Según datos del Ministerio de Defensa de 2024 16.260 mujeres pertenecen al Ejército. Esto supone un 13,2% del total de los efectivos.
Esta cifra también está relacionada con la entrada de la Princesa de Asturias en la Academia General Militar de Zaragoza en 2023.
El 22 de febrero de 1988 se aprobó el Real Decreto-ley 1/1988. En él se recoge por primera vez en la historia militar española la regulación de la incorporación de la mujer a las Fuerzas Armadas.
Mucho antes de que las leyes reconociesen el papel de la mujer en el ejército, ya existían mujeres que querían formar parte de él.
La primera militar española se hizo pasar por un hombre
Nuestra historia deja ver entre líneas que las primeras militares fueron anónimas. Existe muy poca información y archivos que permitan conocer su historia y sus inicios. Pero hubo una de ellas, una pionera que sí sabemos quién fue y quién quería ser.
Su ocurrencia más creativa para alistarse en el ejército ha hecho que su nombre perdure en el tiempo y sepamos quién es. Ana María de Soto y Alhama quería defender a España. No tenía nada a su favor, pero tenía la ilusión y las ganas de representar a su país en el frente.
Nació en Córdoba el 16 de agosto de 1775. Con apenas 18 años la joven cordobesa logra alistarse en el ejército como soldado de Infantería de Marina bajo el nombre de Antonio María de Soto. Tuvo que cambiar su apariencia y con él también su nombre.
Embarca con la sexta compañía del undécimo batallón en la fragata Nuestra Señora de la Mercedes, la Santa Dorotea, la Balvina y la fragata Matilde.
Un desenlace inusual
Con cuatro años de trayectoria militar, Ana María de Soto y Alhama, es descubierta. Esto provocó su expulsión inmediata del ejército y su retirada oficial.
A pesar de que destaparan su plan para poder ejercer la militancia de manera extra oficial, le concedieron la licencia de estanco en Montilla, localidad cordobesa.
Con el grado y sueldo de sargento 1º, además de dos reales diarios de pensión específicamente reconocido por el rey Carlos IV, Ana pasó el resto de su vida retirada del ejército.
Falleció el 4 de diciembre de 1833 a la edad de 58 años.
Abrió paso a las que después vendrían, he hizo constar que ellas también son capaces y merecen la oportunidad.

La zapadora Dorothy Lawrence
Nació el 4 de octubre de 1896 en Inglaterra. Desde muy pequeña mostró interés por la escritura, tenía el impulso de contarle al mundo lo que ocurría. Con el tiempo se daría cuenta que esta no era su verdadera vocación.
No tuvo una gran trayectoria académica, seguramente si hubiera tenido la oportunidad de estudiar la carrera de Periodismo le habría encantado. Aún así, el periódico The Times le publicó algunos artículos en varias ocasiones.
En 1914 con solo 20 años, a Lawrence le pilló la Gran Guerra en su país natal. Su instinto de supervivencia le decía que tenía que hacer algo por los demás y por ello viajó hasta Francia. Quería trabajar como corresponsal, pero ningún periódico la dio la oportunidad. A pesar de ser rechazada en numerosas ocasiones, y tener en contra también a las autoridades, decidió darse así misma esa oportunidad que tanto anhelaba.
Misma técnica, diferente época
Lawrence siguió los pasos de Ana María de Soto, esta vez con la ayuda de algunos soldados británicos. Adquirió la figura de un hombre y cambió su nombre: Dennis Smith. De nuevo el nombre y la apariencia son los primeros cambios que tuvieron que adoptar algunas mujeres para pasar desapercibidas.

Logró unirse al Cuerpo de Ingenieros Reales del ejército británico en el Frente Occidental (Francia). Esta vez, también con la ayuda de un zapador, se vio advertida por él en varias ocasiones por el alto riesgo que estaba asumiendo. Su cometido en el ejército era cavar trincheras y túneles donde todos se refugiarían. Pero las balas no eran el único motivo por el que debería estar alerta. Si el resto del cuerpo descubría quién era realmente, podrían aprovecharse de ella.
Pocos días después, la presión y el miedo de que la descubrieran empezó a apoderarse de ella. Temía también por sus compañeros, que la habían ayudado y no quería que salieran perjudicados. De esta manera se entregó de manera voluntaria, a pesar de las consecuencias que podía tener.
En un principio la arrestaron por la posibilidad de que fuera una espía o trabajara para el bando contrario. Fue enviada de vuelta a Inglaterra y el gobierno la prohibió publicar o contar su historia.
Fue una voz y una historia que trataron de borrar.
Deborah Sampson: rehusó del cirujano
Es el caso de una de las pioneras del ejército que mejor documentado está.
Nace en 1760 en una familia muy humilde de Massachusetts, que no le facilito ninguna oportunidad. Aprendió a leer y tejer por su cuenta, y con su conocimiento logra dar clases y conseguir algo de beneficio. Pero en 1780 su interés cambia y se alista en el Cuarto Regimiento de Massachusetts como Robert Shurtleff.

Ella llegó a liderar junto a otro compañero a un grupo de casi 30 soldados de infantería en las expediciones. Lideró redadas, cavó trincheras, capturó a soldados de otros bandos… Pasó completamente desapercibida, a pesar de algún susto que puso en peligro su secreto. Un bala alcanzó su pierna y prefirió poner en riesgo su vida antes de que un cirujano le extirpara la bala y se diera cuenta de que era una mujer.

Sampson enferma a causa de una epidemia que revela su secreto mejor guardado y recibe la baja honorable el 23 de octubre de 1783. Aunque ya no pertenecía al ejército, ella comenzó a participar en ponencias donde contó su historia, relató sus experiencias y sirvió de ejemplo para el resto de mujeres. Era la primera mujer estadounidense que se saltaba las reglas y lograba entrar en el ejército.
Todas ellas lograron algo: ser la primera, hacer historia, cumplir su sueño…Tienen en común muchas cosas, pero lo más importante es que sean recordadas y que jamás se olvide su historia.




