La 69ª edición del Festival de Eurovisión ha arrancado con fuerza. Este martes 13 de mayo, la ciudad suiza de Basilea acogía la primera semifinal del certamen, que ha dejado claro que el humor, la autenticidad y la raíz cultural siguen siendo fórmulas ganadoras. Entre las propuestas más comentadas de la noche destacó la del grupo KAJ —originario de Finlandia pero representante de Suecia—, que interpretó la pegadiza “Bara Bada Bastu” íntegramente en sueco. Un giro insólito en la trayectoria eurovisiva de este país, que no usaba su lengua en el festival desde 1998.
Con una puesta en escena que incluía sauna, toallas, coreografías disparatadas y un uso brillante del humor nórdico, KAJ logró cautivar tanto al jurado como al televoto, pasando a la final como gran favorito. La canción, una suerte de oda cómica al ritual escandinavo de la sauna, promete convertirse en una de las grandes favoritas del certamen, haciendo de algo tan local un icono universal.
Suecia se une así a otros nueve países que han conseguido su pase a la gran final del sábado: Noruega, Albania, Islandia, Países Bajos, Polonia, San Marino, Estonia, Portugal y Ucrania. Uno de los momentos más aclamados fue la actuación de Claude Kiambe por Países Bajos, con una fusión vibrante de ritmos congoleños y electrónica europea en un número visualmente impactante. También destacó Polonia, con la veterana Justyna Steczkowska y su tema “GAJA”, una balada dramática con tintes eslavos y puesta en escena de gran carga simbólica.
Por el contrario, países como Bélgica —que partía como favorita en las apuestas—, Croacia, Chipre, Eslovenia y Azerbaiyán no lograron clasificarse. La eliminación de Bélgica, con una propuesta moderna y estéticamente cuidada, ha sido una de las grandes sorpresas de la noche.
Aunque España no competía en esta semifinal por pertenecer al Big Five, la gran expectación de la noche giraba en torno a la primera actuación en directo de su representante, Melody. La artista andaluza, que saltó a la fama con apenas diez años con su éxito “El baile del gorila”, ha evolucionado hasta convertirse en una intérprete madura y con un sello propio.
Melody y el empoderamiento femenino
Su tema, “Esa diva”, compuesto por Tony Sánchez-Ohlsson, Thomas G\:son y la propia Melody, es una declaración de empoderamiento en clave flamenca-pop. La canción reivindica la fuerza femenina desde la raíz, con ecos de copla, ritmos urbanos y una estructura que crece hacia un final explosivo.
La puesta en escena, dirigida por Javier Pageo, fue una de las más impactantes de la noche: Melody apareció en una gran plataforma giratoria, vestida con un impresionante traje negro de volantes inspirado en la bata de cola tradicional, acompañado de un sombrero cordobés decorado con encaje. En el escenario la acompañaban seis bailarines y un acróbata que, suspendido del techo, representaba visualmente la lucha entre la fuerza y la fragilidad.
El número, que mezcla tradición, elegancia y espectáculo, recibió una ovación cerrada del público presente en el St. Jakobshalle de Basilea. Melody ha llegado a Eurovisión tras un largo camino de reinvención artística. Desde sus inicios infantiles, ha explorado distintos géneros —desde la música latina al pop melódico—, pero es en esta etapa, más cercana al flamenco fusión, donde ha encontrado su lugar. “Esa diva” es una canción de competición que contiene una afirmación identitaria: “Quiero que Europa vea quién soy y de dónde vengo”, ha dicho en varias entrevistas.
Además de España, también actuaron fuera de concurso los representantes de Italia y Suiza, Lucio Corsi y Zoë Më, con dos propuestas muy distintas pero igualmente innovadoras: el italiano apostó por un rock glamoroso y teatral, mientras que la suiza se inclinó por una delicada pieza electrónica con tintes líricos.
La segunda semifinal se celebrará este jueves 15 de mayo y determinará los últimos diez finalistas del festival. Actuarán otros 15 países, y también lo harán fuera de concurso tres miembros del Big Five: Francia, Alemania y Reino Unido.