Alfonso VI y Constanza de Borgoña aún no lo sabrían, pero harían historia con la niña que estaban a punto de traer al mundo. Urraca I de León nació al rededor de 1081 y fue criada y educada desde un principio como única heredera al trono de su padre, pues era la primera y no tenía hermanos varones.

El Rey tuvo una amante con la que tuvo dos niñas mayores que Urraca, pero que no podrían ser herederas legítimas ya que fueron concebidas fuera del matrimonio. Esto la posicionó en primera línea de sucesión.
Apartada por ser mujer
Esta idea no terminaba de entrar en la cabeza de su padre, tras conocer que su esposa Constanza de Borgoña no podría darle más hijos, buscó alguna alternativa o remedio a lo que estaba ocurriendo. Entonces apareció ella, Zaida, princesa de al-Ándalus bautizada como Isabel tras su conversión al cristianismo.
Le dio un hijo varón al que llamaron Sancho, justo lo que necesitaba el Rey para apartar a la heredera del trono. El pequeño recién nacido pasó a ocupar la primera línea de sucesión de la corona leonesa.
Los planes de la frustrada heredera -por el momento- ya encajaban con lo que tenía planeado su padre para ella desde el día que nació. Fue casada siendo menor de edad con un hombre al que su progenitor le debía algún que otro favor. Raimundo de Borgoña era noble, fue padre junto a Urraca y tuvieron un hijo varón que sería el futuro rey Alfonso VII.
Heredera al trono
Su medio hermano Sancho, fruto del matrimonio con la princesa árabe, y su padre Felipe VI fallecieron. Esto volvió a posicionarla como heredera en la primera línea de sucesión, convirtiéndose en la primera reina de España.

Antes de morir su esposo y su padre, Alfonso VI había acordado otro matrimonio para su hija con Alfonso I de Aragón. El interés principal con el que el difunto rey había consolidado este matrimonio, fue para fortalecer las relaciones entre los reinos cristianos. Lo que resultó ser un fracaso pues el rey aragonés quería hacerse con los territorios que estaban bajo el mando de la reina Urraca I: León, Castilla y Galicia.
Esta relación además de estar marcada por diferentes intereses territoriales, también es recordada por el maltrato que recibía la reina. Finalmente este matrimonio acabó, siendo repudiada por parte del aragonés. Para la reina esto no fue un problema o impedimento, fue la mejor noticia que le podían dar. Cortar cualquier enlace matrimonial la permitiría gobernar la Corona durante más de 20 años y asegurar el trono a su hijo Alfonso VII, de su anterior matrimonio.
Nunca más se casó, pero se conoce que tuvo algún amante con el que se volvió a quedar embarazada. Murió el 8 de marzo de 1126 en el quinto parto que tuvo debido a algunas complicaciones que se produjeron en el nacimiento del bebé.
Ley de Sucesión
Aunque algunas reinas ya hayan reinado en España, la Corona Española sigue siendo hereditaria y por tanto, sigue una ley para escoger al futuro heredero de entre los sucesores que puedan optar a ella.
El artículo 57.1 de la Constitución Española recoge entre algunos que otros requisitos establecidos, que el hombre tendrá preferencia frente a la mujer en el mismo grado de consanguinidad a pesar de que el varón sea menor que la mujer.

