Pamela Anderson se pone a las órdenes de Gia Coppola en su última película, The Last Showgirl. La actriz se convierte en una corista de Las Vegas que es despedida mientras lucha por llegar a fin de mes y ser una buena madre. Anderson relata en esta entrevista su lucha personal contra los cánones de belleza, igual que le sucede a su personaje en The Last Showgirl.
Pamela Anderson interpreta a Shelly, una bailarina de un espectáculo ficticio de Las Vegas que cierra después de 30 años. La actriz, de 57 años, compara la carrera de Shelly con la suya como actriz de Vigilantes de la playa y modelo para Playboy. La relación de Shelly con su hija continúa manteniendo un paralelismo a los problemas que Pamela Anderson ha enfrentado con sus propios hijos, Brandon y Dylan.
¿Qué ha significado para ti interpretar este personaje?
Sentí que me desahogué en esta película de una manera que nunca había hecho en terapia. Tengo dos hijos adultos que han visto cómo he sido cosificada en mi carrera y en mi vida. He visto cómo eso los afectó. Yo me siento orgullosa de mi trabajo, desde las primeras cosas que hice en mi carrera, porque me ayudó a mantener a mi familia. Pero es cierto que hablé con mis hijos del impacto que tuvo en ellos todos los comentarios que se hicieron sobre mi. Creo que siempre vamos a enfrentar a nuestros hijos adultos y pedirles perdón, porque es imposible ser una madre perfecta.
¿Considera este filme como un resurgimiento profesional?
Me moría de ganas de expresarme de una manera creativa que había mantenido oculta. Suena bien decir: “De Vigilantes de la playa a Broadway’, pero siempre he ansiado interpretar un papel como este, que representa a las mujeres que están sobre el escenario y sin embargo piensan en qué van a poner de cena a sus hijos o en la pelea con su marido. Estas mujeres son todas las mujeres que conocemos, todas las que luchan a diario en su vida.
¿Cuál fue la escena más difícil de filmar para ti?
La mayoría de las escenas tenían una carga emotiva muy complicada. Para mí, las escenas detrás de bastidores, cuando me preparaba para salir al escenario, fueron las más emocionantes. Hay mucho poder y energía en el momento en que te pones la pedrería sobre la cabeza y te miras al espejo. Yo he conectado con este personaje desde el corazón y fue un alivio poder expresarme en estos momentos. Sentí alegría incluso en los momentos más dolorosos.
La escena de la audición, en la que es cuestionada por su edad, es muy difícil de ver. ¿Alguna vez te has visto cuestionada por tu edad?
Me he sentido cuestionada por mi edad constantemente. Para mí rodar esa escena fue maravilloso. Disfruté cada minuto. Pero había un miedo en mí, porque sabía que tenía que filmarla con dignidad. Fue un momento realmente crucial, muy crudo y muy real. Bailamos todo el día para prepararnos y cuando llegó el momento estaba tan metida en el papel que ni lo pensé. Mucha gente se me acerca y me dice: “Tienes razón, nunca renuncies a tus sueños”. Y si un sueño no funciona, simplemente cambias tu ropa y te conviertes en otra persona. Siento que el arte y la vida son simbióticos y creo en la reinvención. Si eres un soñador, si eres un artista, simplemente debes levantarte, seguir adelante y seguir soñando. Yo, como Shelly, lo que hago me sale del alma, soy artista y no me importa lo duro que sea el trabajo. Las dos amamos la nostalgia, la magia y el arte. Para volver a soñar nunca es tarde, todos podemos empezar de nuevo.
Shelly se convierte en una figura materna para los bailarines más jóvenes del espectáculo. Una de ellas es Jodie (Kiernan Shipka), pero en un momento le pone un límite y la deja.
Creo que nos podemos identificar con la idea de estar vacío y no tener nada que dar. No es que seas una persona sin corazón, simplemente ya no puedes seguir dando. Ella se elige a sí misma porque es dura y vulnerable. Recuerda que tiene una hija, que no es su madre.
Esta película es una declaración de amor al baile, pero también es una cinta que reivindica a las mujeres.
Creo que nací para rodar esta película porque me he preparado para ella desde pequeña. Hay algo en mí que conecta con Shelly. Si sigues el curso de mi carrera, encuentro un paralelismo. Hay cosas que, como ella, no debería haber hecho y si miro hacia atrás, sé que podría haber tomado muchas decisiones de forma diferente. Pero necesitas la experiencia de la vida para comprender que podrías haber tomado decisiones diferentes. Siento que todas las actuaciones en esta película son conmovedoras porque cada palabra significa algo. Encontrar un papel como este, en este momento de mi vida, me ha hecho darme cuenta de que todo en mi vida valía la pena. Esta es una película muy importante para mi alma y para mí, no puedo explicarlo de otra manera, pero ha sido un proyecto hecho con amor, placer y honor por trabajar con Gia Coppola y Jamie Lee Curtis y la familia de coristas y Dave Bautista.