Cuando Marlen Reusser (Suiza, 1991) se enfundó este domingo el maillot arcoíris tras una contrarreloj de ensueño con un tiempo de 43:09, el mundo le devolvía a una deportista enorme la sonrisa que el verano pasado le borró la enfermedad y una durísima caída en el Tour de Flandes.
La prueba que por primera vez se disputaba en suelo africano, se realizaba sobre un exigente recorrido de 31,2 kilómetros con más de 500 metros de desnivel positivo, incluyó ascensos técnicos como la Côte de Nyanza y un final explosivo en el empedrado de Kimihurura finalizaba con la ansiada medalla de oro. Era la segunda ciclista de su país en conseguirlo.
Tras cruzar la meta en primer lugar, la integrante del equipo Movistar superaba a Anna van der Breggen y por 1 minuto y 4 segundos a la gran dama del ciclismo actual, Demi Vollering, también de Países Bajos.
“Todavía me cuesta creerlo, sigo asimilándolo”
Desde lo más alto del podio, la ciclista suiza de treinta y cuatro años valoraba su triunfo más balsámico. “Todavía me cuesta creerlo. Lo he intentado tantas veces que parece un sueño hecho realidad. Ha sido un esfuerzo enorme y sigo asimilándolo. Ha sido muy duro, pero lo he conseguido y estoy inmensamente feliz”, confesaba la ciclista suiza.
Y es que después de haber tocado techo en su triunfo personal con una medalla de plata en los JJOO de Tokio, Marlen Reusser no sabía que llegaría una etapa con tanto dolor.
Un Tour maldito
En el Tour de Flandes de 2024 a los pocos kilómetros de la salida, Marlen Reusser sufrió un feísimo accidente por el cual sufrió la fractura de la mandíbula, los dos conductos auditivos y ocho piezas dentales.
Cuando parecía que tras unas semanas duras, todo había quedado atrás, comenzó lo peor.
Covid persistente
Consiguió recuperarse de las secuelas de la caída en Flandes pero comenzaron a aparecer infecciones de garganta y bronquitis que en un principio parecían menores. Aquello dió paso a 14 días de fiebre continuada, cuando empezaron ya a saltar las alarmas.
El COVID afectó a Marlen Reusser de manera especialmente dura, fatiga crónica, virus estomacales… consecuencias derivadas de un virus que no eran capaz de eliminar.
“Entendía lo que significaba el diagnóstico. Pero no quería aceptarlo y apenas podía creerlo”, confesaba cuando tuvo que renunciar al sueño olímpico que había estado tres años preparando. Además de los Juegos de París tuvo también que renunciar al Mundial en el que su país era anfitrión. “Tengo que volver a estar sana”, anunciaba posponiendo sine die su retorno a las pistas.
El ansiado regreso
Al fin, con el nuevo año, Marlen Reusser pudo volver a competir. Lo hizo en Mallorca y ganando, en la Challenge de Mallorca, donde se llevó el Trofeo Palma Fèmina el 27 de enero.
Sus palabras como campeona del mundo cobran ahora todo el sentido: “Tengo que dar las gracias a todas las personas que me han apoyado en este camino. Son muchos años de pasión y de cariño, y esta victoria también es para ellos. Me hace feliz por mí misma y por toda la gente que siempre ha estado a mi lado”.
Ese respaldo lo ha sentido también de su nuevo equipo, Movistar, con el que fichó el 23 de octubre de 2024. Firmó un contrato por tres temporadas, hasta finales de 2027 en un momento en el que el equipo español había perdido a su gran estrella, Annemiek van Vleuten, quien precisamente fue oro en la prueba olímpica en la que Reusser fue subcampeona.
Ciclista casi por casualidad
Marlen llegó al mundo del deporte, casi de manera casual. Desde niña mostró interés por la música, (estudió violín) y por las artes, pero cuando llegó la hora de formarse universitariamente optó por la medicina. Trabajó como médica asistente en cirugía en el hospital de Langnau y cuando descubrió el ciclismo en una carrera universitaria quiso compatibilizarlo durante sus primeros años en la competición. “Era agotador” recordaba en una entrevista para la televisión suiza.