‘Superman’ no necesita ser un éxito en taquilla, porque ya ha hecho lo imposible: resucitar al personaje

La nueva película de Superman no necesita arrasar en taquilla para triunfar. Su mayor logro ha sido devolver al personaje al lugar que merece

Superman (2025) - Cultura
Imagen promocional de 'Superman' (2025), la película de James Gunn
DC Studios

El estreno de Superman este viernes 11 de julio no es simplemente el aterrizaje de una nueva superproducción con capa y efectos digitales. Es, en realidad, el regreso de un símbolo. Una resurrección. Un gesto de fe, tan ambicioso como necesario, en tiempos donde la cultura pop ha dejado de creer en los mitos.

Y esa es la verdadera hazaña. Porque más allá de los números, las recaudaciones y los titulares del lunes, Superman ya ha ganado. No necesita los mil millones en taquilla que muchos le exigen. Lo que ha conseguido James Gunn es devolver al mundo la idea misma del Hombre de Acero como figura cultural viva, reconocible y venerada.

Un regreso que va más allá de la taquilla

La industria del cine lleva años midiendo el éxito con una sola vara: la taquilla. Todo lo que no alcanza cifras desorbitadas parece condenado al olvido o al fracaso inmediato. En ese contexto, Superman parte con un listón peligrosamente alto. Hablamos de una inversión de 200 millones de dólares y una campaña promocional global que ha llenado desde marquesinas hasta juguetes, desde redes sociales hasta parques temáticos. Pero ese gasto, que suele convertirse en presión, aquí opera como síntoma de algo más profundo: la necesidad de devolverle al personaje su lugar en el mundo.

Durante los años de Zack Snyder, Superman se convirtió en un espectro de lo que era. Imponente, oscuro, solemne hasta el paroxismo. Un dios sin humanidad. Un símbolo sin símbolo. La versión de Henry Cavill, aunque el actor era perfecto, vivía atrapada en una visión del personaje que renegaba de su esencia más luminosa. Ahora, con David Corenswet como nuevo Kal-El, la luz ha vuelto. Y con ella, la esperanza.

James Gunn ha devuelto la fe en Superman

Cuando James Gunn asumió el reto de dirigir Superman, muchos creyeron que el director de Guardianes de la Galaxia y El Escuadrón Suicida no era el adecuado. Demasiado irreverente. Demasiado gamberro. Y, sin embargo, esa misma energía ha servido para mirar al personaje con nuevos ojos. No con cinismo, sino con reverencia. No con nostalgia, sino con propósito.

La estrategia ha sido clara: restaurar los valores fundacionales del mito. En cada tráiler, póster o declaración pública, Superman ha vuelto a ser el símbolo de lo mejor que podemos ser. Ha vuelto el idealismo. Ha vuelto la honestidad emocional. Y ha vuelto, incluso, esa inocencia poderosa que alguna vez representó el “sueño americano” en su forma más pura.

Y eso, por sí solo, ya es un milagro en una era que ha perdido la fe en sus propios ídolos.

El triunfo invisible de la cultura

Uno puede medir los millones. Lo que no se puede cuantificar es el efecto cultural de un emblema que vuelve a tener sentido. El escudo de la esperanza ha vuelto a colarse en mochilas, camisetas, avatares y conversaciones cotidianas. Superman está, una vez más, en boca de todos. No por una escena postcréditos, ni por un escándalo, ni por la nostalgia hueca. Porque ha sabido volver al centro del debate cultural como lo que siempre fue: un faro en mitad de la tormenta.

'Superman' no necesita ser un éxito en taquilla, porque ya ha hecho lo imposible: resucitar al personaje
Imagen promocional de David Corenswet como El Hombre de Acero
DC Studios

Y en ese sentido, Superman ya ha hecho lo imposible. Ha reconectado con la masa sin renunciar a su esencia. Ha generado expectación no por el morbo, sino por el ideal. Y ha resucitado, literalmente, a uno de los grandes mitos del siglo XX. Lo ha actualizado para un mundo que lo necesita más que nunca.

No es solo una película, es una redención simbólica

La narrativa de Superman en el siglo XXI ha sido la de una caída. Desde la muerte de Christopher Reeve hasta el olvido paulatino tras El Hombre de Acero, el personaje se convirtió en una reliquia con cada vez menos eco. Pero esta nueva película es una redención. Y no solo para el personaje, sino para una generación entera que creció soñando con héroes que no mataban, que no mentían, que no se quebraban por dentro.

Por eso, aunque la película recaude 600, 800 o incluso solo 400 millones, su verdadero valor no se encuentra en la cuenta de resultados. Lo mismo sucede si rompe la barrera de los mil millones. Da igual. Superman ya ha triunfado porque ha recordado al mundo que los ideales no están pasados de moda. Que la bondad no es una debilidad. Que la justicia todavía puede tener rostro humano.

James Gunn no solo ha dirigido una película. Ha construido un acto de fe.

Superman y la recuperación del mito

'Superman' no necesita ser un éxito en taquilla, porque ya ha hecho lo imposible: resucitar al personaje
Fotograma de ‘Superman’ (2025) con David Corenswet como Kal-El
Warner Bros.

En una época en la que los superhéroes comienzan a mostrar signos de fatiga, donde los espectadores sienten que han visto todas las variantes posibles del género, Superman ha regresado para recordar que su fuerza está en el mito, no en el espectáculo. En la emoción contenida, no en la ironía postmoderna.

La película llega a los cines como un clavo ardiendo al que muchos quieren agarrarse. Porque en medio de un mundo descompuesto, de una industria convulsa y de un público cada vez más descreído, Superman vuelve a recordarnos que aún hay lugar para la grandeza. Que aún podemos creer que alguien, en algún lugar, elegirá hacer lo correcto porque es lo correcto. Y eso, por improbable que parezca, vuelve a conmovernos.

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