La iPhone face es un término que acuñó la revista Culted refiriéndose a los actores que mientras se les ve actuando en una ficción histórica, el espectador no puede dejar de pensar “tiene cara de haber visto un iPhone”, lo que resta credibilidad a las ficciones de época y sacan al espectador de la atmósfera temporal de la ficción.
Sus rasgos se caracterizan por ser demasiado modernos y artificiales. Por ejemplo, una dentadura perfecta, un cabello demasiado liso, unos labios artificialmente gruesos… El motivo por el que se relacionan con el iPhone es porque dan la sensación de que esos rostros pertenecen más al canon de belleza de TikTok (o los filtros de Instagram) que el de una ficción ambientada en el siglo XIX, por ejemplo.
Son muchas las actrices que se caracterizan por tener una cara delgada, nariz de muñeca, carillas o dientes perfectamente alineados con ortodoncia, labios carnosos, cejas depiladas, ojeras iluminadas, inclinación positiva de los párpados…
Las rinoplastias son un gran indicio de que están tan normalizadas las operaciones estéticas en Hollywood, que ya apenas a nadie le llama la atención una nariz demasiado perfecta. Además, con toda la industria antiedad, cada vez se ven menos arrugas, cuando en épocas pasadas el trascurso del tiempo era más evidente en los rostros.

De Emma Watson a Nicole Kidman: ejemplos de iPhone face
Hay quienes atribuyen este fenómeno a los departamentos de maquillaje porque el concepto de belleza, y por lo tanto la manera de caracterizar a los actores y actrices, ha cambiado. Unas cejas demasiado perfiladas o unas pestañas demasiado extensas quedan artificiales, cuando la naturalidad en la apariencia es una característica intrínseca a las ficciones de época.
Por ejemplo, el maquillaje de Emma Watson en La Bella y la Bestia (2017) fue criticado por el uso de la sombra de ojos y el perfilado de cejas, aunque ella no deja de tener un aire de belleza clásica gracias a sus labios finos y la naturalidad de sus facciones.
Mientras que antiguamente los rostros eran más redondeados, hoy en día tienen mayor éxito las mandíbulas fuertes y los pómulos definidos. Un ejemplo de ello es El hombre del Norte (2022), una ficción que tiene lugar en el siglo X, donde aparece una Nicole Kidman recién operada, que a pesar de su palidez, desentona con lo que sería el canon de la época vikinga, así como Reese Witherspoon en cualquier película ambientada antes de la década de 1950.
Otro caso de la iPhone face es Elisabeth Olsen en Love & Death (2023), que a pesar de su brillante actuación, su rostro se muestra demasiado artificial para una mujer de los años 70.
Los ejemplos de hombres escasean más, aunque un caso sería el de Tom Cruise en El último Samurái (2003) o Jamie Dornan en Belfast (2021). Por el contrario, Colin Firth en Orgullo y Prejuicio (1995) encarna a un hombre victoriano de una manera totalmente creíble.

Las anacronías más allá de la cara
Además de los rostros, hay casos en los que se han modernizado también los trajes al anular elementos como el corsé en un amago feminista de criticar la opresión que sufrían las mujeres en otros tiempos. Esto sucede con Emma Watson en La Bella y la Bestia (2017) o los trajes excesivamente brillantes de los Bridgerton (2020), que distan bastante de lo que realmente era la moda durante la Regencia inglesa del siglo XIX. Otro ejemplo es la serie Reign (2013) , cuyos trajes fueron criticados por asemejarse más a un vestido de graduación que a un traje del siglo XVI.
Algunas ficciones de época donde los actores son creíbles podrían ser todas las producciones británicas de los libros de Jane Austen en los años 90. Aunque ya entrados los 2000, Keira Knightley encarna perfectamente a Elisabeth Bennett en Orgullo y Prejuicio (2005) con sus dientes imperfectos. Otra actriz que ha tenido éxito en ficciones de época ha sido Elle Fanning con su rostro redondeado, su piel pálida y sus cejas despeinadas.

El debate actual
Entre las actrices que levantan más discusiones sobre la iPhone face se encuentran Dakota Johnson en Persuasion (2022), Millie Bobby Brown en Enola Holmes (2020) y Florence Pugh en Mujercitas (2019), aunque en el último caso actrices como Saoirse Ronan o Meryl Streep aportan naturalidad a la ficción.
Un caso interesante es el de los Bridgerton (2020), pues al contrario de los ejemplos anteriores, esta serie de época crea anacronismos de manera intencionada a través de los temas musicales, las telas brillantes de los vestidos e incluso las jerarquías sociales, además de contar con protagonistas que si tienen una iPhone face.

Aun así, también hay casos en los que una actriz con un “rostro anacrónico” no ha dejado de realizar una actuación brillante, como es el caso de Anne Hathaway en Los Miserables (2019).
Ante la incorporación de la belleza moderna a las películas y series de época, hay una división de opiniones: quienes son partidarios de incorporar los cánones de belleza actuales así como actualizar la música o anular el uso de corsé y, por otro lado, los amantes del cine de época más riguroso, que reclaman la naturalidad y el reconocimiento de la belleza antigua.