Estamos en época de Festivales y Olivia Rodrigo pasa por el Mad Cool de Madrid este fin de semana. Sin embargo, la joven estrella de la música no es solo noticia por los miles de personas que se congregan a su alrededor allí donde va, sino por haber tenido uno de los gestos más generosos que se recuerdan en su industria. En el universo de la música, cuando se va de gira, los músicos romantizan su existencia, la inestabilidad emocional y la “vida loca” como parte del genio artístico. Ídolos convertidos casi semidioses, pero no lo son y por eso que Olivia Rodrigo acuda a la terapia en sus giras no solo es sólo valiente, sino revolucionario.
Hoy más que nunca, con las redes sociales focalizando cada detalle, las jóvenes artistas necesitan además de sus micrófonos y sus escenarios espacios seguros donde sanar, hablar, y reencontrarse consigo mismas. Y pocas personas lo entienden tan bien como Olivia Rodrigo.
La cantante de ‘Drivers License’ ha convertido las lágrimas adolescentes en himnos coreados por millones, una joven artista que cree profundamente en el poder de la terapia y lo está poniendo en práctica en su vida y en la de quienes la rodean. En el podcast StageLeft, la guitarrista de Rodrigo, Daisy Spencer, compartió algo que dejó a muchos pensando en cómo las nuevas generaciones enfrentan su realidad de otra manera. Durante la gira Guts World Tour, Olivia y su tour manager Marty Hom ofrecieron terapia gratuita y accesible a todo el equipo de la gira. Sí, leíste bien: a todas las personas detrás del show: Músicos, técnicos, producción. Todos ellos tuvieron terapia durante el año que estuvieron viajando por el mundo. Ser mujer en el mundo del arte no es tarea fácil. La presión estética, la exposición mediática, los comentarios sobre tu cuerpo, tus decisiones, tus relaciones, tu voz. Todo se analiza. Todo se juzga. Hemos visto a muchas artistas jóvenes, Britney Spears por ejemplo, colapsar ante las cámaras sin que nadie les tendiera una mano. Por eso ver a Olivia Rodrigo—con solo 22 años—ofrecer terapia y promoverla activamente, es un cambio de paradigma.
Spencer lo describió como “uno de los regalos más increíbles que me han hecho en un tour”. Y agregó algo importante. “Es un regalo poder mirar dentro de ti misma y tener a alguien que te ayude a sacar cosas que, de otra forma, quizás nunca saldrían. La terapia me ha permitido darle voz a partes de mi infancia que necesitaban hablar”.
Una estrella de la música con empatía
Hay que imaginar por un momento lo que significa estar en una gira mundial lejos de casa, bajo presión constante, en escenarios gigantes, confundiendo ciudades y hoteles, sin apenas dormir y sin tener el apoyo emocional necesario para mantenerse de pie. Ofrecer terapia a todo su equipo no es solo un gesto honorable de Rodrigo, también es un acto de liderazgo profundamente empático. Olivia se preocupa por cómo su equipo toca en el escenario y por cómo se siente. Al final, el resultado de la gira siempre será mejor.
Y no es casualidad. Su propio padre, Chris Rodrigo, es terapeuta familiar. Olivia ha dicho públicamente que la terapia ha sido esencial para su bienestar emocional. En una entrevista con CBS Sunday Morning, aclaró que, a pesar de que su música puede parecer triste, en realidad es una persona feliz que simplemente encuentra en la escritura una forma de procesar emociones complejas.
El ejemplo de otras artistas como Ariana Grande y Miley Cyrus
Olivia no está sola. Otras voces femeninas de la música están hablando, fuerte y claro, sobre la necesidad de hacer de la salud mental una prioridad.
Ariana Grande, por ejemplo, ha dicho que la terapia debería estar incluida en los contratos de jóvenes artistas. “Los estudios y las casas de discos saben cómo va a cambiar tu vida. Saben el precio que se paga. Deberían protegernos”, afirmó en el podcast de Marc Maron. Y tiene razón. No puedes esperar que una chica de 18 años firme un contrato millonario, sea la cara de una marca global, y no tenga apoyo emocional. “Nos enseñan desde pequeñas que tenemos que ser perfectas, amables, siempre disponibles, pero fuertes al mismo tiempo. Nos obligan a madurar antes de tiempo, a ignorar el agotamiento, a seguir sonriendo cuando por dentro queremos gritar”. La terapia, en este contexto, es un refugio y una herramienta de empoderamiento.
Miley Cyrus, por su parte, ha hablado abiertamente de cómo la terapia EMDR la ayudó a superar el pánico escénico para poder regresar a los grandes escenarios. Según ella, fue una herramienta salvavidas que ha salvado su carrera. Y esa es la clave. Acudir a terapia no es solo para cuando estamos al borde. También es para entendernos mejor. Para prevenir. Para crecer.
Ser artista joven y mujer: una doble vulnerabilidad
Crear arte es un acto de vulnerabilidad. Pero hacerlo como mujer joven, en un entorno tan competitivo, misógino y rápido como la industria del entretenimiento, puede ser abrumador.
Como dijo Daisy Spencer: “gracias a la terapia gratuita durante el tour, pude reconectar con la pequeña Daisy que había sido silenciada por tanto tiempo” Lo que más impacta de la historia de Olivia y su equipo es que la terapia no fue un lujo, sino una necesidad cubierta. No fue un privilegio dentro del micro universo de las estrellas, al contrario Rodrigo lo ofreció como un derecho para todas las personas de su equipo porque según ella “la salud mental no debería depender de cuánto ganas o qué tan famosa eres. Debería ser parte de cualquier proyecto serio que involucre la salud emocional de un equipo”.
Y sin embargo, es tan poco común que Daisy describió la experiencia como “un milagro”.
El Guts World Tour fue un éxito artístico y comercial con más de 100 fechas y casi 200 millones de euros recaudados, también se convirtió en un modelo de cómo liderar con empatía. Mientras otros tours se hacen virales por los excesos o las exigencias absurdas, el de Olivia se recuerda por algo tan poderoso y simple como: “te veo, te cuido, tu salud importa”.
Ese gesto no solo impactó a su equipo. También envía un mensaje a sus compañeras estrellas. Olivia Rodrigo da ejemplo. Abre una nueva conversación. Humaniza el proceso. Regala la posibilidad de sanar. Porque como dijo Daisy, la terapia no solo le salvó el tour, le devolvió la voz a su yo más pequeño. Y eso no tiene precio.