Si hoy el Museo del Prado es uno de los museos más importantes de todo el mundo es gracias a una figura que para muchos aún sigue siendo desconocida. Personaje clave en la historia cultural del país, académica de Bellas Artes y apasionada por la pintura, impulsó la creación del Real Museo de Pinturas y Esculturas, hoy Museo del Prado, aunque no llegó a ver su apertura en 1819 debido a su prematura muerte. En el catálogo del Museo, se encontraron varios elogios fúnebres e incluso una nota fechada de 1854 en la que Pedro de Madrazo destacaba su labor que fomentó la fundación del Prado. Esta es parte de la historia de la Reina Isabel de Braganza, que a partir de hoy cuenta con un espacio dedicado a homenajearla.
La segunda esposa del Rey Fernando VII utilizó su influencia y destinó parte de su patrimonio personal a la adquisición y colección de las obras que formarían el núcleo inicial del Prado. Ahora, la sala 54 de la pinacoteca, se transformará en un lugar que promete volverse emblemático y que pondrá en valor el papel que cumplió la reina consorte como protectora de las artes y visionaria en la creación del Museo del Prado.
Los retratos de la reina Isabel de Braganza
La sala exhibe dos retratos que resultan tremendamente significativos. Por un lado, se encuentra uno que fue pintado por Vicente López Portaña, inmediatamente antes a su boda con el Rey Fernando VII en el año 1816. Este cuadro sigue los modelos de retrato impuestos por Josefina Bonaparte (un busto con vestido rojo y adornado en su cuello con un collar de perlas), y que a su vez serviría como modelo al retrato que realizó en 1829 Bernardo López que puede contemplarse en la sala 101 del Museo y que la conmemora como fundadora del Museo del Prado, como indica el título de la obra.
Por otro lado, y al igual que este último, se muestra un retrato póstumo. Realizado en el año 1827, la muestra como una matrona romana. La obra reproduce modelos derivados de la antigüedad clásica (Agripina, Olimpia o Musas) pero matizados por la mirada de artistas neoclásicos como Canova o Thorwaldsen. Estas obras, que muestran a la Reina desde una perspectiva idealizada y simbólica, supone un reflejo de una memoria institucional que aúna en un solo cuadro la tradición y la modernidad, dos conceptos que, sin duda, equilibraba la figura de la reina.
Con esta iniciativa, el Museo del Prado reafirma su compromiso con la historia de la propia institución y la difusión del legado de quienes hicieron posible que este exista y que a día de hoy se haya convertido en uno de los más importantes y famosos de todo el globo. Esta sala se une en este sentido a las que abrió el museo en el año 2021 y que evidenciaban este interés por homenajear a las personas más relevantes en su historia. Por otro lado, coincide con otra exposición dedicada a una reina, tras la la inauguración en las Galerías de las Colecciones Reales de la exposición dedicada a la reina Victoria Eugenia.


