'Unos cuantos sueños'

Chimamanda Ngozi Adichie y las contradicciones del patriarcado

En 'Unos cuantos sueños', la autora nigeriana retrata a cuatro mujeres en plena pandemia para lanzar una diatriba contra el patriarcado y contra las derivas ideológicas que, según ella, también han sofocado el feminismo

Chimamanda Ngozi, en uno de sus TEDTalks, en 2009
Chimamanda Ngozi, en uno de sus TEDTalks, en 2009

Dice la nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie (48 años) que su última novela, Unos cuantos sueños (Penguin Random House), trata de la pérdida de su madre. Del dolor que le produjo aquel desgarro, sucedido muy poco después de la muerte de su padre —y de ahí escribió Sobre el duelo—, y que la arrojó al vacío, a la desnudez existencial…, pero también a la tristeza y a “una rabia incesante”. Y sí, el novelón —tiene más de 500 páginas— exhuma ese dolor del que habla la autora, pero lo más palpable, quizá a consecuencia de este sufrimiento, es la ira y la furia.

Doce años después de su última novela, Chimamanda Ngozi Adichie vuelve al panorama literario con Unos cuantos sueños (2025), una obra ambiciosa de más de 500 páginas que sitúa a cuatro mujeres nigerianas en el centro de un relato sobre poder, deseo, violencia y resistencia. El libro, escrito tras la pandemia y con ecos del movimiento Me Too, ofrece un retrato afilado de cómo las estructuras patriarcales atraviesan incluso a quienes aparentemente lo tienen todo.

Las protagonistas —Chiamaka, Omelogor y Zikora, mujeres de clase media-alta, y Kadiatou, camarera inmigrante de un hotel— revisan sus vidas durante el confinamiento en Estados Unidos, con la mirada puesta en sus relaciones sentimentales y en las fisuras que estas revelan. Adichie no esquiva la crudeza: muestra vínculos tóxicos, maltrato emocional y físico, y la normalización de dinámicas abusivas. En uno de los pasajes más incómodos, Kadiatou recuerda cómo un cliente de hotel la obliga a practicarle sexo oral, evocando el mediático caso Strauss-Kahn y cuestionando la falta de justicia en los tribunales.

'Unos cuantos sueños', de Chimamanda Ngozi Adichie
‘Unos cuantos sueños’, de Chimamanda Ngozi Adichie

La novela, sin embargo, no se queda en la denuncia. También reivindica la vitalidad de la identidad africana contemporánea: sus protagonistas son cosmopolitas, viajan, estudian, trabajan en ámbitos académicos y financieros, se enamoran, participan en orgías o desafían la heteronormatividad. Con ello, Adichie combate la imagen reductora y exotizada de África que aún persiste en Occidente, y coloca en primer plano a una generación de mujeres que rehúyen el papel de víctimas para mostrarse como sujetos complejos y contradictorios.

Unos cuantos sueños funciona, además, como un espejo universal. La autora plantea preguntas que trascienden las fronteras geográficas: ¿quién no se ha enamorado de alguien que no estaba a la altura?, ¿quién no ha sentido la humillación de un trabajo menospreciado?, ¿quién no ha aguantado más de lo deseado por miedo a quedarse sola? En esa tensión entre lo particular y lo colectivo radica la fuerza del libro, que Adichie concibe como un recordatorio de que el patriarcado no distingue de clases sociales ni pasaportes.

Pero además, la novela es un ajuste de cuentas con unos Estados Unidos echados a perder. Y no en el sentido más trumpista que, obviamente, también por ser consecuencia del veneno de lo políticamente correcto, de la pasada de frenada del izquierdismo idiota tan sectario como los conservadores de MAGA. Un país donde la libertad de expresión se la están cargando, pero entre unos y otros. “No era ya solo que se sintieran ofendidos; era que solo sentían ofensa. Perfectos progresistas estadounidenses anclados en su superioridad moral. Siempre y cuando te subas al tren de su ideología, pasarán por alto tu maldad. Defiende una causa aceptada y conquistarás el derecho a ser cruel”, escribe.

El regreso de la escritora nigeriana, admirada por figuras como Beyoncé o Angela Merkel, ha sido recibido como un acontecimiento editorial. Doce años después de Americanah, Adichie confirma que su literatura sigue siendo un campo de batalla en el que se cruzan feminismo, identidad, diáspora y política. Con Unos cuantos sueños, su voz vuelve a interpelar al mundo con la misma contundencia que en sus ensayos y conferencias: obligándonos a mirar de frente la persistencia de las desigualdades, incluso en tiempos de aparente progreso.