Testimonios en Atocha

Otro lunes negro: sabotaje, retrasos y desinformación colapsan Atocha

Un sabotaje en la red ferroviaria colapsa Atocha y deja a miles de pasajeros atrapados sin información ni alternativas

Lunes 5 de mayo. Atocha, 12:45 del mediodía. La megafonía anuncia que el tren a Sevilla de las 10:00 está “a punto de embarcar”. Cientos de pasajeros aguardan desde hace horas sin noticias precisas, pendientes de los paneles y, sobre todo, de lo que oyen entre susurros. En la estación reina el desconcierto. Algunas personas han pasado la noche en el vestíbulo; otras acaban de llegar y aún no saben que lo peor del caos ya ha pasado, pero las secuelas continúan. El balance: más de 10.000 pasajeros afectados, al menos 70 trenes con retrasos o cancelaciones, y una jornada negra para el ferrocarril español.

El origen del colapso, según ha confirmado el Ministerio de Transportes, fue un sabotaje. El robo simultáneo de cables de señalización en cinco puntos de la provincia de Toledo, perpetrado en zonas sin videovigilancia, obligó a interrumpir durante horas la circulación de trenes de Alta Velocidad entre Madrid y el sur peninsular. A ello se sumó una avería en la catenaria de un tren de Iryo, que quedó detenido en plena vía, ralentizando aún más la reanudación del tráfico ferroviario.

Desde primeras horas del lunes, las escenas en Atocha eran más propias de un éxodo que de una estación de primer nivel europeo. Paula, argentina residente en Madrid, llevaba más de dos horas sin noticias claras. “Mi tren a Sevilla salía a las 10. A las 12 aún están embarcando ese mismo convoy. Me enteré por otra pasajera, no por la compañía. Nadie nos informa de nada”, lamenta. A su lado, Marisa, que viaja a Barcelona para visitar a su madre, muestra resignación: “Sale a las 15:30, pero viendo cómo están las cosas, seguro que se retrasa. Además, luego tengo que enlazar con un Rodalies en Cataluña… veremos si llego”.

Ana y su hija pequeña se acercan con cara de agotamiento. Llevan desde las 20:30 del domingo en la estación. “Nos subieron al tren anoche. A las dos de la madrugada nos hicieron bajar: se cancelaba todo. No nos ofrecieron alternativa, nos tuvimos que buscar un hostal por nuestra cuenta. Hoy la niña no ha podido ir al colegio y yo he tenido que cancelar mi jornada laboral”.

El ambiente oscilaba entre la resignación y la incredulidad. Carmen, maleta en mano, se dirige a la Feria de Abril. “Yo vengo con espíritu festivo, así que si se retrasa, pues paciencia. Llevo una hora aquí, aún no se ha anunciado el tren. Pero entiendo que hay gente que ha pasado la noche aquí tirada. Es una vergüenza”.

Para quienes venían de fuera de España, el caos resultaba aún más impactante. “Vengo de Buenos Aires. Allá los trenes no son una maravilla, pero esto me ha sorprendido. Me dijeron que mi tren se retrasaba dos horas y media, pero ya no hay nadie que pueda decirlo con certeza. El de las 12 sigue aquí parado, y yo salgo a las 3. ¿Qué hago? ¿Me voy? ¿Reclamo el billete?”, se pregunta Lucía, turista frustrada.

La información, o más bien su ausencia, fue otro de los puntos críticos. Laura, que viajaba a Valencia, explica: “Estamos esperando desde hace más de una hora. El tren no aparece ni en los paneles. Preguntas en los mostradores y nadie sabe nada. Te dicen que ‘en unos minutos se sabrá algo’, pero esos minutos se estiran como horas”.

Otras viajeras simplemente renunciaron. “Si no sale hoy, pediremos la devolución y nos iremos a casa. A ver si otro día tenemos más suerte”, decía resignada una de ellas, tras comprobar que ni su tren ni los anteriores se habían movido. Renfe ofreció alojamiento a familias con niños y personas mayores, habilitando 220 habitaciones de hotel, además de repartir mantas y bocadillos en las salas club. Pero muchos afectados denunciaron que las medidas llegaron tarde, mal organizadas y sin un canal de información útil.

La circulación comenzó a recuperarse lentamente a partir de las 9:30, y no fue hasta pasadas las 16:00 cuando se restableció por completo el tráfico entre Madrid y Andalucía. El ministro de Transportes, Óscar Puente, calificó lo ocurrido como un “sabotaje criminal” y prometió reforzar la seguridad en los puntos vulnerables de la red.

Atocha ha vuelto a funcionar. Pero el eco de las quejas, la frustración y el cansancio de las miles de personas que pasaron horas varadas sin información alguna aún resuena en los andenes. “No tengo plan B”, decía una mujer, sin saber si su tren saldría. Como ella,  todos: sin plan B.

TAGS DE ESTA NOTICIA