Constance Tsang: “No creo que alguien pueda atravesar la vida estando solo”

La directora china establecida en Estados Unidos, estrena su largometraje debut 'Blue Sun Palace', mientras prepara en Cannes su segunda cinta

La directora china Constance Tsang estrena 'Blue Sun Palace'
La directora china Constance Tsang estrena 'Blue Sun Palace'

Constance Tsang no comprende la vida sin la relación con el prójimo. Y así quiere mostrarlo en su ópera prima, Blue Sun Palace, que se estrena en España el 28 de agosto y fue galardonada con el French Touch Prize of the Jury, reconocimiento que destaca la creatividad y audacia dentro de la sección Semana de la Crítica del Festival de Cannes. Esto le sirvió de trampolín para ser elegida, en marzo de 2025, como participante en la 49ª sesión de “La Residencia” del Festival de Cannes, donde desarrolla su segundo largometraje, My Mother and Yours.

En entrevista exclusiva con la realizadora chinoestadounidense, Tsang expresa que no cree que “nadie pueda atravesar la vida estando solo”, y que las relaciones tienen que ver con llevar una vida “con mucho sentido, significativa, a través de las conexiones, a través de compartir alegrías, dolores, tristezas”. “Espero haber reflejado eso en la película”, afirma algo insegura pero satisfecha, sonriendo.

Un fotograma de la película 'Blue Sun Palace'
Un fotograma de la película ‘Blue Sun Palace’

La emigración y la integración social en un entorno nuevo es un tema presente en toda la película. La importancia de las raíces culturales, el origen, el valor de las tradiciones… ¿Ha sido este el motor para hacer el largometraje?

No sé si son los motores, realmente, pero cuando describes estas escenas, son las escenas que sabía que necesitaba, sabía que las quería, que quería tenerlas en la película. Y creo que sin estas escenas no tendría el mismo significado. Y también la forma en que hablamos de la integración, que implica también la economía… Todo, poco a poco, se destila en experiencias que quizás son difíciles de entender. Eran como pilares visuales para mí, que me permitían comunicar una idea más general.

La sororidad y la fraternidad entre ellas es la vía de salvación para Amy. ¿Crees que podemos enfrentarnos solas a la vida? Al dolor, a la incertidumbre…

Es difícil. Ahora mi madre vive casi siempre sola en Nueva York, y creo que lo que más oigo de ella es que se siente muy sola. En su caso, es existir en un lugar tan alejado de donde creciste, donde tuviste tu infancia; llega un momento en que ya no puedes compartir la cultura, y creo que eso es una experiencia que te aísla mucho. Y también crear el papel, la unión entre las mujeres, era una forma de volver, de hacer que una experiencia humana pudiera con la soledad. No creo que alguien pueda atravesar la vida estando solo. En ese caso, ¿por qué estamos aquí? ¿Por qué existimos? Realmente, ¿por qué escribimos historias? ¿Por qué hay tradiciones? Es para que no haya soledad. Así es como yo lo veo. Quizá no sea así para otros. Tal y como yo entiendo las relaciones, creo que tienen que ver con llevar una vida con mucho sentido, significativa, a través de las conexiones, a través de compartir alegrías, dolores, tristezas. Espero haber reflejado eso en la película.

La composición de los planos está muy cuidada. Todos los detalles de cotidianidad y del entorno se recogen de manera que generan una atmósfera muy emocional, con mucho aire por delante o detrás de los personajes, silencios, conversaciones pausadas. Parece que es importante en tus películas esta tonalidad de sensibilidad emocional. ¿Por qué?

Mis profesores de cine me decían que había que acordarse del mundo fuera del encuadre, ir más allá, y eso es algo que nunca se me ha olvidado. Y mi idea es que una imagen puede estar fuera de la escena; es algo muy importante para mí. Por eso a veces utilizo a la gente que pasa, en primer plano. Pero no tiene nada que ver con lo que está ocurriendo realmente; y también utilizo el segundo plano, o sea, un telón de fondo. Esto transmite una energía.

La directora chinoestadounidense Constance Tsang
La directora chinoestadounidense Constance Tsang

Los protagonistas se retratan con un halo de misterio, sobre todo se puede percibir en esos primeros planos tan potentes… por ejemplo, nunca sabemos realmente qué quiere o qué piensa él. El misterio, la reflexión, el dudar, el no saber… ¿crees que esto es algo implícito en todos nosotros?

Desde luego que sí. Lo que me parecía importante que debía captar no era tanto ver el impulso de alguien, sino más bien un espacio que permite una relación entre ellos dos. Por ejemplo, en la primera escena, yo solo quería que la cámara capturase qué se siente a la hora de comer con alguien, y enamorarse así. A mí me parecía mucho más importante captar los deseos inconscientes. Hablamos de la sensibilidad emocional, y siempre pienso en cómo los cuerpos interactúan uno con otro, digamos, la coreografía de lo que ocurre, y eso depende mucho de la energía que una persona pueda tener con otra.

¿Por qué la película está ambientada casi toda en interiores y en contraste, el final ocurre en el exterior?

Interior es exterior. Realmente lo he hecho para que se me hiciera esta pregunta. Tiene que ver con un personaje que hace un viaje, ¿no? Y que por fin llega a su destino; supone una catarsis para él, cuando llega.

¿Cómo ha sido tu experiencia en la residencia de Cannes?

Mi siguiente película se basa, muy de lejos, pero algo, en la relación que tengo con mi madre. Refleja una dinámica muy concreta que tenemos entre las dos, pero la película en sí habla más bien de un momento de violencia entre madre e hija y el resto de la película gira en torno a cómo el cineasta intenta entender, no sólo cómo esta mujer intenta revivir el momento, sino también cómo encarna a su madre. Lo que quiero describir es el perdón parental, el dolor, y cómo aceptamos a nuestra familia, a nuestras madres, y quizá, porque estamos tan unidas a ellas, no nos vemos a nosotras mismas.

La residencia en Cannes ha sido liberadora. Nadie te obliga realmente a producir, a escribir equis páginas, pero es un momento muy especial donde sí escribes. Y lo único que tuvimos que hacer es vender el proyecto  al CNC francés; es una experiencia inigualable. No creo que vuelva a vivir algo así en todos los días de mi vida.

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