Michele Kang nació en una Corea del Sur, donde ser mujer implicaba limitarse a las expectativas sociales establecidas: estudiar, casarse, formar una familia.
Hija menor de tres, vivió bajo la sombra de la decepción familiar por no ser el hijo varón que sus padres esperaban, mientras sus hermanas mayores recibían las atenciones y privilegios que ella nunca obtuvo al llegar.
Pero Kang no aceptó ese destino. Desde joven comprendió que las normas podían desafiarse.
En esa Corea de los años ochenta, viajar sola al extranjero para estudiar era impensable para muchas jóvenes; para Kang, era una meta.
Se rebeló ante su padre, que era profesor, y logró marcharse a los Estados Unidos para cursar la universidad. Esa fue una primera gran victoria: no sólo abrir un camino distinto para ella, sino poner en evidencia la desigualdad de género con hechos concretos.

Compromiso con la excelencia
Esa vivencia temprana hizo que Kang no sólo comprendiera la desigualdad, sino que la convirtiera en motor de acción.
Su filosofía: ofrecer a las deportistas los recursos, la infraestructura y el personal más cualificado para que puedan entregarse al máximo sin distracciones externas.

En su visión, ellas sólo deberían preocuparse de jugar y rendir al 100 %, sin cargas añadidas. Si fracasan, que sólo puedan reprocharse a ellas mismas, pues cualquier otro impedimento habría sido superado con preparación.
Cuando Kang asumió responsabilidad en el Lyon, preguntó inmediatamente: ¿qué hace falta para que las mujeres tengan un seguimiento deportivo y médico comparable al de los hombres? Esa fue su meta principal.
Hacer que la atleta no sea la excepción, sino la norma; hacer que los recursos no sean un privilegio sino un derecho.
Fichajes sí, récord no
Ante los rumores surgidos por el fichaje de Grace Geyoro desde el PSG, inicialmente difundido como un traspaso récord de £1,4 millones, Michele Kang zanjó la polémica: ni London City Lionesses ni ninguno de sus tres clubes han pagado jamás una cifra semejante.
Tras una ventana de mercado con 16 incorporaciones permanentes para el London City Lionesses, la propietaria explicó que los montos reales son confidenciales, pero desmintió que el monto repercutido en lo medios, se alejaba por un margen muy amplio de la realidad.
Kang, partidaria de que el mercado crezca y se rompan récords en el futuro, subrayó el dato que el gasto máximo por un jugador que realizaron fue un millón (aprox. £864.000).
Acto de rebeldía
Hoy en día, Michele Kang se encuentra en una posición de influencia. Inmigrante en Estados Unidos, dirige esfuerzos para que mujeres jóvenes en el fútbol sean tratadas con justicia, según su talento y méritos, sin importar su género, su origen o las expectativas sociales que les rodean.
Bajo su liderazgo, el fútbol femenino cuenta ya con estructuras más profesionales, equipamientos adecuados, personal médico especializado, seguimiento psicológico, instalaciones dignas.
Ya no se trata sólo de jugar; de competir al más alto nivel; se trata de garantizar que quienes lo hacen estén en las mismas condiciones que cualquier deportista masculino.
Justicia e igualdad en el juego
Lo que Michele Kang está logrando en el fútbol femenino es muchísimo más que éxitos deportivos: es justicia, igualdad y cambio estructural.
Es demostrar que aquello que muchas consideran utopía es posible si alguien está dispuesta a desafiar las reglas, a ir contra la corriente, a no aceptar menos.
Y mientras algunos se sorprenden de sus exigencias — que las mujeres tengan lo mismo que los hombres —, Kang demuestra que no es una petición excepcional, sino lo mínimo que debe exigirse cuando el talento y la pasión están presentes.