BALONCESTO

No lo llamen milagro, llámenlo Mariona Ortiz

La capitana del Casademont Zaragoza se vistió de MVP y heroína para protagonizar una gesta que lleva a su equipo directo a la Euroliga

Mariona Ortiz

“Quien no crea, que no venga”. Ese fue el aviso que Mariona Ortiz, la protagonista de esta historia, se encargó de difundir. Ella creía, vaya sí creía. Y el tiempo, como a los sabios, le ha dado la razón. Porque ella, capitana y buque insignia del Casademont Zaragoza, se vistió de MVP, de heroína, de maga, de genia… de todo lo que puedas pensar para llevar a su equipo a una gesta histórica.

Hoy Zaragoza sigue relamiéndose con la resaca de un día inolvidable, de una noche para el recuerdo. No era fácil, pero al igual que Mariona, ellos también creyeron. E, indudablemente, no se fallaron. Una sobre el parqué, el resto en una grada que se volcó de lleno con una misión. Ser la jugadora número 6 para remontar al Zabiny Brno y colarse en la Euroliga.

Lo que parecía una utopía tras el descalabro del Casademont en el primer partido terminó convirtiéndose en una realidad. Así es el deporte, tan impredecible como apasionante. Pero eso sí, sostenido en los cimientos de una mujer para la historia: Mariona Ortiz. Un ejemplo de lucha, entrega y sacrificio hasta en sus peores momentos.

Mariona Ortiz

26 puntos, 9 asistencias, 31 de valoración…

A sus 33 años y siendo su cuarta temporada en Zaragoza, Mariona es de esas jugadoras que parecen haber nacido para vestir de rojilla. Es difícil de explicar, pero son casos especiales en los que el destino acaba uniendo dos caminos que tenían que cruzarse en algún momento porque son el uno para el otro.

Eso es lo que ocurre con Mariona y Casademont Zaragoza. Es su lugar idílico y el Príncipe Felipe lo dejó claro al rendirse totalmente a la base española. No era para menos, en sus espaldas se había gestado la remontada. Sus números hablan por sí solos: 26 puntos, 9 asistencias, 2 rebotes, 2 robos y ¡31 de valoración!

El final del partido, de infarto, tenía que llevar su sello. Liderando a sus compañeras de batalla y alentando a la “Marea Roja” para dar el último empujón. Mariona se merecía un partido así. Se lo debía a ella misma para espantar malos recuerdos. Lo necesitaba para escapar de unos meses complicados.

El final del EuroBasket, en la retina

A día de hoy Mariona sigue cicatrizando dos grandes heridas. Una deportiva, la otra personal. Lo segundo deja en la pura indiferencia a lo primero. El pasado 9 de septiembre tuvo que lamentar la pérdida de su padre. Un dolor que va por encima de las emociones que genera el deporte y los resultados.

Sin embargo, para afrontar ese momento, la capitana de Casademont cargaba también con una huella complicada de borrar. Esa última jugada fatídica del EuroBasket. Esa precipitación impropia de una figura como la suya. Un momento de tensión que le puso en el centro de la diana. De aquello ya no hay solución y no queda otra que seguir hacia delante y ser mejor.

Sobre eso se ha construido la estrella que es a día de hoy la base española. Ella misma no rehuyó entonces cuando las críticas se cebaban con ella. “Nunca ha sido mi estilo no asumir, todo lo contrario, no hay jueza más dura que yo misma. Siempre trato de hacerme responsable de mis errores, aceptar lo que viene con ellos, aprender y ser mejor”.

Mariona Ortiz

Una imagen para la historia

Hay momentos y escenarios que recuerdan al pasado, a recuerdos especiales. Casualidad o no, al término de la épica remontada, el pabellón Príncipe Felipe fue testigo de uno de ellos. Como si de una gladiadora que ha prolongado su vida sobre la arena y ha salido victoriosa de la batalla, Mariona Ortiz fue elevada al cielo.

Por sus compañeras, por su equipo, por su familia que viste de rojiblanco. Todas la identificaron como la líder, la gran estrella. Y entonces, como si de un déjà vu se tratara, Mariona emuló aquella mítica imagen de Kevin Magee a hombros tras ganar la Copa con CAI Zaragoza en 1983.

Aquel título cambiaría para siempre la historia de una ciudad unida al baloncesto. Fue la semilla que dio paso a todo lo que ha venido posteriormente. 42 años después se vivió algo parecido con Mariona como protagonista. Otra instantánea para la historia. La de una noche épica en la que no sucedió un milagro, sucedió que en la pista había una jugadora diferente que responde al nombre de Mariona Ortiz.

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