000 016. No estás sola.